A primeros de año dió la vuelta al mundo la noticia de que el jinete japonés Hiroshi Hoketsu con 70 años se había clasificado para competir en la prueba de Doma de los JJOO de Londres donde participará con 71 años recien cumplidos. Ahora que se acerca la fecha, bueno será recordar también que en Munich 1972, una amazona, la inglesa Lorna Johnstone se convirtió en la más veterana participante femenina en unos Juegos al competir con 70 años y también en la prueba de Doma montando un pura sangre castaño y alegre llamado «El Farruco«. Curiosamente al igual que el jinete japonés ambos participaron/án en sus terceros Juegos ya septuagenarios.
La «abuela olímpica» Hilda Lorna Johnstone nació en una familia acomodada y se crió entre caballos. Trece veces campeona británica de Doma, especialidad de la que fue una de las pioneras en su país, ya pudo haber competido en Londres 1948 de haberse permitido la presencia de las mujeres en hípica, cosa que sucedió en Helsinki donde no llegó a competir. En 1956 tuvo lugar su debut olímpico en Estocolmo, donde se celebraron las pruebas de hípica a raíz de los problemas generados con la severa e intransigente ley australiana sobre la cuarentena para los caballos procedentes del extranjero. Curiosidad del destino es que, precisamente en Estocolmo, tuvo lugar en 1949 la 43ª Sesión del CIO en el transcurso de la cual, Melbourne fue elegida como sede de los Juegos de 1956 al superar a Buenos Aires por un solo voto (21 a 20).
En su primera experiencia olímpica Lorna Johnstone, ya con 54 años, se clasificó vigésimoprimera. Ausente en las citas de Roma y Tokio, regresó, ya con 66 años, en México 68 donde obtuvo un quinto lugar por equipos y el decimotercero a nivel individual, siendo la segunda mujer más veterana en competir. Finalmente, en Munich 72, con los 70 cumplidos tres días antes de participar, obtuvo su mejor clasificación individual con un decimosegundo lugar y un décimo por equipos. Popularmente se le conoció como «The Galloping Granny» ( «La abuelita galopante«). Lorna llegó a competir en pruebas de Doma hasta superados los 80 años y falleció en 1990 camino de los 88 años. Como la propia Lorna dijo en numerosas ocasiones «la edad no tiene que ser una barrera cuando se tiene verdadera afición«. Solo una modalidad como la Doma, por sus caracteristicas que requieren mas técnica y experiencia que fuerza y una perfecta simbiosis con el caballo, puede dar lugar a tan longev@s participantes.
* Juan Manuel Surroca es periodista. Ha sido Responsable de deportes de RNE en Catalunya durante 17 años. En Twitter: @SurrocaJM
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