El estadio Maksimir era un polvorín. Independientemente de estar engalanado con las camisetas ajedrezadas del combinado croata, Islandia tampoco tenía una presión previa de saber que el factor cancha incide en el resultado. El 0-0 en Reykjavik ofrecía unas opciones igualadas para ambos en Zagreb y todo hacía suponer que habría una eliminatoria a partido único, hasta que un chico de 19 años se sintió como en casa.
Ambos equipos habían realizado cambios con respecto al partido en Reykjavik. Los de Lagerbäck subsanaron las bajas de Skulason y Sighthorsson por Saevarsson y Gudjohsen. Mismo sistema, aunque Gunnarsson recibía más ayudas de Sigurdsson. Puestos a saber lo que se jugaba, Islandia quiso ofrecer un fútbol ofensivo, carente de miedo.
No obstante, el debutante Niko Kovac dio con el quid de la cuestión, tras haber hecho jornada de reflexión en el partido de ida. A pesar de la falta de un mediocentro puro se esperaba que el dominio de la pelota fuese completamente para los croatas. Por este motivo, por delante de la línea de centrocampistas que formaba Rakitic y Modric, se colocó Mateo Kovacic, la prometedora perla del Inter. Además, se volvió a ver la mejor versión de Darijo Srna, alargando más su parcela de juego que en el encuentro de ida. Croacia estaba más sólida esta vez
Fue clave en el encuentro. Kovacic fue un acierto claro por parte de Niko Kovac. Colocarse detrás de los centrocampistas islandeses, ofrecer alternativas a los costados y proyectar el juego ofensivo fueron los principales detalles que otorgaron la victoria. También, y en un contexto más profundo, Mateo ya conocía el Maksimir, anulando cualquier ápice de neutralidad que favoreciese a Islandia de cara al encuentro. Con posibles recuerdos de aquella etapa en el Dínamo de Zagreb, supo dar calor y cordura al fútbol de los croatas. Le dio ángel a un estadio que podía albergar tanto el júbilo como la depresión.
Islandia dejó una sensación inapetente durante el partido. No supo, desde el comienzo de la primera mitad, generar miedo en la portería de Pletikosa, factor más importante que las simples ocasiones del partido. El frío se lo trajeron de casa a pesar de haber tenido oportunidades para poder ser superiores.
Mandzukic, que actuó de héroe y villano, abrió el marcador en la primera mitad tras aprovechar una asistencia fortuita de Perisic. Fue un gol de listo, también, cuya acción de lucidez quedaría manchada diez minutos después por una expulsión absurda, que le impedirá disputar el primer partido del Mundial. Croacia parecía quedar expuesta ante la mejor generación que ha tenido Islandia, pero fueron meros argumentos para lo que después sucedió en el tepe
Durante aproximadamente 50 minutos de tiempo restante, la selección croata parecía estar vendida ante la inferioridad numérica, aunque Kovac decidió compactar más las líneas para asegurarse el control de la pelota. De buenas a primeras, en la segunda parte, el capitán de Croacia, Darijo Srna, aumentó la ventaja con una buena derecha a asistencia de Kovacic, que estaba de dulce. Se encontraba en casa.
Con una estampa que se postulaba desastrosa, Croacia todavía generó más ocasiones de peligro, siendo Halldorsson, otra vez, protagonista en numerosas acciones. Solamente Finnbogasson dejó sensaciones positivas, con un par de disparos hacia la portería de Pletikosa que no inquietaron lo más mínimo. La ventaja ya era considerable y no había fútbol ni precedentes históricos que invitasen a una remontada épica. Croacia defendió su plaza.
Islandia recordará esta repesca como uno de los mejores momentos de su corta trayectoria futbolística. Laugardalsvöllur como Maksimir serán los lugares del recuerdo de una bonita historia que no pudo ser, pero que tampoco supo a poco, teniendo así una cota algo más alta que batir para la próxima vez, esperando que de verdad suceda ese momento
De esta manera, Croacia vuelve a una cita mundialista tras perderse la edición sudafricana. Llegará en proceso de configuración, donde ya se dilucida una bonita generación de jugadores que invita a consolidar, más aún, al fútbol croata. No obstante, a diferencia de Islandia, los Modric, Rakitic, Srna o Mandzukic tienen una cumbre más alta con Francia 98’ aunque sus objetivos son más básicos que las aspiraciones al cetro. Eso sí, en aquel Mundial también vinieron de una repesca.
* Guillermo González es periodista.
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