Kalusha Bwalya: el prodigio zambiano

por el 25 enero, 2016 • 4:17

El mejor jugador de la historia de Zambia y Balón de Oro africano en el año 1988. Desarrolló parte de su carrera en Europa y México y salvó la vida al no ser convocado por lesión para un choque de su selección frente a Mauricio en 1993. Sus compañeros tomaron un avión militar en la ciudad de Port Louis y tras una escala en Libreville el aparato se estrelló frente a las costas de Gabón. Nacido el 16 de agosto de 1963 en Mufulira (Zambia), se desempeñaba como delantero o extremo. Jugador zurdo de exquisita técnica, rapidísimo y desequilibrante, disponía de un fabuloso golpeo de balón y de unas cualidades físicas propias de un atleta.

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Comenzó a jugar en las calles de su ciudad natal, pero no fue hasta los 16 años cuando empezó su carrera. Lo hizo en el Mufulira Blackpool, en el que apenas estuvo una temporada antes de firmar en 1980 por el Mufulira Wanderers, uno de los mejores clubes zambianos. En el cuadro verde pronto destacó como el mejor jugador y ayudó a que el equipo lograse una Challenge Cup en 1984, la Copa Chibuku en 1985 y la Supercopa ese mismo año.

Fue entonces cuando a las oficinas del Círculo de Brujas belga llegó un vídeo con las mejores jugadas de Bwalya. Su calidad impresionó a los técnicos, que recomendaron su fichaje. El club pagó 25.000 dólares por su traspaso. En sus dos primeras temporadas demostró un gran olfato goleador que le permitió ser el mejor artillero del plantel, a lo que sumó dos galardones de mejor jugador del año. En 1988, el gran papel desempeñado en los Juegos de Seúl puso a numerosos equipos tras su fichaje. Pero fue finalmente el PSV el que logró su propósito un año más tarde.

En el conjunto de Eindhoven coincidió con Romario y Kieft, con los que formó una sociedad temible en la zona de ataque. Además también había en el vestuario otras figuras de gran prestigio en el balompié neerlandés, como Van Breukelen, Vanenburg, Van Aerle y Valckx o el defensa belga Gerets. Allí permaneció un lustro, en el que marcó 25 goles en más de 100 partidos oficiales y levantó importantes trofeos, como la liga en 1991 y 1992 tras superar al Ajax, la Copa en 1990 después de vencer al Vitesse o la Supercopa en 1992.

Su trayectoria en el fútbol europeo concluyó a mediados de los noventa, cuando emprendió viaje a México, donde se consagró como un ídolo. Se enroló en las filas del Club América, donde fue la estrella durante varias temporadas. Al equipo azulcrema lo dirigía Leo Beenhakker. Al lado de Bwalya jugaron los cameruneses Omam-Biyik (con él formó el dúo conocido como las abejas africanas) y Pagal, el rumano Dumitrescu o los locales Cuauhtémoc Blanco, Luis Alves o Adrián Chávez. Marcó 21 goles en 88 partidos y ganó la Copa Pachuca con las águilas hasta 1997, momento en el que se marchó al Necaxa.

A partir de ese instante recorrió varios equipos en apenas tres años, sin lograr la estabilidad en ninguno. En 1998 tuvo una corta experiencia en el Al Wahda de Abu Dabi con el que alzó la Copa Al Etihad. A continuación volvió a México para jugar unos meses en Club León en 1998, en Irapuato y Veracruz en 1999 y el S. D. Correcaminos al inicio del nuevo siglo, para finalizar su carrera poco tiempo más tarde.

Con la selección fue internacional en 87 ocasiones y marcó 39 goles. Debutó el 24 de abril de 1983 en un choque de clasificación para la Copa de África del año siguiente. Zambia recibió a Sudán en Lusaka en un partido que acabó sin goles. El cuadro zambiano no logró la clasificación para la Copa de África ni tampoco para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

Selección zambiana (1988)

Selección zambiana (1988)

Su primer gol importante llegó en 1984, con Uganda como rival. Zambia iniciaba el camino para el Mundial de México y tras dejar en la estacada a los ugandeses se vio las caras con Camerún. Los Leones Indomables, que venían de participar en el anterior campeonato, también sucumbieron ante el poder de los zambianos que les derrotaron en casa por 4-1. Sin embargo, en la tercera y penúltima ronda, contra los argelinos, el equipo de los Madjer, Guendouz o Menad se impuso con claridad en ambos encuentros y acabó con el sueño mundialista de Zambia.

