La cara y la cruz de la misma moneda

por FRAN MORENO el 21 junio, 2014 • 23:43

Los penaltis, esa lotería donde se deciden los gritos de alegría de las lágrimas desoladoras. Los once metros que a veces no consuelan un majestuoso partido como el realizado por Irene Paredes, la jugadora que ha errado el lanzamiento que deja al Athletic Club de nuevo sin el preciado título copero. En esa maldita tanda de penaltis, el Barça ha vuelto a coronarse campeón de la Copa de la Reina, otro doblete más que se suma al conseguido el año pasado, un título más para ese pequeño espacio que el miércoles pasado se inauguró en el museo azulgrana.

Una final apoteósica, trepidante, competida hasta las últimas fuerzas de cada jugadora. Los dos mejores equipos de la liga, un cara a cara sin escrúpulos. Para el Athletic era el momento de tomarse la revancha del año pasado al perder la liga en San Mamés; para el Barça, una nueva oportunidad de agrandar sus años dorados, los de un equipo de leyenda.

El Athletic sabía del enorme potencial del conjunto azulgrana por sus pasillos interiores, por lo que Juan Luis Fuentes tenía muy claro dónde había que echar el cerrojo: Virginia, Miriam y Alexia, cada una con una jugadora encima y a saltar cada vez que recibieran el balón. Al Barça no le quedaba otra que realizar lo que menos le gusta: balones largos de Marta y Ruth a Willy y Marta Corredera que en la mayoría de las ocasiones no daban fruto alguno.

Xavi Llorens era consciente de que madurar el partido era lo conveniente. Sabía que por dentro el Athletic tejía toda la maraña y por tanto la posesión de balón y el control del juego eran fundamentales para no arriesgar ante un posible contragolpe de las vascas. Melanie y Marta Unzué tenían el freno de mano echado para no incorporarse porque Llorens sabía que un robo produciría un contragolpe a la espalda de sus laterales.

El Barça tenía el balón y Jenni se descolgaba de la punta del ataque para enganchar con su medio del campo y producir una superioridad numérica. El Athletic replegaba muy bien, por fuera siempre le hacían el dos contra uno a las extremas azulgranas y por dentro no dejaba que Virginia saliera jugando desde atrás ni que Alexia arrancara desde tres cuartos de campo.

El choque llegó al descanso con 0-0 y con una lesión de Leire en su rodilla derecha (las primeras exploraciones indican que sufre un esguince). Era el primera de los múltiples problemas físicos que durante el segundo tiempo sufrieron las vacas y que le costó a Juan Luis Fuentes más de un quebradero de cabeza moviendo a diferentes jugadoras de posición.

Pero ni las bajas ni las lesiones mermaron a las vascas, que se multiplicaron y soportaron las embestidas del cuadro azulgrana. Irune Murua se colocó en punta y liberó más a Erika en la zona del ataque. Joana Flaviano también pidió el cambio y en la prórroga la capitana Iraia fue sustituida por problemas físicos. Las vascas sabían que tenían que sufrir para tener las opciones de, en una ocasión, adelantarse en el marcador.

Durante el segundo tiempo, y tras la baja de Leire, llegó el momento de Irene Paredes. Una exhibición de una central imponente, majestuosa y que no tiene límites para crecer. Rápida al cruce, contundente en los duelos contras las atacantes azulgrana y excelsa en la salida de balón. Un central con un futuro espléndido por delante; el penalti fallado no puede empañar su enorme temporada.

El Barça siguió teniendo el control del balón. Xavi Llorens metió a Gemma Gili por Willy y llevó a Alexia a la zona de ataque. Sabía de los enormes problemas del primer tiempo en la zona ancha y fortaleció mucho más los pasillos interiores. En las catalanas, Virginia volvió a demostrar que es una jugadora de otro nivel. Al igual que Alexia, su calidad hace que en cualquier momento pueda romper el partido.

Con el partido en la prórroga, los dos equipos se desataron. El estado físico había llegado a su final. Ya no quedaba ni la reserva. Era el momento de que el corazón y la cabeza tirasen en una media hora donde los dos equipos se fueron en busca del gol que les diera la copa. Primero golpeó el Barça con un detalle técnico de Alexia, que recibió en la frontal y se sacó un potente chut con la puntera que sorprendió a Ainhoa. Las azulgranas ya mandaban en el marcador.

Pero a la jugada siguiente, un grave error de la zaga azulgrana en la marca hizo que Nekane se encontrara con un balón suelto en el área y lo mandara con un enorme disparo cruzado al fondo de la portería culé. Golpe a golpe. Los dos equipos se habían desatado y la final pasó a su momento espléndido con los corazones de las jugadoras llegando donde el físico no lo permitía.

La final se fue a los penaltis y la parada de Rafols al lanzamiento de Irene Paredes permitió que las azulgranas pusieran la guinda al pastel de otra temporada irrepetible. Si hace un año Alexia se encargó de marcar un gol memorable ante el Prainsa, hoy marcó en la prórroga y el penalti final para un equipo que solo escribe capítulos para la historia temporada tras temporada. Este año, en cuartos de la Champions, eliminadas por el actual campeón, el Wolfsburgo; una liga donde de principio a fin han dominado; y una copa sin Vicky y Sonia, pero en la que han vuelto a saborear la cara de la moneda. La cruz, de nuevo para el Athletic Club, que ante su pesadilla de los últimos años ha vuelto a quedarse en el penúltimo metro antes de la cima. Las vascas han hecho una final de sobresaliente, pero sin la matrícula de honor que los penaltis y este Barça le han vuelto a quitar.