Juventus con sabor agridulce

por PEPE NAVARRO el 16 mayo, 2014 • 22:27

Esta temporada 13/14 va a terminar con el campeón de la Serie A batiendo un nuevo récord de puntos. Podríamos debatir si más allá de los puntos es o no el mejor campeón de la historia. Estas comparaciones son siempre complicadas y con frecuencia incompletas e injustas. Lo que parece objetivo es que esta Juventus es el claro dominador actual de un fútbol italiano, si me lo permiten, venido a más en los últimos años.

Hace ya algún tiempo que el equipo es virtual campeón. Tras el contratiempo de su eliminación en la fase de grupos en la Champions League, su ejercicio en la liga ha sido inmaculado. Con unos números (hasta la fecha de la realización de este artículo) espectaculares a falta de una jornada para finalizar el campeonato. Treinta y dos victorias, tres empates y solo dos derrotas. Es el conjunto más goleador (77) y el menos goleado (23). Su estadística en casa es intachable: dieciocho victorias con 44 goles a favor y 9 en contra.

Roma y Nápoles han intentado sin fortuna acercarse a esta arrolladora Juventus que da muestras de continuar su dominio en temporadas venideras. Exceptuando algunos jugadores, como es el caso de Pirlo, el resto de la plantilla tiene la edad y la ambición idóneas para continuar con este reinado casero. Y no es precisamente Pirlo un jugador que dé muestras de algún tipo de decadencia, más bien todo lo contrario, es complicado imaginar este equipo sin él como mediocentro.

Pero esta es la cara positiva de una Juve que en Europa muestra sus debilidades. Unas debilidades que se antojan tan tácticas y técnicas como emocionales.

Ya analizamos en su momento aquella mañana de ingrato recuerdo en Estambul. Quedaba un golpe más doloroso si cabe.

Con Turín y el Juventus Stadium como sedes de la final de la Europa League, la presencia del equipo de Conte era más que obligada y necesaria. Con el partido de vuelta de semifinales en casa y con un marcador asequible (2-1 en Lisboa), nada hacía pensar que el Benfica pudiera eliminar a la Juventus. Un único gol le bastaba. Y un único gol fue incapaz de marcar. 0-0 y el Benfica (que posteriormente perdería con el Sevilla la final en la tanda de penaltis) a la final, una final que ellos acogían y que no disputarían.

La final en Turín parecía ser una pequeña luz que se cruzaba en el camino y que marcaba un final digno en Europa, pero no fue así, todo lo contrario. La final en Turín, su final, la que no disputó, pone un broche amargo a la temporada juventina, a la temporada del Scudetto. La temporada del récord. Un récord agridulce.

* Pepe Navarro Barranco.

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