Joshua Guilavogui vive un verdadero cuento de hadas. Nunca pensó que jugaría en el Calderón cuando se divertía jugando al fútbol en las calles de Toulon. O cuando hace una temporada el Saint-Etienne le buscaba una cesión para que pudiera seguir creciendo y no viviera a la sombra de Jeremy Clement. Pero la mala fortuna en forma de lesión de éste le dio la oportunidad al francés de 22 años. Pronto ganó peso en el esquema de Galtier y fue uno de los hombres clave para que Les Verts se hicieran con un título 32 años después.
Su gran temporada le abrió las puertas de la selección francesa a los 22 años y parece que Deschamps va a contar con él de modo frecuente. El jugador de origen guineano ya está acostumbrado a vestir la malla bleu, ya que ha sido internacional en sus categorías inferiores.
Ahora el francés llega al Atlético de Madrid de Simeone por 10 millones de euros para reforzar una plantilla a la que le faltaba un jugador de este perfil. Y saben en la orilla del Manzanares que la escuela francesa tiene sangre de grandes pivotes. Aportará músculo, oxígeno y agresividad, algo que agradece la hinchada colchonera.
Joshua Guilavogui es un prodigio físico: de constitución robusta, ancha espalda, largas piernas y fuerte torso. Su condición física es esencial en su labor y es difícil verle agotado gracias a su capacidad de resistencia. Además, posee muy buena capacidad de salto y suele ganar los balones aéreos, a ello ayuda su 1, 88 m de altura. Es un jugador de mucho equilibrio, con gran utilización de los brazos y al que es difícil verle caer. Muy fuerte y contundente al choque, destaca por su agresividad y gran motor.
Quizás necesite ganar algo más de masa muscular y peso ya que, pese a su altura y a ser una roc,a tan solo pesa 77 kg. También puede mejorar en la velocidad; el francés es algo lento y tosco de cintura.
Su pierna natural es la derecha, pese a que no es extraño verle tocar con la izquierda al primer toque cuando está bajo presión. Ese es otro de los aspectos que puede mejorar: la precisión en el golpeo del esférico con la pierna mala.
Es un tipo maduro. Siempre fue avanzado en las categorías inferiores del Saint-Etienne, por lo que desde joven supo aceptar los galones y desarrolló una gran capacidad de aprendizaje. Con 18 años debutó y con 22 era un hombre importante en el vestuario.
Es dialogante con sus compañeros en el campo y nunca pierde la compostura ante el rival pese a ser un jugador de carácter. Protesta con la mirada y no zarandeando los brazos. Su nivel de activación y de concentración es excelente, por ello es raro verle fallar por no estar en el partido.
Además, su predisposición para realizar una cobertura de más o un esfuerzo extra es generosa, por lo que es un jugador que hace equipo y aporta confianza, sobre todo en la línea defensiva.
Claramente, el principal hándicap del francés será la adaptación a un nuevo país, un nuevo idioma y nuevas costumbres. Ahí cobrará importancia el papel del Mono Burgos para aportarle la confianza que nunca le ha faltado hasta ahora en su camino por la Ligue 1.
La posición natural de Guilavogui es la de mediocentro o pivote defensivo. Como se siente más cómodo es jugando como único pivote por delante de la defensa. Aunque hasta que la pasada temporada no se lesionó Jeremy Clement tuvo que jugar junto a él en el doble pivote, como años antes hizo con Blaise Matuidi. Pero donde brilla realmente es jugando como ancla vital dando equilibrio al equipo.
Tácticamente es brillante, suele mantener muy bien la posición entre centrales y evita que se rompa el conjunto. Tiene muy buena ocupación del espacio y su sincronización con Perrin y Zouma (los defensas centrales) ha sido notable a lo largo de la temporada. El de Tolón es un jugador disciplinado e inteligente en la lectura del juego, por ello es frecuente verle realizar coberturas a los zagueros o presionar al rival en el momento adecuado para robar y sacar al equipo al contraataque. Gracias a su despliegue físico permite la dosificación del esfuerzo de los enganches, que así están frescos para lanzar los contragolpes que tanto gustan en el Geoffroy-Guichard.
Su gran ocupación del terreno también se nota a la hora de anticiparse. Joshua tiene una gran visión para interceptar al pase del rival, mide muy bien el corte y no recibe muchas tarjetas, ya que decide bien qué faltas hacer.
En ataque no suele colaborar en la circulación de balón, únicamente para dar apoyo a los centrales en la salida del juego. No se complica con el balón en los pies y es un jugador de uno o dos toques; es muy raro verle conducir el esférico. Cuando no tiene opciones se siente incómodo, ya que por norma general busca el pase fácil.
Su labor es siempre estar protegiendo la posible pérdida de un compañero para tratar de recuperar la posesión lo más rápido posible o para frenar el contragolpe rival.
No suele abandonar su posición para sorprender desde la segunda línea, aunque tiene físico para ello y quizás sea uno de sus aspectos por pulir. Pese a ello, cuando lo ha hecho ha conseguido anotar (6 goles en 3 temporadas).
Técnicamente es donde Guilavogui tiene más trabajo por delante para mejorar. De hecho no es el jugador tosco que Alan Perrin fichó para las categorías inferiores del Saint-Etienne en el 2005, ni el que debutó en el 2009. Cada temporada gana en seguridad con el balón en los pies.
Su control del esférico es aceptable y su conducción, mejorable, aunque es una faceta en la que no se prodiga mucho. Pese a ello su protección del cuero es excelente y por ello es raro que sufra pérdidas. Su toque de balón es bueno y preciso cuando tiene tiempo para pensar, incluso sorprende con balones al hueco cuando se permite pisar los tres cuartos de campo contrario. Cuando no, suele despejar con criterio, ya que juega con la cabeza levantada para causar el contragolpe.
Tiene una técnica defensiva brillante gracias a la utilización, con maestría, de su abrumador cuerpo. Su flexibilidad de piernas y la utilización de los brazos le permiten interponerse entre el rival y el balón sin cometer faltas. Además, es muy expeditivo en el corte, por lo que realiza numerosos robos por partido.
No suele rematar a portería con frecuencia, pero cuando tiene la oportunidad se anima a probar fortuna con su pierna derecha y ha demostrado que potencia no le falta.
Veremos cómo lo utiliza Simeone, ya que el Atlético no suele jugar con un esquema de un solo pivote. Guilavogui ya ha demostrado que puede jugar acompañado, aunque tal vez el Cholo quiere probar nuevos sistemas con esta llegada. La agresividad, la disciplina y la forma física ya la trae de casa, así que si aprende el idioma rápidamente le será fácil adaptarse. El precio pagado es razonable, y su margen de mejora promete alegrías.
* Marc Pons es periodista.
– Foto: AFP
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