"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
Formativo / La Masia / La Fábrica
Desde que Pep Guardiola volviera a pisar el Camp Nou allá por el verano de 2008, la liga española se ha convertido en una lucha semanal entre dos de los titanes futbolísticos más poderosos de la historia de este deporte. Barcelona y Real Madrid se han medido en duelos épicos de diez meses de duración, en el que un par de fallos en días clave podían hacer que la balanza que decidía el campeón cayera hacia un lado o hacia otro. Y luego llegaba la batalla final, un encuentro entre los dos mejores equipos del planeta en el que se disputaba la identidad del campeón, como si se tratase de una final a partido único.
En esas lides, los cambios de sistema, las probaturas, tenían cabida de forma habitual, casi cotidiana, para tratar de descolocar a un oponente que ya conocía todas las virtudes y todos los defectos del adversario. En el Barcelona, el papel de la cantera ha sido, con mucho, más protagonista que en el Real Madrid, donde Mourinho ha apostado por los chavales de La Fábrica en algunos partidos poco trascendentes y más en los minutos de la basura que desde el saque inicial.
Guardiola arriesgó en varias ocasiones con Thiago, con Jeffren, con Tello, con Cuenca. Chicos todos ellos técnicos, habilidosos, desequilibrantes y poseedores de ese factor sorpresa que provoca el desconocimiento del rival sobre las cualidades de estos nuevos jugadores. Con más o menos fortuna, varios de ellos han participado tanto en los Clásicos como en el resto de partidos de la temporada, ya sea Liga, Copa, Champions o demás competiciones.
Además de la indudable calidad y la obvia juventud de los canteranos del Barça, otra cosa que tienen en común es que todos los que han pasado a formar parte de las rotaciones frecuentes de Pep y Tito son jugadores de centro del campo hacia delante. Empezando por Busquets hasta llegar a Tello, todos los hombres que han subido del filial azulgrana al primer equipo y han jugado de forma regular son centrocampistas o delanteros.
Los únicos defensores procedentes de La Masia que son o han sido titulares y prácticamente indiscutibles en el Barça de Pep y Tito son Gerard Piqué y Jordi Alba (más allá de Puyol, que se estrenó cuando Guardiola era su compañero) y ninguno debutó como profesional en el primer equipo culé. Piqué jugó sus primeros minutos cuando vestía la camiseta del Manchester United, mientras Alba hizo lo propio con el Gimnàstic, en Segunda. Una vez ambos demostraron estar capacitados para el máximo nivel (especialmente el ex che, ya que Piqué apenas había jugado con los red devils, aunque sí más con el Zaragoza), el Barça los trajo de vuelta a casa.
Misma situación ocurre con el único canterano madridista habitual en la zaga de Mourinho: Álvaro Arbeloa dejó el Castilla para fichar por el Deportivo y tras una primera vuelta sensacional se fue a ocupar la banda derecha (o la izquierda según convenía) del Liverpool. En el 2009 Pellegrini se encargó de devolver al salmantino al Real Madrid.
La realidad es que ni Real Madrid ni Barcelona confían en los defensas de sus categorías inferiores. Cierto es que en el caso merengue pocos son los canteranos que tienen opciones de jugar, pero si hay alguno que entra en convocatorias o disputa algunos minutos, casi siempre suelen ser delanteros, como Morata, Joselu (ya fuera del Madrid) o Jesé.
Pero más curioso y extraño resulta el Barcelona. La filosofía canterista recuperada por Guardiola no parece tener en cuenta a los defensas. A pesar de la alarmante falta de efectivos atrás, con Puyol acudiendo cada vez más a la enfermería y con la dolencia de Abidal, el Barça ha preferido contratar a dos mediocentros (Javier Mascherano y Alex Song) para utilizarlos como defensores centrales.
Una solución costosa y arriesgada, pero que por ahora ha dado grandes frutos, sobre todo con el Jefecito, impidiendo la posibilidad de ver jugar a Marc Bartra y Andreu Fontàs. Este último se ha marchado para buscar minutos en Palma de Mallorca. El único, la excepción que confirma la regla, es Martín Montoya. El lateral parece el firme candidato a reemplazar a Dani Alves cuando el brasileño decida marcharse. Además, es una posición que no se plantea reforzar en el futuro próximo, lo cual habla de la confianza depositada en el barcelonés.
Este fin de semana, el Real Madrid se ha enfrentado al Celta de Vigo con sus tres laterales (Arbeloa, Marcelo y Coentrao) afectados por lesiones de mayor o menor gravedad. Pero a pesar de ello, la opinión pública era más proclive a pensar que Mourinho alinearía a jugadores cambiados de posición antes que dar entrada a algún canterano y así ha sido (Esssien). Este podía haber sido un momento ideal para dar una oportunidad a Jorge Casado y/o Nacho Fernández. El primero es un lateral izquierdo puro, habitual en los onces del Castilla, mientras que el segundo es un central ambidiestro que puede desenvolverse en cualquier posición de la zaga. Por no hablar de Dani Carvajal, que desde su casa de Leverkusen sabe que este habría sido su momento en el Madrid.
Puede que la razón por la que Mourinho no haya apostado por Casado o Nacho en el encuentro del sábado es que el Castilla es el segundo equipo más goleado de Segunda División, con 19 goles recibidos, a pesar de ocupar la séptima plaza. Tan sólo la Unión Deportiva Las Palmas y el Guadalajara han encajado más goles (20). Aun así, el nivel de los canteranos blancos no ha sido del todo malo y los especialistas coinciden en apuntar que están preparados para dar el salto.
* Jesús Garrido es periodista.
– Fotos: Marc Casanovas (Sport) – Bayer 04 Leverkusen – Goal.com
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