La altura del campeón

por AGUSTIN GALAN el 1 marzo, 2015 • 22:01

1. Londres dictó sentencia: copa para el Chelsea de José Mourinho y bastos para el Tottenham de Mauricio Pochettino, que en apenas tres días ah quedado eliminado de la Europa League y ha caído en la final de la Capital One Cup. El 2-0 que reflejó el marcador al término de los 90 minutos en Wembley reflejaron un partido en el que el Chelsea se encontró mucho más cómodo que su rival, marcando las diferencias iniciales gracias a sus torres más altas, fuentes de innumerables puntos en lo que va de temporada, y ahora también del primer título de 2015.

2. La ausencia de Nemanja Matic por sanción amenazaba con trastocar los cimientos del edificio blue, pero José Mourinho demostró una vez más que no deja nada al azar y apostó por reconvertir al central Kurt Zouma en mediocentro, escoltado por Ramires y Fàbregas. Como suele ocurrir en las tardes de partidos importantes, el Chelsea apareció con un 4-3-3 en lugar del más habitual en Premier 4-2-3-1, y el francés apenas acusó los nervios en una cita de tal repercusión, o si lo hizo lo disimuló a las mil maravillas. Con el potente francés en la base de la creación de juego y Cahill y Terry por detrás, el ataque del Tottenham se vio engullido por las torres del Chelsea, siendo Eriksen su principal víctima. El danés apenas tuvo peso en el juego de su equipo, lo que terminaría marcando el sino del partido.

3. La primera mitad apenas ofreció destellos técnicos de altura. Al tratarse de una final, minimizar los errores primaba más que el virtuosismo, y ambos equipos mantuvieron sus fuerzas igualadas en esos momentos. Incluso el Tottenham se mostró ligeramente más incisivo que el Chelsea gracias a un lanzamiento de falta de Eriksen –en esta faceta el mediapunta sí que es una de las grandes referencias del continente– que el larguero rechazó y la constante voluntad de Kane. La sorpresa que se produjo en el partido de Premier League, en el que los spurs marcaron cinco goles, no se repitió en Wembley, tomando debida nota los centrales blues, especialmente Cahill, el más castigado en aquella aciaga tarde.

4. El primer gol del partido supuso directamente el golpe de gracia para el Tottenham. En el momento en el que mayor comodidad sentían los de Mauricio Pochettino, con el descanso a la vuelta de la esquina, un error defensivo en un centro terminó con un balón suelto que rebotó en Zouma y cayó a los pies de Terry. El capitán, efectivo como pocos centrales esta temporada, no perdonó en la primera oportunidad de gol clara para el Chelsea, que no desperdiciaría posteriormente el carácter psicológico de este gol. Con la moral endeble, verse en vestuarios por detrás del gran favorito fue un peso irresistible para el Tottenham y la situación ideal para los blues, que dispondrían de la posibilidad de gestionar el partido a su antojo.

5. La tarde fue oscureciéndose en la segunda mitad, así como las fuerzas del Tottenham para sobreponerse. El sol dejó paso a las nubes y las nubes a una cortina de agua que cortocircuitó aún más las ideas de Eriksen, Chadli y compañía. A Kane se le acababa el depósito para pelearse con sus pares y la bisoñez de Zouma como centrocampista dejó de ser percibida como una posible fuente de riesgo para el Chelsea. Todo salió a pedir de boca; el cronómetro avanzaba y con un par de ocasiones más que salvó con acierto Lloris, los blues dejaron claro que en caso de necesitar pisar el acelerador, podían hacerlo sin ningún inconveniente.

6. Dembélé, Lamela y Soldado fueron los revulsivos que eligió Mauricio Pochettino para intentar dar la vuelta a tan derrotista panorama, pero ninguno de los tres marcó una diferencia lo suficientemente reseñable como para perturbar a Cech. El disparo al larguero de Eriksen ya no era más que un recuerdo perdido entre la maraña de oficio que era el Chelsea en esos momentos. La lluvia ya calaba hasta los huesos, y para los aficionados del norte de Londres la mejor noticia era irse a casa y que llegara el lunes, mientras los del oeste cantaban y pedían que el domingo que les trajo el primer título de la temporada no tuviera fin.

7. Si los centímetros de la defensa están siendo vitales para José Mourinho por su solidez defensiva y su acierto en las jugadas de estrategia, la pareja que forman Fàbregas y Costa también está teniendo su cuota de protagonismo merecida en el Chelsea 2014/15. Los dos internacionales españoles quisieron dejar también su rúbrica en la catedral del fútbol inglés, pero en esta ocasión se cruzó Walker para deslucirles la fiesta ligeramente. El gol subió al marcador empujado por el desafortunado lateral del Tottenham, pero en los registros no aparecería ni el nombre de Fàbregas como asistente ni el de Costa como goleador. Poco importaba a esas alturas, con una piña blue festejando la sentencia definitiva de la Capital One Cup.

8. Tan plácida fue la fiesta para el Chelsea que sobraron dos cambios. José Mourinho solo necesitó el movimiento de Cuadrado para dar un poco de aire a un esforzado Willian. Ya en los minutos de la basura, para otorgar reconocimientos individuales, sentó a Fàbregas y Costa y dio entrada a Oscar y Drogba. En caso de haber sido necesarios, sobra decir que el brasileño y el costamarfileño son dos armas suficientemente intimidantes para decidir una final, pero en la desapacible tarde con la que Londres dio la bienvenida al mes de marzo fueron una nota testimonial.

y 9. En el segundo año de la segunda etapa de José Mourinho al frente del banquillo del Chelsea, la exigencia incluía trofeos. Después de una primera temporada de aclimatación a sus ideas, los jugadores del Chelsea ya saben cómo respira el entrenador portugués, y esta Capital One Cup será percibida como un aperitivo para los platos fuertes, bien sea la Premier League o la Champions League. En cualquier caso, los blues ya han demostrado tener la maquinaria preparada para estos grandes retos. En cuanto al Tottenham, cerradas todas las vías coperas para regresar a Europa, tendrá que arremangarse para conseguirlo en la liga, lo que obliga a Mauricio Pochettino a fijarse la quinta plaza como objetivo irrenunciable. Con un partido menos, la distancia por recortar es de cuatro puntos respecto al Liverpool, defensor de esa posición actualmente. Serán meses decisivos para el argentino y sus jugadores, escrutados al detalle por Daniel Levy desde el palco de White Hart Lane.