"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
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1.- Es semana de clásico y poco o nada incumbe al aficionado madridista o culé salvo las noticias relativas al partido del domingo en el Bernabéu. Hoy, la noticia era que Cristiano Ronaldo iba a ser titular en un partido amistoso que servía para terminar de sellar el pase a cuartos. Por ese motivo, buena parte del público general y especialistas en la materia clamaban al cielo, cuestionando la necesidad de que el portugués juegue cada minuto en que esté disponible, sea o no trascendente su participación. Que Ronaldo se hubiese lesionado hoy contra el Schalke 04 antes del Barça habría enterrado a Ancelotti. Pero cuando la tensión popular se centraba en Cristiano, la desgracia se cebó con Jesé.
2.- Nunca viene a bien lesionarse. Ni con 15 ni con 35 años. Sin embargo, la rotura del ligamento cruzado de Jesé resulta especialmente cruel por el instante de su carrera en la que se ha producido, en el año en que pasó de ser el nuevo canterano que rellena una ficha del primer equipo a una alternativa real a los atacantes titulares indiscutibles. En la temporada en la que ha marcado a Atlético, Barça, Valencia y Athletic, por mencionar a los cuatro más importantes. El año en que podía incluso debutar con la selección absoluta. Su lesión hace que el pase a cuartos quede al margen como algo secundario y ya muy consabido.
3.- El partido importaba poco después de lo que aconteció al canario a los dos minutos de partido. En realidad, importaba casi lo mismo antes de que sucediera. Pero Jesé aparte, era un día magnífico para poder ver la evolución de los jóvenes del Real Madrid en el estilo de Ancelotti. Sirvió para reafirmar a Nacho como un opción muy útil para el lateral derecho, para que Illarramendi vaya cogiendo galones, para que Isco jugara en su posición y para que Morata marcase por fin un gol.
4.- La fortaleza de los jóvenes fue interesante hasta que Cristiano abrió la lata. Después, el ritmo de bolo veraniego se impuso sobre el césped y el Schalke 04 apretó y pudo remontar. Pero en esos primeros veinte minutos vimos una magnífica versión de Isco Alarcón, muy cómodo en la demarcación de interior sin la presión de otros partidos en la faceta defensiva. Se acercaba a los centrales para iniciar la jugada y aparecía después varios metros por delante como enganche más clásico para asociarse con los tres de arriba.
5.- Ancelotti dice que puede ser que Isco acabe teniendo un desarrollo futbolístico similar al de Clarence Seedorf, y solo el tiempo nos dirá si es posible o no. Por ahora, lo que queda claro es que cuando Isco juega donde más le gusta es una delicia verle jugar. Un jugador ofensivo como es él no se limita a tocar e irse, a organizar. Además puede romper una defensa con un simple movimiento de cadera y un baile de salón con el balón en los pies. Que se vaya convirtiendo en el comandante en jefe que era Seedorf, pero mientras que nos dejen disfrutar de su fútbol.
6.- El Schalke no aprovechó el día de visita al Bernabéu para rotar al nivel que lo hizo el Real Madrid, en el que solo tres titulares fueron de la partida. Keller cambió a tres hombres de los que recibieron la somanta de goles de la ida. Höwedes fue central en lugar de Santana, dejando el lateral para el inesperado goleador Hoogland; Ayhan ocupó el lugar de Boateng y Obasi entró por Farfán. El dibujo era el mismo, con un 4-2-3-1, algo menos ofensivo sin el ghanés.
7.- Al adelantarse el Madrid en el marcador, se relajó y recibió un gol y varias ocasiones. El Schalke se adentró en terreno blanco y comenzó a robar el balón con cierta facilidad. El Madrid empezó a ser impreciso en el desplazamiento tanto en corto como en largo y las contras alemanas se multiplicaron, con un Max Meyer excepcional (nació en 1995, merece la pena recordarlo). Algo más esporádico fue Julian Draxler en la izquierda, pero cuando pudo rompió a Illarramendi y tuvo que aparecer el pie de Casillas para evitar el gol. Huntelaar, como siempre, olía sangre y quería devorar. Pero como quien no quiere la cosa, apareció Tim Hoogland con un pasillo por el medio porque a nadie le daba miedo y se sacó un disparo muy tímido que rebotó en Ramos y sorprendió a Casillas, y al propio Hoogland.
8.- Francamente, me cuesta hablar sobre Álvaro Morata. Es un jugador que siempre me deja una sensación incómoda de desasosiego. Por una parte, veo al futbolista de gran arrancada, técnica y coraje, pero por otra parte parece que algo le falta, que no llega al cupo y no parece jamás capaz de completarlo. Y no es solo por las ocasiones que ha marrado hoy u otros días, que también. Quiero creer que es algo mental y pasajero, que se siente presionado, obligado a luchar cada balón y anotar cada remate y de no lograrlo se frustra y se machaca a sí mismo por dentro. Es decir, que es una simple cuestión de autoconfianza.
y 9.- De esa que le sobra a raudales a Cristiano Ronaldo. Hay momentos en los partidos, por no decir siempre, que Cristiano parece omnipotente, superior a todo ser humano que le rodee, un Hércules regresado al pasto. No hay distancia larga, sino segundos que aprovechar. Si la meta de Fährmann hubiese estado cien metros más allá y una manada de tigres hambrientos estuviese de por medio, Cristiano habría llegado con la misma potencia y con el balón igual de pegado al pie para marcar el 2-1. Después, solo el infortunio de la madera evitó que marcara un poker.
* Jesús Garrido es periodista.
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