El Bayern Múnich se ha consagrado campeón de la Bundesliga y lo ha conseguido antes que cualquier otro equipo en la historia. Un logro mayúsculo que sin duda refleja la gran calidad del conjunto de Guardiola, pero también destapa la pobre reacción de la liga al trabajo del de Santpedor. Generalizando un poco, podemos resumir lo intentado contra el Bayern esta temporada a tres categorías: el 4-4-2 que intentaba orientar la salida bávara hacia afuera, el 4-4-2-0 con líneas muy juntas y la reciente presión alta llevada a cabo por diferentes equipos en el último mes. Ninguna ha terminado de funcionar del todo. El Bayern ha seguido sumando puntos como una apisonadora porque su entrenador siempre ha logrado encontrar soluciones a todo lo presentado por sus rivales. No han sido pocas las veces en las que ha dado auténticas clases maestras de dirección de campo, alterando completamente el desarrollo de los partidos mediante sus decisiones. Martin Rafelt, de Spielverlagerung, lo sintetizó a la perfección hace un par de semanas: “Cuando juegas contra el Bayern no solo tienes que vencer al equipo, también tienes que vencer al entrenador”. Lo cierto es que, si te enfrentas a Guardiola, el tiempo siempre juega en tu contra.
Comencemos exponiendo la última reacción de la Bundesliga al trabajo de Pep y el recurso que más daño le ha causado a su Bayern en lo que va de temporada: la presión alta. El primer entrenador en ponerlo a prueba con relativo éxito fue Gertjan Verbeek, del Núremberg, que paró a su equipo en un 4-1-4-1 con líneas muy adelantadas y agresivas. El técnico holandés le pidió a sus dos interiores que ejercieran una marca muy intensiva sobre Lahm y Thiago, que nunca lograron encontrar espacio para girarse y sacar el balón jugado. Además, los dos extremos locales encimaron continuamente las recepciones de Rafinha y Alaba, ejerciendo muchísima presión sobre Boateng y Dante, que en ningún momento encontraron compañeros cercanos con quienes descargar. Ese día, el Bayern terminó imponiéndose gracias a dos acciones aisladas que dinamitaron la moral del Núremberg, pero en el aire quedó la sensación de que por más que Guardiola haya perfeccionado al máximo la salida de balón de su equipo, el poco talento de sus centrales siempre termina dejando una rendija abierta al error. Guardiola ha mejorado muchísimo el manejo de balón de Dante y Boateng a la hora de sacar el balón jugado. Esta temporada hemos visto jugadas del exjugador del Manchester City en salida que nunca hubiéramos imaginado hace un par de años. Aun así, ambos centrales siguen teniendo serios problemas a la hora de interpretar cuándo la situación es propicia para insistir en salir por abajo y cuándo es mejor jugar un balón en largo. Esto hace que los errores en salida del Bayern nunca dejen de ser una posibilidad dentro del partido. Robarle el balón arriba a los de Guardiola es difícil, pero no imposible, y cada vez más equipos parecen dispuestos a probarlo. Wolfsburgo y Mainz lo intentaron en las últimas semanas con resultados diversos que ya explicaremos más adelante. Cabe aclarar que desplegar una presión alta conlleva un altísimo riesgo. Te expones a que tanto Ribéry como Robben reciban con tiempo para causar muchísimo daño. Si el Bayern logra salir, el contrario está muerto, pero los entrenadores parecen haber decidido que jugársela arriba es menos arriesgado que intentar aguantar noventa minutos atrás. La conclusión suena acertada, pero tiene ciertas limitaciones que no tardaron en salir a flote. Se criticó mucho a Wenger por no salir a presionar desde un inicio en el Allianz para intentar remontar la eliminatoria, pero vista con perspectiva, la decisión parece más que acertada. El francés probablemente había visto el 1-6 que de Guardiola le había endosado al Wolfsburgo días antes del partido y llegó a la conclusión que presionar desde el primer minuto solo podía ser contraproducente. El motivo se explica en base a dos razones. La primera es que ir a presionar arriba sabiendo que cualquier error va a ser severamente castigado conlleva un esfuerzo mental difícilmente sostenible durante noventa minutos. Saber que cualquier paso en falso puede terminar volando por los aires todo