"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Le ha costado mucho llegar donde está y por eso vive el día a día con tanta pasión. Religioso, agradece a Dios al finalizar cada partido la ayuda prestada, y es difícil encontrar tuits en los que no escriba “pura vida”, ya que aprovecha el dulce momento que está viviendo. Trabajador como pocos, es el portero de moda en la liga española. Pero los que le conocen saben que nada de esto es casualidad.
Natural de Costa Rica, Keylor Navas debutó con el Deportivo Saprissa de su país en el año 2005. Llegó al Albacete en la 2010/2011, temporada en que el conjunto de Castilla-La Mancha bajó a Segunda División B, aunque su actuación fue lo más destacado del equipo. Esto hizo que Navas marchara cedido al Levante U. D., donde supo estar a la sombra de Munúa, jugando solo la Copa del Rey. El año siguiente firmó definitivamente por el Levante hasta 2015. En dicha temporada fue el portero titular en la Europa League, algo cargado de simbolismo. Nunca en la historia el Levante había paseado su escudo por los campos europeos, hasta el curso pasado. Y lo hizo con Keylor bajo los palos.
Pese a esto, en la liga seguía siendo Munúa de la partida. A final de temporada el uruguayo se marchó rumbo a la Fiorentina, lo que despejaba el camino a Keylor. El guardameta costarricense, que había sabido esperar su oportunidad, por fin era el portero titular del Levante, un equipo al que Keylor se muestra enormemente agradecido: “El Levante me dio la oportunidad y soy feliz aquí”.
Pese a lo comentado anteriormente, no empezó bien la temporada para Navas: recibir siete goles en el Camp Nou nunca es agradable. Pero el equipo se sobrepuso y él está siendo parte fundamental para la actual racha positiva. Su última exhibición llegó frente al Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Keylor da puntos y el Levante lo agradece, aunque él se quita méritos. Al finalizar el partido en Sevilla destacó el acierto ofensivo del equipo por delante de su rendimiento.
Un rendimiento que no es casualidad. En los últimos años ha evolucionado mucho. Cuando llegó al Ciutat de València tenía muchas aptitudes, pero estaban por desarrollar. Algunos dicen que es un felino, por lo rápido que se desenvuelve bajo los palos. Ha mejorado en el juego aéreo, algo básico para el estilo del Levante, que al defender tan atrás recibe muchos centros laterales y jugadas a balón parado. Pero ese no es problema para la defensa y tampoco para Keylor. Al menos ya no.
Pero sin duda, lo que más llama la atención es su velocidad de reacción. Hay una parte innata en Keylor, pero también ha mejorado su velocidad y agilidad gracias al trabajo y entrenamiento diario. Reacciona en milésimas de segundo y va muy bien al suelo, que probablemente es el movimiento más difícil de hacer para un portero cuando dispone de poco tiempo para responder. Tiene un tren inferior potente que le hace volar de palo a palo y una ética de trabajo digna de admirar. Quizá sea precisamente por eso –sabe lo difícil que es llegar a la élite, y más viniendo de un país humilde como Costa Rica– por lo que agradece día tras día la ayuda recibida y se muestra positivo y optimista. “Pura vida”, repite una y otra vez Keylor Navas. Con 27 años tiene un presente brillante y un futuro aún mejor. De momento, seguirá volando bajo los palos del Ciutat de València. Y en junio llegará Brasil, donde lucirá sus llamativos guantes frente a los mejores jugadores del mundo defendiendo a su país, Costa Rica, en el mayor evento futbolístico del año.
* Ismael Ledesma es periodista.
– Foto: Alberto Iranzo (As)
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