Corría el minuto 30 del primer tiempo de la Supercopa europea y el Chelsea de Mourinho estaba barriendo al Bayern de Guardiola. Las numerosas bajas en el centro del campo bávaro habían obligado a Pep a colocar a Kroos como mediocentro y la inexperiencia del ex Bayer Leverkusen en esa posición estaba afectando seriamente al desempeño de su equipo. Fue entonces cuando Lahm le ordenó a Toni que intercambiara posiciones con él y pasara a jugar de interior. El rendimiento del Bayern mejoró automáticamente. Para sorpresa de todos, el mejor lateral derecho del mundo firmó una gran actuación como ‘5’ posicional. “Philipp es el jugador más inteligente que he dirigido en mi carrera”, declaró Guardiola después del partido. No era para menos, el capitán había descubierto la solución a un problema que venía molestando a su entrenador desde el principio de la temporada. Después de probar y probar, Pep por fin había encontrado a su mediocentro.
Lahm ha jugado como ‘5’ todos los partidos desde aquella final en Praga. Gracias a él, Pep por fin ha podido alinear a dos mediocampistas puros por delante del mediocentro y prescindir de esos ‘falsos interiores’ que tantas dudas habían creado en el juego de su equipo durante el mes anterior. El hecho de que tanto Schweini como Kroos puedan ocupar la posición de mediocentro temporalmente a lo largo del partido ha mejorado muchísimo la fluidez en la circulación de balón del Bayern. Si bien Lahm ejerce de pivote la mayor parte del tiempo, su gama de movimientos dista mucho de las del tieso Schweinsteiger que vimos durante las primeras jornadas de liga. Cuando Philipp ve un espacio libre no duda en atacarlo porque sabe que su espalda va a ser cubierta por cualquiera de sus dos compañeros. Así, el Bayern le saca provecho a situaciones que antes desperdiciaba por el miedo de Bastian a conceder espacios a la contra. Las rotaciones son constantes y los rivales sufren mucho para realizar las coberturas necesarias. Guardiola sonríe.
Pese a ello, las mayores ventajas de la nueva posición de Lahm no radican ahí. Todo lo antes explicado también podría verse con el ’21’ jugando de interior. Entonces, ¿por qué alinearlo de mediocentro? La principal razón es que no hay ningún jugador en la plantilla del Bayern que sepa proteger el balón mejor que el capitán. Ya explicamos en la anterior edición que la obsesión de Guardiola con no perder el balón en la salida lo ha obligado a insertar al mediocentro entre los centrales cada vez que el Bayern saca el balón jugado desde atrás. Así, el de Santpedor se asegura tener una superioridad numérica frente a los delanteros del otro equipo. De hecho, cuando en el partido ante el Schalke los de Gelsenkirchen amagaron con presionar con tres hombres, Schweinsteiger bajó inmediatamente a formar una linea de cuatro atrás para garantizar una salida limpia. Es en este aspecto que Lahm se ha vuelto crucial. El capitán nunca la pierde. Su brutal capacidad de giro lo hace inmune a cualquier presión rival y garantiza que el Bayern siempre salga con la pelota controlada desde atrás. Philipp la retiene y hace la pausa necesaria para que sus compañeros asuman las posiciones diseñadas por su entrenador para garantizar un mejor desenvolvimiento en fase ofensiva. Es aquí donde nos encontramos con el principal cambio implementado por Guardiola con respecto al anterior mes y la mayor causa de la mejora de juego en el equipo: el 3-4-2-1
Contaba Guardiola en Buenos Aires que la principal razón que tuvo para reinventar a Messi como ‘falso 9’ fue que con el argentino jugando en esa posición el Barcelona pasó a tener un efectivo más en el centro del campo. El hecho de tener siempre superioridad numérica en el medio sumado a la excelsa técnica de la gran mayoría de sus futbolistas garantizaba que en todos los partidos el balón fuera blaugrana. En Múnich, Pep ha vuelto a innovar y ha optado por hacerse dueño de la posesión a través de la implementación de falsos laterales. Cuando Lahm baja a recibir de su portero, Rafinha y Alaba suben 30 metros y se colocan a la misma altura de los interiores. Los dos laterales centran su posición y le permiten a su equipo tener hasta cuatro referencias en el carril central, una al lado de la otra. Esto provoca que el mediocentro del Bayern tenga más opciones que nunca para continuar la jugada y filtrar balones a la espalda de los mediocampistas rivales. Las recepciones de los interiores en tres cuartos se han hecho más comunes y los rivales nunca han sufrido tanto para orientar la salida del equipo bávaro hacia las bandas.
Llegados a este punto, toca explicar la razón por la que el Bayern ha mejorado ostensiblemente su juego en este mes de septiembre. Robben declaró hace unas semanas, en una entrevista concedida a la revista Kicker, que una de las principales diferencia entre Guardiola y Heynckes era que el de Santpedor estaba obsesionado con fabricar 1v1s. “En la anterior temporada nos enfrentábamos siempre a situaciones de uno contra dos o uno contra tres. Pep quiere generar más duelos directos”. Pues bien. La introducción del 3-4-2-1 tiene exactamente eso como principal objetivo.
Al juntar a cuatro jugadores en la misma zona del campo, el Bayern obliga a sus rivales a estrechar su linea de mediocampistas para evitar recepciones en el carril central. Este movimiento no hace más que beneficiar a Ribéry y Robben que quedan en un constante uno contra uno ante sus laterales. Es impresionante la cantidad de recepciones limpias que logra generar el Bayern cerca de las lineas de cal. Quien quiera un ejemplo que repase el partido de liga disputado en el Veltins Arena contra el Schalke 04. Dante encontraba una y otra vez a Ribéry abierto en banda porque Farfán, el teórico encargado de tapar esa linea de pase, tenía que centrar su posición constantemente para evitar las recepciones de Alaba. El lateral derecho local, Uchida, se vio obligado a enfrentar al mejor futbolista de la anterior Champions League sin ayuda alguna durante todo el encuentro. Resultado final: 0-4 y una profunda humillación para el club de la cuenca del Ruhr ante uno de sus más grandes rivales.
El partido fue un claro ejemplo de lo que puede lograr el sistema de Pep cuando funciona a la perfección. Guardiola ha conseguido que dos de sus futbolistas más diferenciales reciban siempre solos y en ventaja. La pausa de Lahm en la salida permite que cuando el balón llegue a Robben y Ribéry, el equipo esté tan bien parado que estos puedan arriesgar todo lo que quieran sin miedo a ocasionar una contra. Los resultados han sido devastadores. Ambos están teniendo un rendimiento espectacular.
Como última duda queda saber si Lahm mantendrá su lugar como mediocentro cuando la enfermería del Bayern se vacíe. Por más que Rafinha esté cumpliendo mucho mejor de lo esperado, alinearlo cuando la temporada esté en juego sigue antojándose bastante riesgoso. Además, hay pocos jugadores en el mundo que se puedan adaptar mejor que Lahm a ese rol de ‘falso lateral’ del que Pep está sacando tanto provecho. Lamentablemente las lesiones de larga duración de Javi Martínez y Thiago Alcántara han hecho que la decisión se posponga un poco más. Esperaremos atentos.
0. Introducción a La evolución táctica del Bayern de Guardiola
* Ignacio Archondo.
– Fotos: SID – Peter Powell (STR)
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