el trabajo realizado es un ejercicio muy difícil de aguantar para la gran mayoría de los futbolistas. Le pasó al Wolfsburgo y le pasó al Núremberg, que terminaron sus partidos exhaustos y totalmente dominados. Pese a un notable esfuerzo inicial, el Bayern terminó barriéndolos del campo. La segunda razón ya la explicamos en la introducción. Guardiola es un maestro de la salida de balón y esta temporada está particularmente inspirado. Presentes la presión que presentes, él siempre va a terminar encontrando la solución para salir de ella. Wenger decidió aguantar atrás durante una hora y jugársela en los últimos treinta minutos porque sabía que, con el tiempo, cualquier medida ganadora terminaría perdiendo su efecto. Si sabes que tu acción más efectiva tiene los segundos contados, mejor invertirla en el final del partido para que el otro no tenga la posibilidad de reaccionar ante ella. El entrenador francés dio con la tecla, pero no acertó con las medidas. Diez días después, un supertalento en el oeste de Alemania se encargaría de mostrar el camino a seguir. Thomas Tuchel es una luz de esperanza dentro de la monotonía táctica que domina la Bundesliga. Ya nos había sorprendido notablemente en su visita al Allianz Arena en el mes de octubre, y su planteamiento en el partido de vuelta no se quedó atrás. El entrenador del Mainz ha explicado varias veces que cuando quiere que su equipo presione arriba, prefiere colocar a sus jugadores en una formación espejo para que cada uno tenga una referencia clara a la cual marcar. Como el Bayern saltó al campo en su tradicional 4-3-3, Tuchel paró a su equipo en un estrecho 4-2-3-1 diseñado para contrarrestar las ya tradicionales incursiones hacia el centro de los laterales de Guardiola. Las parejas se formaron inmediatamente. Los extremos trabajaban sobre Lahm y Alaba mientras Koo, el mediapunta, perseguía al mediocentro por todas las zonas del campo. Más atrás, la agresividad del doble pivote del Mainz desactivaba cualquier intento de apoyo tanto de Müller como de Schweinsteiger, dejando a los dos centrales del Bayern sin ninguna opción clara de pase. Como había sucedido en Núremberg, Neuer, Boateng y Javi Martínez tuvieron serios problemas administrando las situaciones del juego y el Mainz pudo ponerse por delante en el marcador un sinnúmero de veces. Hasta ese momento, lo de Tuchel había sido notable, pero lo mejor todavía estaba por llegar. Llegado el minuto 60 y con su equipo lejos de ser dominado, el entrenador alemán cambió a un 5-2-2-1 y ordenó un repliegue bajo, alterando completamente el desarrollo del encuentro. El Bayern, que había estado trabajando toda la tarde para superar la presión alta de su rival, de repente tuvo que enfrentarse a una serie de problemas totalmente nuevos. Esto hizo que los de Guardiola nunca pudieran terminar de leer el partido. De hecho, si lo analizamos más a fondo, el Mainz nunca mantuvo un estilo marcado de juego por más de quince minutos. Hubo continuos ajustes en los movimientos de los jugadores con el único objetivo de evitar que Guardiola encontrara una solución definitiva. Si tu oponente tiene la respuesta a todas tus preguntas, entonces haz que nunca pueda decidirse por una. Tuchel estuvo un paso por delante toda la noche. Su futuro pinta brillante. Destapada la presión alta como la principal forma de hacerle daño al Bayern y explicado por qué no se puede usar durante los noventa minutos, el problema al enfrentar a los de Guardiola termina reduciéndose a la administración del tiempo y la distribución de tus recursos. ¿Presionar primero, sacar ventaja y luego aguantar lo que queda? ¿O intentar llegar vivo al final del partido y entonces hacer el mayor daño posible? Lo cierto es que Guardiola ha creado un equipo que está lejos de ser invencible, pero cuya polivalencia lo hace muy difícil de descifrar. Si alguien termina siendo capaz de eliminar al Bayern de la Champions League, seguramente habrá utilizado una larga serie de microplanes a lo largo del enfrentamiento. Los de Guardiola no pueden asentarse. Si lo hacen, estás muerto.
0. Introducción a La evolución táctica del Bayern de Guardiola
* Ignacio Archondo.
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