Termina el primer mes de competición oficial para el Bayern 2013-2014 y, si bien las sensaciones no siempre han sido positivas, la conquista de la Supercopa Europea ha instaurado la calma en el entorno del gigante bávaro. La anterior entrada la dedicamos casi en su totalidad a explicar el porqué de la insistencia de Guardiola en salir por dentro y los grandes beneficios que ese cambio podía traerle al Bayern. Pues bien, las diversas lesiones en la plantilla, unidas al bajo estado de forma de Schweinsteiger, han hecho que, por ahora, el ajuste haya quedado relegado a un segundo plano. Incapaz de llevar a cabo su cambio más importante, Guardiola ha dedicado el mes a introducir varios ajustes para permitir a su equipo superar más fácilmente su gran punto débil: el achique lateral.
Puede parecer una exageración, pero todos los equipos que ha enfrentado el Bayern durante el mes de agosto han usado el mismo plan de base. Inspirados en la forma en la que el Borussia Dortmund ha maniatado al club bávaro en el último años, tanto Mourinho como Streich, pasando por Veh o Favre, han parado a sus equipos en sendos 4-4-2 destinados a expulsar la salida del Bayern hacia las bandas. Aunque el escalonamiento de los dos delanteros ha variado en cada partido, el objetivo de estos siempre ha sido obligar a los dos centrales bávaros a jugar el balón hacia afuera. De esta manera se busca minimizar la incidencia de los interiores en el juego de los de Guardiola y acorralar al Bayern en un costado.
Ante esto, Pep ha introducido dos importantes ajustes: el primero consiste en pedirle a Schweinsteiger que se inserte entre los dos centrales cada vez que su equipo saca el balón jugado desde atrás. Bastian todavía arrastra las secuelas de su última lesión y su capacidad de giro está seriamente afectada. Al retrasar su posición, el ‘31′ se aleja de la presión rival y puede recibir el balón con más tiempo para pensar y ejecutar. Además, mediante este movimiento su equipo se asegura una superioridad numérica ante los dos delanteros rivales, minimizando así el riesgo de una eventual perdida en salida. Suena bien, pero aún así el Bayern ha sido incapaz de sacar el balón jugado por dentro. La lesión de Thiago ha obligado a Guardiola a tener que alinear siempre a un falso interior (Müller, Shaqiri, Götze) en el medio y la generación de lineas de pase por detrás de la linea de presión rival se ha visto debilitada. Esto le ha complicado aún más el trabajo a un ya limitado Schweinsteiger a la hora de filtrar balones hacia adelante y al Bayern no le ha quedado otra que salir por las bandas.
Es aquí donde entra el segundo ajuste introducido por Guardiola. El de Santpedor quiere que cuando su equipo se vea forzado a salir por fuera, lo haga en mejores condiciones. Pep ha ideado una serie de movimientos en la salida que mejoran ampliamente la situación del primer receptor y hacen que al rival le resulte más complicado aislarlo en una banda. Cuando el balón va hacia uno de los centrales, el lateral se mete por adentro y es el extremo el que se pega a la cal para recibir abierto.
El recurso se ha visto en ambas bandas, pero ha sido en la izquierda donde se ha mostrado más diferencial. Alaba dobla a Ribéry por dentro, arrastrando a su marca y generando un espacio para que el francés reciba con tiempo para decidir. Al jugar a banda cambiada, el ‘7’ tiene más recursos de los que tendría un lateral en una salida externa tradicional. Puede conducir hacia adentro, hacer un cambio de orientación o buscar el desmarque de Alaba en profundidad.Como cuarta opción queda el apoyo en corto con Kroos, interior izquierdo y tercer vértice del triángulo. El alemán ha cuajado excelentes actuaciones durante todo el mes. Su tarea: compensar los movimientos de sus compañeros y garantizar la fluidez en ese costado se ajusta muy bien a sus características. Las geniales combinaciones entre los tres jugadores le han permitido al Bayern superar constantemente los achiques laterales de sus rivales y plantarse en fase ofensiva con una facilidad extrema. Si a esto le sumamos el hecho de que, gracias al movimiento, Ribéry ha visto multiplicados sus contactos con el balón, no cabe más que alabar a Guardiola. El ajuste es brillante.
