Figura legendaria del Sevilla F. C., militó en el conjunto hispalense durante diez temporadas y tuvo el honor de marcar uno de los tantos más importantes de la historia de la entidad. Sucedió en 1946 y gracias a ese gol el cuadro sevillano pudo conquistar por primera y única vez hasta ahora la liga española de fútbol. Nacido el 24 de noviembre de 1920 en La Carolina, provincia de Jaén (España), fue un delantero centro muy potente y goleador. De gran físico, fuerza, contundencia y olfato de gol, su principal virtud era el remate de cabeza. Se le conoció cariñosamente como el Pato por su estilo al correr.
Inició su carrera en el Sevilla de aficionados y en 1943 se marchó en calidad de cedido al Xerez C. F., que por entonces estaba en Segunda División. En el conjunto xerezano permaneció durante dos campañas y en 1945 regresó a las filas del Sevilla, esta vez para jugar en el primer equipo. En su primera campaña con los blanquirrojos se hizo un hueco en el once de Moncho Encinas y sus actuaciones fueron claves para lograr el campeonato de liga, logrando 11 dianas incluidos sendos dobletes al Atlético Aviación y Athletic Club. El Sevilla tuvo una dura pugna con el F. C. Barcelona y el Athletic Club durante todo el torneo y no fue hasta la última jornada cuando se decidió el campeón. El 31 de marzo de 1946 es una fecha marcada para la institución sevillana, día en que pisaron Les Corts para jugarse el título ante el club culé. Aquella tarde la histórica alineación que sacó el técnico Encinas fue la compuesta por Busto, Joaquín, Villalonga, Alconero, Antúnez, Eguiluz, López, Arza, Araujo, Herrera y Campos. En el bando rival figuraban futbolistas de la talla del arquero Velasco, Curta, los hermanos Gonzalvo, Escolá o el ariete César. El Sevilla salió a realizar su partido, olvidándose de la brillantez y el juego bonito y primando por encima de todo la efectividad y la sencillez. De este modo llegó el histórico tanto de Araujo en el minuto 7, en su mejor especialidad, el remate de cabeza. El gol supuso una gran losa para los blaugrana, que debían de remontar y ganar el choque para poder conquistar la liga. Se mostraron nerviosos y agarrotados y al intermedio se llegó con 0-1. En la reanudación, el F. C. Barcelona salió con más mordiente y el empate llegó por medio de Bravo en el minuto 63. Los últimos veinte minutos fueron una prueba para la defensa y el corazón de los sevillistas, que repelieron con firmeza los acercamientos y los disparos lejanos azulgranas, y tras hacer sonar su silbato Pedro Escartín, cantaron el alirón. Pocas semanas después el palo a los catalanes fue doble, tras apearles de la copa por un global de 8-1. En Nervión vencieron por 8-0 con cinco tantos de Herrera, dos del Pato y uno de Campos, y en la vuelta, ya con poco en juego, perdieron por 1-0. Posteriormente el Valencia les eliminó en semifinales.
En las siguientes temporadas el Sevilla no luchó por el título de liga, pero la Copa del Generalísimo dio otra alegría a los aficionados. En la edición de 1948, ya con Patricio Caicedo en el banco, levantaron el trofeo tras derrotar en Chamartín al Celta por 4-1, en lo que significaba el tercer título copero para la entidad. En el camino hacia la final se deshicieron de la Real Sociedad en semifinales, el C. D. Castellón en cuartos y Athletic Club en octavos. Precisamente en esta eliminatoria Araujo fue expulsado tras agredir a Piru Gaínza y se perdió el resto del torneo al ser castigado con cinco partidos de sanción.
En el curso 1950-1951 el Sevilla volvió a la pelea por la liga en una temporada en la que llegó a la plantilla un jugador que marcaría una época, Campanal II. Con él en la zaga, junto a la columna vertebral del equipo campeón en 1946, vivieron un intenso duelo con el Atlético de Madrid. Araujo realizó un gran papel con 19 goles en su haber, firmando soberbios duelos como el disputado ante el Alcoyano, al que anotó cuatro goles, o frente al Real Madrid, donde firmó dos. Además fue protagonista en el enfrentamiento clave del campeonato en la última jornada frente a los colchoneros. El Sevilla necesitaba vencer por dos goles de diferencia y al Atlético le bastaba con el empate. Con 1-1 en el marcador le fue anulado un gol al Pato al señalar el juez de línea que el balónhabía salido por la línea de fondo antes de centrar Ayala. El choque finalizó en empate y el Sevilla fue subcampeón.
En las últimas campañas de Araujo en el Sevilla se combinaron grandes cifras de tantos como en 1952 y 1955, donde consiguió 20 y 16 goles, con otras más discretas como las 5 dianas en 1954. El Sevilla ya no peleaba las ligas y muchas de sus esperanzas las depositaba en la copa. Fue en 1955 cuando el torneo del K.O. les otorgó otra posibilidad de triunfo al presentarse en la gran final. Después de eliminar consecutivamente a la Cultural Leonesa, Valencia y Real Madrid, al que endosaron un 5-0 en Nervión, tuvieron como contrincante por el entorchado al Athletic Club. Juan Araujo siguió con su maldición en este torneo y esta vez fue una lesión la que le impidió ser alineado por Helenio Herrera. En un duelo muy igualado, Ignacio Uribe desequilibró la balanza a falta de veinte minutos y los bilbaínos ganaron por la mínima.
Araujo dejó la entidad de Nervión tras el curso 1955-1956, con un bagaje entre todas las competiciones de 242 partidos y 160 goles, lo que le sitúa en el tercer lugar de mejores realizadores de la historia del club. Fichó por el Córdoba, del Grupo 2 de la Segunda División, y tras únicamente un año en las filas blanquiverdes retornó a jugar al Xerez. Allí, con 37 años, colgó definitivamente las botas en 1958.
Con la selección española jamás fue convocado. Coincidió en su época con grandes delanteros como Zarra, Mundo o César que le cerraron el paso al combinado nacional.
En 1954 obtuvo el Premio Patricio Arabolaza como el jugador que mejor representaba el espíritu de la Furia Española y en el homenaje que le tributó el Sevilla también recibió la medalla al Mérito Deportivo. Se celebró el 10 de mayo de 1956 en Nervión y tuvo como rival al Os Belenenses portugués, que sucumbió por 4-1.
Sus hijos también fueron profesionales del balompié: Juan Felipe militó en Elche, Mallorca y Xerez y Ángel jugó en el Hércules.
Falleció a los 81 años en Sevilla el 4 de noviembre del 2002.
* Alberto Cosín.
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