"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
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1.- Solo era la segunda jornada y el partido ya tenía cierto aroma trascendental para el devenir del grupo. Comenzar la liguilla con dos derrotas podía ser un lastre demasiado pesado en un grupo tan igualado. Bayer Leverkusen y Real sociedad cruzaban trayectorias antagónicas: mientras el Bayer ha comenzado de forma magnífica la Bundesliga con seis victorias en siete partidos, los donostiarras, tras exhibirse en la eliminatoria previa ante el Lyon, acumulaban seis partidos sin ganar. El escenario que se presentaba era ideal para encontrar el punto de inflexión que necesitaba el equipo realista.
2.- La Real debía hacer frente a un centro del campo muy físico, de creatividad limitada pero de mucha presencia, compuesto de jugadores cuyo perfil anda más cercano al de un defensa central (Reinartz ha jugado allí más de una vez) que al de un virtuoso pelotero. Ante la sensible baja de Xabi Prieto, Arrasate apostó por el dúo Markel-Elustondo, con Zurutuza por delante haciendo las veces de enlace con la delantera y refuerzo en el centro del campo para dar solidez al equipo.
3.- El partido tardó casi 15 minutos en asentarse en el guión previsto. En este primer tramo del partido se vio a una Real sorprendida por un Bayer agresivo con el balón, que con más empuje que elaboración llegaba al área de Bravo mediante balones largos a su trío atacante o internadas por la banda izquierda de Boenisch y Rolfes. Estos aprovechaban el carril liberado por Heung-Min Son, que jugando a pierna cambiada buscaba la conducción hacia el centro para hacer daño. Un disparo del coreano tras un control de genio que mandó Bravo a córner y los movimientos entre centrales al límite del fuera de juego de Kiessling no anduvieron lejos de dar un susto a la zaga txuri-urdin.
4.- La ausencia de creatividad en el mediocampo obligaba a los alemanes a un juego muy directo en ataque organizado. Sin embargo, no es en esta situación donde disfruta el equipo de Hyppia, que necesita espacios para que su tridente ofensivo (Son-Kiessling-Sam) luzca en carrera, donde es realmente desequilibrante. Así, al cuarto de hora el partido comenzó a desarrollarse por el cauce más lógico. El Bayer concedió terreno al equipo de Arrasate, que llegaba cómodo casi a tres cuartos de campo, donde le aguardaba el equipo alemán en bloque, que sin llevar a cabo una presión asfixiante esperaba un error realista para salir despedido hacia el área de Claudio Bravo.
5.- La baja de Xabi Prieto restaba fluidez al ataque realista, que alternaba balones altos para que Seferovic los bajara de espaldas y salidas hacia las bandas, donde la pareja Griezmann-De la Bella tenía mucha más presencia que un apático Carlos Vela. La Real comenzó a entonarse, y dos disparos desde fuera del área de Griezmann y Elustondo que despejó Leno precedían a la jugada que pudo marcar el partido. En el minuto 35, un desmarque en ruptura de Griezmann fue interpretado a la perfección por Markel, que dejó al francés mano a mano con Leno para que anotara un gol que no iba a subir al marcador, por apreciar el asistente fuera de juego donde las televisiones demostraron que no lo había. Mismo minuto e idéntico resultado al que transcurría hace dos semanas en el debut frente al Shakhtar, cuando el colegiado sacó del área un penalti cometido sobre Xabi Prieto encima de la línea.
6.- Esta jugada despertó al Bayer, que hasta el descanso iba a acosar la meta de la Real. Un disparo desde fuera del área de Son que salió rozando el poste y una pérdida de Mikel ante Kiessling en la banda izquierda que no aprovechó el delantero alemán fueron el preludio del gol. Una nueva pérdida en el centro del campo donostiarra propiciaba el contraataque alemán. Sidney Sam lanzó la contra y asistió a Son –el coreano dribla en carrera que es una maravilla–, que encaró a Mikel y fue derribado en falta sobre el pico del área. Sam templó perfecta la bola, Rolfes entró con todo desde atrás y cabeceó violentamente, Bravo despejó a bocajarro, pero el rechazo cayó de nuevo a los pies de Rolfes, que a puerta vacía abrió el marcador. Gol psicológico.
7.- Tras el descanso, la Real salió valiente a por el partido. Si algo había acusado la Real los últimos partidos era la desconexión de Vela, que quizá por la polémica creada en México por su participación o no con la selección tras la salida de Chepo De la Torre, había estado mucho menos participativo de lo que acostumbra. Volvió el mejor Vela y regresó la mejor Real. A los cinco minutos del segundo tiempo, Hilbert derribó dentro del área al delantero mexicano y cometió un penalti tan innecesario como clamoroso. El propio Vela asumió la responsabilidad, Leno detuvo el lanzamiento en primera instancia, pero el rechazo le cayó de nuevo al mexicano, que empató el partido.
8.- El gol dejó muy tocado al equipo alemán, que no tuvo reacción ante la continuidad en el juego que por fin había encontrado la Real Sociedad. Las ocasiones se sucedían, y la lentitud de la defensa alemana se evidenciaba con el equipo más descompuesto que nunca. Primero Elustondo mandó alto un balón franco dentro del área, y a los tres minutos una asistencia de Seferovic entre la zaga partida del Leverkusen dejó mano a mano a Vela frente a Leno, que con el pie derecho desbarató una ocasión inmejorable. Entró Agirretxe por Seferovic y el partido continuó igual. Nada más salir, el delantero vasco puso un balón largo medido a Griezmann, que pinchó la bola de forma exquisita y disparó desde la frontal para obligar a Leno a otra gran parada.
9.- Mención aparte merece el partido de Zurutuza, excelso en todas las facetas. Consolidó el mediocampo en un despliegue físico tremendo, equilibró el equipo, dio una clase fantástica de cómo recibir de espaldas eligiendo siempre bien entre girarse y dar el balón de cara y asistió a las bandas ofreciendo apoyos en ataque y coberturas en defensa. Sin duda, el mejor jugador del partido.
10.- Como ante el Shakhtar, la Real le había perdonado la vida al Bayer Leverkusen. Quedaban siete minutos, al Bayer le espoleaba un resultado que no merecía, la Real físicamente agonizaba y se le acabaron fundiendo los plomos. El equipo vasco estaba hecho añicos y Robbie Kruse –al que Hyppia acababa de dar entrada– se encargó de liderar el último arreón alemán. El delantero australiano de 25 años se plantó dos veces sin suerte delante de Bravo. En la primera intentó regatear, pero el meta chileno le adivinó la intención, y en la segunda asistió a Kiessling, que con Bravo vencido lanzó a puerta, donde un Carlos Martínez providencial retrasó el drama.
y 11.- La Real había dejado vivo a un equipo alemán, y eso son palabras mayores. Competir hasta el final está en su ADN y así lo demostraron. Una falta escorada a la derecha del arco donostiarra con el tiempo cumplido agotaba el partido. Jens Hegeler, que nunca se prodigó como un gran especialista en el libre directo, golpeó con la pierna derecha un balón que describió una curva perfecta hasta que besó la red de la escuadra izquierda de Bravo. Pura belleza. Pura crueldad. Eran alemanes, los de siempre, los que no se rinden, los que saben que conservan una bala de plata aun cuando el resto de los mortales les da por muertos.
* Alberto Egea.
– Foto: Martin Meissner (AP)
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