Hasta aquí todo bien, el Bayern ha sabido llegar a tres cuartos con bastante suficiencia. La banda izquierda ha funcionado de mil maravillas y todos los rivales se han visto forzados a replegar en su propio campo. Los de Guardiola viven en un constante ataque estático y es ahí donde surgen la mayoría de sus problemas.
Al jugar con un sólo mediocentro, la capacidad de corrección tras perdida es mucho menor. El Bayern de Heynckes arriesgaba muchísimo el balón porque sabía que, si lo perdía, atrás estaban Schweinsteiger y Javi Martínez para realizar todas las coberturas necesarias. Remates desde afuera del área, centros, verticalidad pura. Con Guardiola, el conjunto bávaro sólo cuenta con un jugador en esa zona; por lo que, para no sufrir exageradamente en transición defensiva, es necesario que el equipo baje una velocidad y sea más paciente en cada posesión.
El Bayern tiene que asentarse antes de poder arriesgar. Asegurar ese pase extra forzaría al rival a replegar más profundamente y haría más complicada una eventual contra tras robo. Es a partir de este principio que se explica la reconversión de Lahm a la posición de interior. A diferencia de la gran mayoría de sus compañeros, el capitán de Alemania entiende que no se tiene que buscar la portería en cada acción. Su presencia en el mediocampo le asegura a Guardiola esa paciencia necesaria para asentar cada fase ofensiva y su excepcional técnica y capacidad de giro son perfectas para alcanzar las cotas de posesión que Pep desea. Quitársela a Lahm es muy, muy complicado y hasta que sus compañeros no terminen de asimilar el nuevo ritmo impuesto por su entrenador, lo más normal es que lo sigamos viendo en el centro del campo.
Eso sí, que nadie se equivoque. El Bayern no va a ser nunca un equipo de control total como era, por ejemplo, el Barcelona 2010/11. No tiene jugadores para serlo, y copiar ese modelo atentaría contra la naturaleza de varios de sus futbolistas. Guardiola sabe que es necesario encontrar un punto medio y hasta ahora el Bayern no ha logrado alcanzarlo del todo. En todo el mes de agosto, el gigante bávaro ha alternado partidos de control total, pero muy pocas ocasiones claras a favor (Frankfurt, Nürnberg) con encuentros donde ha logrado convertir al portero rival en figura, pero ha concedido demasiadas facilidades en transición defensiva (Gladbach, Chelsea).
En su búsqueda por dar con la tecla, el equipo a veces ha sido demasiado conservador. El mejor ejemplo de ello fue la primera parte del clásico de Baviera contra el Nürnberg. Los de Guardiola rozaron por varios momentos el 90 % de posesión, pero en ningún momento pareció que su rival sufriera para defenderlos. El juego era demasiado pausado y la circulación demasiado lenta. Para un equipo acostumbrado a tener un volumen ofensivo casi abusivo, el no generar ocasiones lleva rápidamente a la desesperación, por lo que se alcanza el otro extremo: una verticalidad excesiva. El Bayern comienza a precipitarse y sufre las consecuencias. La espalda de Kroos se convierte en una autopista para las contras de sus rivales, que en tres toques se plantan en el área de Neuer sin necesidad de grandes proezas asociativas. Quien tenga dudas que vea el partido contra el Gladbach y observe la facilidad con la que Arango y Herrmann causaban estragos en cada contragolpe. En los 6 partidos disputados en el mes de agosto, han sido muy pocas las veces que el Bayern ha encontrado el término medio que su entrenador busca.
El partido contra el equipo de Favre terminó, como no podía ser de otra manera, con Lahm jugando de interior y Pep bastante molesto en la banda. El éxito de su idea depende principalmente de que sus jugadores logren asimilar el cambio de ritmo arriba. El desafío es complicado: si estás acostumbrado a ganar con algo, ¿para qué cambiar? De momento, el triunfo en la final de la Supercopa europea y el gran juego desarrollado durante gran parte de ella le han otorgado a Guardiola argumentos extras para convencer a sus jugadores de que el cambio les puede resultar beneficioso. El siguiente mes se antoja clave.
0. Introducción a La evolución táctica del Bayern de Guardiola
* Ignacio Archondo.
– Fotos: Sven Simon (picture alliance) – AP – Petr Josek (Reuters)
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