El buen nivel de los oranges quedó demostrado también en la Copa CECAFA de 1984, además de en la buena calificación mundialista que completaron. Bwalya lideró a una selección que comandó el grupo A y que en semifinales derrotó a Kenia por 2-0 y en la final se impuso en los penaltis por 3-0 a Malawi. Dos años más tarde, el delantero por fin pudo debutar en una Copa de África. Zambia evitó una ronda tras la retirada de Etiopía, pero tuvo que disputar una eliminatoria vital frente a Nigeria. En Lagos hubo empate sin goles, pero en la capital zambiana un triunfo por la mínima dio la clasificación a los locales. Ya en el torneo continental quedaron encuadrados con duros adversarios como Camerún, Argelia y Marruecos. El papel realizado por los jugadores de Brightwell Banda fue pobre, al sumar un único punto contra los argelinos, pero Bwalya dejó su sello en la competición con un gol en la primera jornada ante Camerún.

El mejor momento de las Balas de Cobre llegó en el año 1988. Bwalya solo participó en la eliminatoria final frente a Ghana, pero su olfato de gol fue decisivo para clasificar a Zambia para los Juegos Olímpicos de Seúl. En tierras surcoreanas, el equipo dirigido por Alex Chola y con otros enormes jugadores además de Bwalya, como su hermano Johnson, David Chabala, Charles Musonda, empató en el estreno frente a Irak y doblegó a Guatemala con un doblete del jugador del Círculo de Brujas. Sin embargo, si hubo una victoria histórica fue la lograda ante Italia. Bwalya destrozó a una defensa transalpina con Tassotti y Ferrara y marcó un hat-trick histórico y confirmó el pase a la siguiente fase. Ya en cuartos, el sueño de Zambia se esfumó por la vía rápida al caer aplastados por la Alemania Occidental de Klinsmann y Hässler por 0-4.

La llegada de los años noventa supuso una época de permanencia de Zambia entre los mejores equipos africanos. Sus participaciones en la Copa de África fueron una constante al disputar las ediciones de 1992, 1994, 1996, 1998 y 2000. Pese al accidente del 1993 y la reconstrucción de casi toda la selección, el equipo logró reponerse. Únicamente le faltó lograr el billete para un mundial. Fue en la fase de clasificación de 1994 estuvo más cerca de alcanzarlo. Bwalya era la estrella del equipo y en la liguilla de primera ronda consiguió tres dianas muy importantes frente a Tanzania, Namibia y Madagascar. A continuación, en la ronda final se retaron con Marruecos y Senegal y se quedaron a un punto del mundial. El atacante ayudó a la victoria de Zambia en Lusaka contra ambos combinados con un gol en cada partido, pero el empate en Dakar y la derrota en Casablanca les dejaron sin el gran sueño.

Por su parte, en la competición africana hincaron la rodilla en el grupo inicial en los años 1998 y 2000, en cuartos en 1992 y en semifinales en 1996. Ese año finalmente ocuparon el tercer lugar al vencer por 0-1 a Ghana y Bwalya fue el máximo artillero del torneo con cinco goles. Pero si hubo un año que estuvieron cerca de coronarse como el mejor equipo de África fue en 1994. Parte de la selección era nueva, con Zeddy Saileti, James Phiri, Elijah Litana, Harrison Chongo o John Lungu, y Bwalya era el capitán tras lo acaecido el año anterior. En la primera ronda empataron con Sierra Leona y ganaron a Costa de Marfil para ser primeros de grupo; en cuartos se deshicieron de Senegal y en semifinales barrieron a Mali con el único tanto de Bwalya en el torneo. En la final, sin embargo, se toparon con una Nigeria potentísima que remontó el gol inicial de Litana en una tarde extraordinaria de Amunike.

La carrera internacional de Bwalya se extendió hasta el año 2004, cuando jugó sus últimos minutos con la selección que él mismo entrenaba en un choque frente a Angola de la Copa COSAFA. Por entonces era el quinto jugador con más partidos en el equipo zambiano y el tercer máximo goleador, tras Chitalu y Alex Chola.

Después de colgar las botas dirigió brevemente al Club Deportivo Marte mexicano y luego fue el elegido por su federación para tomar las riendas de las Balas de Cobre durante tres años. Estuvo un total de 36 encuentros dirigiendo al equipo nacional y les llevó al título de la Copa COSAFA del 2006 al doblegar consecutivamente a Malawi, Islas Seychelles, Botsuana y Angola.

Ha sido miembro de la FIFA y de la Confederación Africana de Fútbol, embajador de la Copa del Mundo de Sudáfrica en 2010 y desde 2008 ostenta el cargo de presidente de la Federación de de Fútbol Zambia. Además, desde 2003 tiene su propia fundación, con la que ayuda a educar a jóvenes con el virus VIH y el sida.

* Alberto Cosín.





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