Juan Fernando fue una de las mejores noticias de un Pescara que fue un desastre de principio a fin en la Serie A. Una danza de técnicos, resultados adversos y bajo rendimiento general debido a la inexperiencia de un grupo de jóvenes talentosos –Quintero, Capuano, Caprari, Perin– que no dio la talla, y cuya consecuencia fue finalizar la temporada en 20° puesto.
Quintero logró estabilidad, sobre todo, con Cristiano Bergodi, segundo entrenador de la temporada en el Delfino, que llegó en noviembre y se marchó en marzo. Tuvo muchos minutos, aunque su único gol de la temporada lo marcó con Stroppa en el banquillo, en septiembre. Con el venezolano Nobili jugó en marzo, tras volver del Sudamericano Sub-20, donde se coronó con Colombia, y en la última etapa de la temporada, dirigido por Bucchi, no pudo tener muchos minutos debido a una lesión en abril que lo mantuvo un mes de baja. Su último partido fue, precisamente, en abril ante la Juventus, donde rindió bastante bien.
Marcó 5 goles en el Sudamericano Sub-20 de enero y acaba de terminar su participación en el Mundial Sub-20 de Turquía, donde Corea del Sur ha eliminado al equipo colombiano en un partido donde Quintero marcó su segundo gol del campeonato, forzando la prórroga.
Reducida estatura y robusta figura. Juan Fernando es agilidad pura, su físico le ayuda para sus regates en corto para evitar rivales. Aprovecha muy bien la cintura para regatear y mueve con mucha rapidez las piernas para sortear rivales. Suele rehuir a los choques pero es muy amante del uno contra uno, donde casi siempre sale vencedor.
Quintero no es un jugador de carreras largas, por lo que en la banda se desaprovecha su mejor talento, que es ese control de balón más pase o disparo. Su virtud más grande está precisamente en su cabeza, pero no es porque tenga buen cabeceo, sino porque piensa un segundo antes que los demás, siempre mira la jugada antes, sabe dónde colocarse y qué hacer antes que los demás y eso está al alcance de muy pocos.
Esta temporada, en Pescara, ha jugado siempre como mediapunta, detrás de la referencia, salvo contadas ocasiones en las que partió desde la banda izquierda –sabe sacar buenos centros laterales y tiene más espacio para disparar de lejos– e incluso como interior, sin mucho éxito. En la banda derecha se podría aprovechar su fuera-dentro más disparo, pero de momento ningún entrenador ha apostado por ello, aunque Quintero busque durante el partido las bandas para generar espacio por dentro o incluso para dominar desde fuera.
Es un futbolista mágico, con un dominio de balón fenomenal, que sumado a su gran control lo convierte en un jugador impredecible. Trata de superar a sus rivales con asociaciones rápidas o con regates sencillos. Es habitual verle hacer la media vuelta que Xavi utiliza para sortear rivales y buscar líneas de pase. Tiene una variedad tremenda de gestos técnicos, donde destacan pases de lujo –taconazos, vaselinas–, caños y sombreros.
En cuanto al disparo, le gusta potente y colocado, con esa mágica zurda sabe hacer maravillas en tres cuartos de campo. Un privilegiado para el disparo y decisivo también en los pases, cuyo rango es aceptable, sobre todo con el pie izquierdo, con el que coloca mucho mejor que con el derecho.
Le gusta hacer paredes cortas para abrir espacio por dentro, siempre en virtud de la agilidad, concepto en el que basa todo su fútbol.
* Roberto Testas.
– Foto: AFP
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