Llega la última jornada de la fase de grupos europea para conseguir el pasaporte directo al Mundial de Brasil o, en su defecto, para conseguir el premio de consolación que no es otro que la oportunidad de luchar en la repesca en una eliminatoria a vida o muerte. Para muchos este premio de consolación será un gran premio, para otros, sin embargo, no dejará de ser un paso atrás con la intención de volver a dar dos hacia el frente.
Resultaría extraño incluir a la selección griega en el segundo grupo a juzgar por su historia, pero todo comenzó a cambiar en la década de los noventa y como no, en aquel maravilloso año 2004. Así pues, en la actualidad se ha ganado ese derecho a costa de conseguir grandes gestas ante equipos a priori superiores que terminaron por hincar las rodillas en el suelo ante la entrega de los griegos.
Pero no todo es de color de rosa, y aquel gran triunfo en suelo portugués también llevó a la selección a mirar a cotas más altas, unas cotas para las que quizás no estaba preparada para alcanzar, lo que provoca que tras no llegar a ellas siempre quede un extraño sabor agridulce. Llegar a la fase final de un torneo siempre sabe a gloria, pero tener la referencia del título y no volver ni siquiera rozarlo siempre dejará esa sensación amarga dentro de la afición.
En la actualidad, esta afición ya se ha acostumbrado a participar en grandes torneos, eso sí, sobre todo europeos a los que no ha faltado desde su triunfo, ya que en cuanto al mundial, tan sólo cuenta con aquella novata participación en Estados Unidos y la frustrada fase de grupos en Sudáfrica.
No le fue mal a Grecia en el sorteo, quedando encuadrada junto a Bosnia-Herzegovina y Eslovaquia como grandes rivales, además de otras selecciones a las que debía ganar con facilidad como Lituania, Estonia y Liechtenstein. Y no lo han hecho mal, desde luego, pero pincharon ante el rival que ahora se convierte en su tormento, ese rival al que mirará de reojo cuando estén jugando para ver si pierden algún punto en estas dos últimas jornadas. Ese rival no es otro que Bosnia-Herzegovina, ya que tras una clara y justa derrota por 3-1 en suelo bosnio, en Grecia no fueron capaces de romper un empate a cero que ahora mismo deja a los helenos como segundos de grupo, eso sí, empatados a puntos ante sus rivales. Y para colmo, un dato más: las dos selecciones ya tienen garantizado el pase, como mínimo, a la ronda de repesca ya que, generalmente, han sido superiores a sus rivales. Sólo una excepción, el halo de esperanza griego, la derrota de Bosnia-Herzegoniva en suelo eslovaco. Por desgracia para Grecia, su derrota ante la selección de Dzeko y compañía le hace partir con desventaja en estos dos últimos partidos.
Lógicamente, ambos juegan ante selecciones que ya no tienen nada en juego salvo el honor. Pero sólo una cosa las diferencia: los griegos jugarán los dos partidos restantes en su territorio (ante Eslovaquia y Liechtenstein) mientras que Bosnia-Herzegovina recibirá en casa a la débil Liechtenstein antes de viajar a territorio lituano para cerrar la clasificación. Así que por lo tanto, toda esperanza griega pasa porque Lituania tire de casta y orgullo para arrebatarle algún punto al, por ahora, líder de grupo.
Para estos dos compromisos vitales, Fernando Santos contará con sus mejores hombres, sin bajas importantes salvo la de Theofanis Gekas, que se quedó fuera por decisión técnica, y la duda de Sokratis Papastathopoulos, que llega a estas citas algo tocado. También hay que recordar que Kyriakos Papadopoulos continúa recuperándose de su ya alargada lesión.
No debería haber grandes modificaciones en las alineaciones iniciales de Grecia con respecto a lo que ha venido siendo el equipo base a lo largo de la fase de clasificación para Brasil. Así, el bloque principal estaría comandado desde la portería por Karnezis, quien a pesar de no contar con minutos en el Granada, debe seguir siendo el meta titular; la línea de cuatro defensas no debería de variar salvo por la posible baja de Sokratis Papastathopoulos, así que Torosidis y Holebas deberían ocupar los laterales derecho e izquierdo respectivamente y la pareja de centrales estaría formada por la que tan buen resultado está dando a Míchel en el Olympiacos, es decir, Manolas y Siovas. Probablemente, y al estar Katsouranis sancionado por un partido, los dos medioscentros serían Tziolis y Maniatis, teniendo en las bandas a Salpingidis por la derecha y a Christodoulopoulos por la izquierda. En ataque, dos delanteros que atraviesan un gran momento como Samaras y Mitroglou. Las alternativas a esta ofensiva alineación sería la inclusión de Ninis en la mediapunta para pasar a jugar con un sólo delantero de referencia y un posible movimiento de Samaras a la banda izquierda. Pero nada debe preocupar en demasía a la afición griega en este aspecto, ya que la consecución de estos últimos seis puntos no debería ser más que una obligación asequible, estando ahí el riesgo de la relajación, algo que parece improbable y que la ardiente afición se encargará de evitar. Lo que de verdad parece preocupar al público griego debe ocurrir en Lituania con la consecución de algún punto de los locales ante Bosnia-Herzegovina.
En definitiva, cuatro partidos, dos plazas, un premio gordo y una consolación. Compren sus boletos y esperen fortuna.
* Manuel Troncoso.
– Foto: AFP
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