La edad soñada

por JAVIER LOPEZ MENACHO el 20 enero, 2014 • 20:03

El equipo sorpresa de la liga se llama Portland Trail Blazers. Este fin de semana se han hecho definitivamente mayores. Se enfrentaban a dos clásicos de la conferencia oeste, Spurs y Dallas. Dos veces en cancha ajena en un back to back durísimo, contra dos equipos históricos de la liga situados en posición de playoffs que mantienen a grandes rasgos la magia de sus estrellas (Nowitzki, Duncan, Ginobili, Parker) y han sumado talento joven a sus plantillas (Green, Leonard, Ellis).

Ganó el primer partido a los Spurs jugando a caraperro y por desgaste físico, con una asombrosa autoridad (100-109), y un día más tarde vapuleó a Dallas (111-127). Pese a que los expertos pronosticaban un natural bajón de juego y resultados a medida que fuera transcurriendo el campeonato –como sucedió con 76ers, por ejemplo–, la realidad es que a día de hoy solo Indiana Pacers y San Antonio Spurs están por encima en el récord de victorias en la liga. ¿Pero qué factores han propiciado el salto competitivo de Portland Trail Blazers?

EL GRAN MOMENTO DE FORMA DE SUS ESTRELLAS

El temido segundo año para un recién llegado a la liga ni ha inmutado a Damian Lillard. Quizás porque tiene un entorno idóneo para evolucionar como playmaker: un hombre en la pintura perfecto para jugar pick&pop y pick&roll, LaMarcus Aldridge, sublime tirando desde la media distancia (a veces demasiado empecinado en ello), y otro con el que puede correr a gusto, Nicolas Batum (convertido a un rol tipo Iguodala, hombre para todo).

Lillard comenzó la liga marcándose retos y los ha ido superando en base a una ética de trabajo envidiable. Ha comprendido que, para mejorar aspectos específicos del juego, debes entrenarlos de manera obsesiva. Así, quiso llegar al 40 % en tiros de tres y está en un impresionante 43,8 %, siendo el jugador que más triples mete en la liga, por encima incluso de Stephen Curry. Quiso aportar más puntos y lleva casi dos más por partido. El efecto Lillard desde la línea de tres ha contagiado fundamentalmente a Wesley Matthews (43 %), y entre ambos han propiciado –con la ayuda del conjunto– récords absolutos en la historia de la franquicia. A ello contribuye la atención que exige LaMarcus Aldridge en la pintura, que desahoga a los tiradores.

PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

Neil Olshey debe estar frotándose las manos después de ver el resultado de su idea. Tras una década de infortunio, no fue al mercado buscando nombres, sino solventar las necesidades de su equipo. Los movimientos en la NBA con la nueva reforma salarial exigen una medición extrema, dada sus posibles consecuencias. Los análisis señalaban que los Blazers necesitaban un hombre alto que jugara duro cerrando la bombilla y un anotador desde el banquillo capaz de acaparar el balón en sus manos. Trajo a Robin López y a Mo Williams. La labor del segundo ha permitido restar presión a los restantes hombres del banquillo, excesivamente señalados el año pasado, pudiendo desarrollarse a fuego lento (bueno para Robinson o McCollum). Sin haberse disparado, lo cierto es que la aportación del banquillo ha subido, y López ha potenciado que Aldridge crezca hasta un nivel superlativo.

SOLUCIONES TÁCTICAS

Terry Stotts sabe que sus chicos quieren y deben correr, y así lo hacen cuando pueden, pero no descuida el ataque estático. Los Blazers son uno de los equipos que más penetran en la pintura y doblan el balón hacia fuera, lo que habla a las claras de que el equipo no quiere depender del talento de Aldridge. Esta capacidad para penetrar sería imposible si no existieran amenazas exteriores y sin el poderío físico de los jugadores de la plantilla.

COMPROMISO GRUPAL

Casi todos los jugadores de la plantilla, alentados por el buen desarrollo de la temporada, han manifestado su intención de seguir. No es de extrañar; si señalas uno a uno, la mayoría se encuentran en el mejor momento de su carrera. La estabilidad profesional en un espacio tan maleable como la NBA, donde los traspasos pueden ocurrir en cualquier momento, suele conducir al éxito. Aldridge, Batum o Mo Williams han hablado en la misma línea y seguro que ha afectado positivamente a su autoconfianza. Lo que les rodea no se va a disipar de la noche a la mañana. El resultado se pudo ver durante su salida a Texas. Llegaron, vieron y vencieron poniendo en práctica lo mismo que venían haciendo, con una tremenda sensación de control. Al proyecto ni se le intuye fecha de caducidad. La madurez, parece, vino para quedarse.

* Javier López Menacho.

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– Foto: Steve Dykes (USA Today Sports)