"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
LeBron James anotaba a ocho segundos del final los dos primeros y únicos puntos de Cleveland Cavaliers en la prórroga, una muerte muy cruel cuando estuvieron pisando la orilla durante 48 minutos para tirar por la borda el partido en un último cuarto. El cansancio de la estrella de los de Ohio hizo mella y Warriors aprovechó para demostrar que su banquillo tiene bastantes más soluciones que el de los visitantes. Victoria de Warriors en la prórroga (108-100) en un duelo más igualado de lo esperado.
El marco era inmejorable. El Oracle Arena iba a ser testigo del primer asalto de las finales de la NBA, el duelo estaba servido: El mejor equipo de la temporada y el jugador del momento, Stephen Curry, contra el rey de la NBA, el mejor jugador del mundo, LeBron James y una estructura de equipo muy similar a la que le había dado éxitos en Miami.
El técnico de Cleveland Cavaliers lo vio claro: Tengo al mejor jugador del mundo, juguemos para él. LeBron James tuvo durante todo el partido continuos aclarados de sus compañeros para que se enfrentara contra quien se enfrentara tuviera la opción de superarlo, ya fuera por potencia cuando cargaba con su espalda para ir acercándose al aro, o por mera técnica cuando decidía atacar de cara.
Y durante 48 minutos el rey demostró quien manda en la NBA. 12 puntos en el primer cuarto y en el tercero, 7 en el segundo, 11 en el cuarto y tan solo 2 en la prórroga. Durante el tiempo reglamentario fue imparable para quien se le puso delante; Kerr se lo puso sencillo aunque la prórroga le dio la razón.
El entrenador de Golden State Warriors vio por bueno que LeBron James jugara continuos unos contra uno en el poste alto. Le puso encima al inicio a Harrison Barnes y el rey, en la primera acción del partido, le puso una falta en el casillero y la lección de que no iba a ser rival para él esta noche. Posteriormente fue André Iguodala el que le tocaría perder ante James, aunque este le dio más trabajo. Kerr probó por si acaso a Daymond Green un rato, pero no había nada que hacer: el de Akron había decidido superar a quien se le pusiera delante.
Ante esto, lejos de ofrecer 2×1 en los aclarados a LeBron James, Kerr decidió que los otros cuatro jugadores no pudieran anotar. El técnico aceptó ese 1×1 a cambio de no conceder triples solos. Kerr, tirador abierto por antonomasia, había leído muy bien el mensaje de JR Smith en prensa días antes en el que avisaba que si se cerraban sobre LeBron él iba a poder tirar libres. JR no lo sabía, pero le había dado la clave a los Warriors para acabar con Cavaliers.
Los de David Blatt no causaban gran amenaza en el triple, el plan de Kerr estaba funcionando, pero Mozgov e Irving estaban siendo los verdaderos problemas, los que daban a Warriors por detrás en el marcador casi todo el partido. El ruso leía muy bien las defensas y cuando había el mínimo amago de 2×1 ante LeBron ponía un corte del poste alto al bajo para que su compañero le asistiera y se colgara una y otra vez.
Lo de Irving ya fue otra cosa. El base quería demostrarle al mundo que no hay tanta diferencia entre él y Stephen Curry y en el primer cuarto lo barrió. Se juntó con él en defensa y lo secó; en ataque pasó por encima de Klay Thompson. Sin embargo, esto no pareció gustar a Blatt, que veía como Irving gastaba demasiada energía teniendo que hacerse cargo de Curry y en el segundo cuarto le dio el testigo a Dellavedova, quien fracasó con estrépito y despertó a Curry. La jugada no salió bien, sobre todo porque Klay Thompson sí supo cómo atacar a Irving; sin embargo, el base de Cavaliers tiró del carro ofensivo y fue un continuo flujo de puntos y asistencias cuando LeBron James pedía aire. El cambio de defensa liberó a un Curry que no parecía tener el día, pero permitió a Irving dominar en el partido.
Al descanso, los Splash Brothers sumaban unos engañosos 19 puntos (14 de Curry y 5 de Klay). Ninguno de los dos había estado atinado en el lanzamiento, Curry, pese a estar muy bien defendido por Irving en el primer cuarto, había fallado muchos lanzamientos de los que suele anotar y a Klay Thompson se le notaba que no estaba del todo recuperado, Kerr lo notó y le dio bastante descanso en el primer tiempo.
En el tercer cuarto despertó Klay Thompson, muy cómodo con Irving, y castigó a Curry. El MVP se encontró delante un Shumpert que lo dejó prácticamente seco, y Kerr encontró la solución en el banquillo. André Iguodala fue el hombre del partido, el día que LeBron James anotó 46 puntos. El ex de Sixers y Nuggets demostró que tiene uno de los físicos más privilegiados de la liga y a medida que pasaban los minutos fue defendiendo cada vez mejor a un LeBron al que habían ido cansando, primero Harrison Barnes y luego Daymond Green cuando Iguodala no estuvo en pista. Con más aire en los pulmones que el rey aprovechó cuando este descansaba para hacerse con el partido y convertirse el protagonista total tanto en defensa como en ataque. Mantuvo a Warriors en el marcador hasta el final del tiempo reglamentario.
Stephen Curry tomó el mando a minuto y medio para la finalización del partido y dejó una de las jugadas del partido. Al fin se encontraron cara a cara Curry y LeBron, el de Warriors penetró, fintó un reverso, el de Cavs cayó en la trampa y quedó lejos del MVP de la temporada y a este le dio tiempo a fintar el tiro antes de anotar desde media distancia. Toque de corneta y aviso de que había llegado al partido, algo que no había pasado hasta el momento pese a llevar 20 puntos.
Pese a eso, LeBron James pudo tener su momento y con 98-98 erró un lanzamiento ganador a falta de dos segundos tras una defensa sensacional de Iguodala. En esa defensa se cimentó lo que vendría en los cinco minutos de prórroga.
En el momento cumbre del partido Blatt siguió apostando todo o nada a LeBron James e Iguodala pudo con él. El punto de intensidad mayor de Iguodala fue suficiente para frenar a un James que lo puso todo, pero echó de menos al final haber estado algo más acompañado. Kerr se la jugó con Ezeli en lugar de un Bogut que no había sabido descifrar a Mozgov y acertó, el ruso no vio aro en la prórroga. En ataque, Warriors volvió a su esencia de bloqueos interminables y Curry aprovechó todos los cambios para sacar faltas y no perdonar desde el tiro libre.
A 2.30 para el final del partido llegó la sentencia. Cavaliers hizo la peor defensa del partido para dejar solo en el triple frontal a Iguodala, este tuvo varios segundos para pensar qué hacer y cuando al fin le salía Tristan Thompson, el alero abrió para la esquina donde Harrison Barnes esperaba para anotar el triple que mataba el partido (105-98). Irving caía lesionado y el tiempo muerto posterior ya no salvaría nada. Sin el base de Cavs en pista, Kerr presionó toda la pista tras cada canasta para que James se agotara antes de pasar de campo y lo de después fue solo una muestra de cansancio: el rey es humano.
* Iñaki García es periodista.
– Foto: Frederic J. Brown (AFP)
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