El 15 de octubre del 2013, la selección croata, sin nada más en juego que el prestigio y afrontar con buena cara la repesca, caía impotente ante Escocia en Glasgow, en un partido calificado previamente por el seleccionador visitante de entrenamiento. Esa misma noche, fruto de la impotencia en el juego del conjunto ajedrezado y los malos resultados, Igor Stimac anunció públicamente su renuncia como seleccionador nacional. El día siguiente, el seno interno de la federación decidió prescindir (según parece la renuncia no llegó a formalizarse) de forma unánime de los servicios del hasta ese momento seleccionador. Pese a que esta decisión pudiese resultar apresurada o temperamental en un primer momento, los números del mandato del técnico dálmata no son positivos: 17 puntos de 30 posibles, poco más del 50 %, y el peor balance de puntos y goles por partido en un ciclo de clasificación desde la independencia. Sin olvidar los nueve puntos de diferencia respecto a Bélgica, una selección emergente y talentosa, pero con un grupo menos experimentado que el croata.
Lejos de la fría estadística, el mandato de Stimac se ha visto caracterizado por el su fuerte carácter, algo que le acompañó durante su carrera como jugador. Sus decisiones polémicas se han plasmado en lo deportivo y fuera de los estadios. Stimac es un personaje controvertido, convencido de sus ideales políticos (católico conservador) y que se ha expresado públicamente y sin tapujos contra el matrimonio homosexual y la duplicidad lingüística (cirílico) en Vukovar, dos temas especialmente candentes en la sociedad del país balcánico. Stimac se ha visto envuelto además en la lucha de los aficionados contra la actual cabeza de la federación, Davor Suker, y contra Zdravko Mamic, presidente de Dinamo Zagreb y hombre de mayor influencia del fútbol croata, según muchos el único que mueve los hilos en los órganos responsables del fútbol nacional. La lucha es especialmente intensa en las regiones fuera de Zagreb, que se consideran discriminadas en la elección de las sedes locales de la selección. El ambiente exterior acabó filtrándose en el grupo, provocando conflictos internos y que algunos jugadores levantasen las voces contra su seleccionador. Srna expresó públicamente tras el partido ante Escocia que este era su peor momento como internacional. El capitán suma más de cien partidos desde el 2002. Modric, por su parte, encontró una respuesta del seleccionador: “Dedica tu cabecita a jugar y déjame a mí las tácticas”.
En lo estrictamente deportivo, Stimac apostó por un cambio significativo respecto a lo que la selección mostró bajo el mando de Slaven Bilic. En palabras del ya exseleccionador, el modelo a seguir era el de la selección española, puesto que las batallas en el futbol moderno se ganan en el centro del campo, y Croacia, por plantel, era la selección europea más cerca de imitarlo. Por supuesto, la implantación debía ser progresiva. Durante el ciclo de clasificación, sin embargo, el conjunto ajedrezado se ha caracterizado por su irregularidad. Su cénit, el primer tiempo ante Serbia en el Maksimir, mientras que en los partidos ante Macedonia, Escocia o Serbia, en Belgrado, el equipo dejó su imagen más gris. Croacia reforzó la idea de dominio y posesión con el establecimiento del 4-4-2, con dos volantes de marcada participación interior y la pérdida progresiva de importancia del medio puro de contención, Vukojevic. Modric ejerció de director de juego con escuderos del nivel de Rakitic o Kovacic, y sin embargo el equipo sufrió para concretar las jugadas y realizar las que concretó. Curiosamente, el peligro llegó mayormente de acciones verticales por los costados, la movilidad de Mandzukic o el balón parado. Han sido especialmente criticadas las intentonas fallidas de Stimac con la defensa de tres y el primer tiempo del equipo en el Marakana de Belgrado, donde el equipo cedió premeditadamente el balón a Serbia para adoptar una versión más conservadora que no dio el resultado esperado.
Las incorporaciones al grupo que recibió de Bilic en el 2012 han sido eventuales y progresivas, pero no han estado exentas de crítica. La convocatoria de Halilovic resultó incomprensible para cierto sector de la opinión pública: aquel sector que aún ve un jugador en formación y no una potencial mercancía. El hecho de haber disputado sólo amistosos con la absoluta deja abierta la puerta a un eventual cambio a favor de Bosnia y Herzegovina, algo difícil de imaginar en cualquier caso. Por otro lado, la inclusión de Sammir, asiduo a los escándalos extradeportivos y de bajo rendimiento el último año, no hizo más que alimentar las divisiones internas del vestuario. Más comprensibles han sido las convocatorias de Radosevic y Rebic, punteros en la sub-21 y futuro a medio plazo de la absoluta, y especialmente el crecimiento de Kovacic, por la madurez del juego del centrocampista del Inter.
Ante la inminente repesca y la posibilidad de quedarse sin mundial, la federación nacional se ha decidido por buscar un shock positivo en el plantel y ha designado al hasta ahora seleccionador sub-21, Niko Kovac. Kovac es uno de los capitanes más respetados por la grada con los que ha contado el conjunto ajedrezado, un hombre de carácter, que ha liderado como jugador a buena parte de los integrantes de la actual selección croata. Centrocampista, desarrolló la mayor parte de su carrera en Alemania y disputó un total de 83 partidos (dos mundiales, dos Eurocopas) con la selección croata desde 1996 al 2009, cuando dejó el equipo para dar paso a los jóvenes, algo que ha caracterizado también su corta carrera como técnico. Sus números los últimos meses con la sub-21 croata invitan a la esperanza: pleno de victorias en cuatro partidos, trece goles a favor y ninguno en contra. Pese a que sería lógico que realizase cambios en la absoluta, se ha caracterizado por forzar un fútbol ofensivo, con la asociación como el medio y la disciplina como imperativo, con algunas ideas realmente innovadoras para el panorama nacional (el 4-2-4 y el falso nueve). El regreso del dúo del Hamburgo Badelj e Ilicevic, la ausencia de Vukojevic, la presencia de Males y Benko y la continuidad de Rebic son lo más destacado de la convocatoria para los partidos contra Islandia.
Croacia afronta en Islandia una doble tarea de adaptación: al nuevo técnico y a las condiciones climatológicas de Reikiavik. Una victoria como visitante levantaría la moral del equipo y permitiría afrontar en condiciones favorables el decisivo encuentro como local ante el implacable y soberano público de Zagreb. En juego está recuperar parte del prestigio perdido, la confianza perdida de la afición y poner rumbo al deseado Mundial de Brasil.
* Juan Pedro Ramírez.
– Foto: Luka Stanzl (PIXSELL)
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