Un pequeño jugón reconvertido a defensa. Jordi Alba se ha hecho futbolista desde una posición que desconocía. Desde muy pequeño, su mejor amigo ha sido el balón. Por eso portaba el dorsal 10 en la cantera del Barcelona y en edad alevín fue MVP y el culé que más brilló en el Mundialito de Maspalomas. Tenía más habilidad con el cuero que interpretación del juego. En etapa juvenil, el Barça decidió prescindir de sus servicios. En lugar de verlo todo negro, el catalán siguió fabricando su fútbol lejos de La Masia, aunque cerca de su idioma ya que ha sido un asiduo en las categorías inferiores de la Selección con la apuesta de la posesión como seña de identidad. La lateralización de centrocampistas tiene algo que ver con una reflexión futbolística que Guardiola le comentó a Mascherano: «Cuando seas entrenador querrás poner a todos los centrocampistas en tu equipo«. En la Euro jugará al lado de los mejores. España necesita su profundidad. El valencianista hará de Ramos con sus internadas pero por la izquierda, en tanto Arbeloa hará de Capdevila, fijando en la derecha para darle esplendor a las carreras de Alba. Antes quiere despojar la incógnita de su futuro.
FICHA TÉCNICA
No posee una gran envergadura, no es superatlético, da la sensación de liviano pero tiene entre sus grandes bazas el sprint puro y la velocidad punta. Desahoga al equipo con sus llegadas, lo ensancha y lo verticaliza. Ha completado un año excepcional y su presencia en el juego no decae según avanzan los minutos; es tipo diesel como Dani Alves. No para ni baja el listón del ritmo y le pone la máxima intensidad a todas las acciones. No representa al superdotado Roberto Carlos, ni al portento descomunal de Gareth Bale y por ello debe contrarrestar exponiendo más en la colectividad.
Ha corregido vicios del pasado. Unai Emery le bautizó al lateralismo y se ha hecho un hueco entre los grandes gracias a la colaboración estimable del escudero Matthieu, con un ensamblaje casi perfecto entre ambos. Aunque a veces descuida la parcela netamente defensiva, ha ganado enteros para robar la pelota al contrario. Juega con ventaja. Se trata de engañar a los que engañan, es decir comprender y metabolizar lo que había venido realizando como interior y adaptarlo a sus conceptos como defensor. Los nuevos carrileros del fútbol, los reciclados, demuestran una inteligencia inaudita. Son una especie darwinista. Se adaptan para triunfar. Dan un pasito hacia detrás para así dar dos o tres hacia delante. Los casos de Coentrao o Juanfran también están ahí. A Jordi Alba casi no le quedaba otra con hombres más técnicos como Silva y Mata en su puesto y se fogueó hasta casi consagrarse. Aún afronta momentos del encuentro sobrexcitado y ve demasiadas tarjetas: es al 5º defensa que más le han señalado durante este curso. Su paso por la Segunda División, en el Nàstic, (como Silva en el Eibar), mano de santo para ganar en sacrificio.
Atesora un talento del que pocos laterales pueden presumir en el mundo. Es asociativo, le gusta tenerla, tocarla, irse y hacer sus movimientos según el entorno lo requiera. Ha regalado los mismos pases de gol (5) que Marcelo. Rompe las defensas interiormente por su buen manejo del cuero y centra como el mejor de los extremos, no en vano siempre lo ha sido. Casi ningún niño dice «yo quiero ser lateral» pero tampoco deberían decir que quieren ser mediapuntas o delanteros. Hay que comprender el juego en su totalidad. Jordi Alba es zurdito de la escuela del fino toque y al final, si se confirman los buenos presagios, hará carrera de nivelazo como lateral. En esa demarcación ha sido seleccionado el mejor de la Liga. Un buen síntoma para el fútbol; los de atrás también la juegan, también pueden pertenecer al selecto grupo de los jugones.
– Fotos: EFE
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