Javier Hernández (Zaragoza, 13 de junio de 1979) cumplirá en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 un sueño que se inició hace cuatro años, cuando decidió cambiar el ordenador y la redacción de ‘AS’ en Aragón por la piscina. Tras nacer sin brazos, sus pies se han convertido en su medio de locomoción y, después de un viaje exprés lleno de sacrificio, luchará por colgarse una medalla al cuello. Días antes de debutar, Javier atiende a ‘Perarnau Magazine’ para analizar esta travesía y sus ambiciones en la cita paralímpica.
Pregunta. Londres está a la vuelta de la esquina y usted viene de un verano entre Sierra Nevada y Sant Cugat para preparar los Juegos Paralímpicos. ¿Cómo ha sido la preparación?
Respuesta. En realidad han sido tres años desde que se me ocurrió intentarlo. Tres años muy duros de cambiar desde hábitos de vida hasta una metamorfosis física evidente y ahora ya preparado para vivirlo y disfrutarlo.
P. Deberá afrontar tres pruebas: 150 estilos, 50 braza y 50 espalda. ¿Cómo se visiona el hacer frente a tres competiciones y qué esperanzas tiene en cada una?
R. Yo me exijo estar en dos finales, en la de 150 estilos y en 50 espalda. En estilos estoy el 8º del mundo y en espalda el 7º, por lo que si estoy a mi nivel y el resto no están mucho mejor de lo que apuntan, debería llegar a la final. En 50 braza voy 12º, no muy lejos del 8º, y realmente no renuncio a entrar en la final, pero lo normal sería no entrar. Pero tengo la ambición de llegar a las tres finales. En 150 estilos, si llego a la final, no debería estar muy lejos de la medalla. Lo normal sería no lograrlo, pero también estando ahí abajo y pelando no puedes descartar nada. El problema es que entre el 4º y el 10º estamos en un segundo o segundo y medio, y eso en nuestra categoría es casi foto finish.
P. Uno de los momentos clave fue la cita en Sheffield cuando consiguió bajar de la categoría S4 a la S3 [para competir con atletas con mayor discapacidad] y ello le abrió un panorama distinto.
R. Me cambió el escenario. Con las valoraciones que llevaba en Sheffield, si me las hubiesen mantenido, mi principal baza era 50 braza, y ahora es la tercera en discordia. Me mantuvieron la tercera categoría en braza y me bajaron de la cuarta a la tercera en el resto, estilos, espalda y crol, si es que al final la hubiese terminado nadando. Estas categorías nos ordenan en nuestro grado de discapacidad.
P. Sin este cambio hubiese sido imposible tener tantas posibilidades en Londres.
R. Claro. Yo en la categoría S4 podía competir con atletas que eran 4.9 siendo 4.1, lo cual les da mayor ventaja. Si la tostada cae al S3 nadas con gente desde 3.1 a 3.9, lo cual te da muchas más posibilidades si eres un 3.8 o 3.9. Depende la categoría que te toque, tienes poco que hacer u optas a medalla. Estas pruebas para decirte en qué categoría competir son en camilla y en agua, por lo que está todo muy bien medido. Aquí cambió la escena. Siendo S4 no podía hacer nada en 150 estilos y 50 espalda, pero pasando a S3 las expectativas han cambiado.
P. Sorprende que con 33 años, y habiendo empezado tan tarde a relacionarse con el deporte de élite, vaya a disputar unos Juegos Paralímpicos. Además, hasta noviembre de 2011 no tuvo contacto con los entrenamientos del combinado nacional.
R. No soy el más joven, ni mucho menos, pero hay un hombre de 55 años que nada; en mi propio club otro de 54. Y gente como Xavi Torres o Teresa Perales también me superan. No llamo tanto la atención por la edad, pero sí por el momento de empezar a practicar el deporte. Ahora mismo, empezar de cero en la natación actual con 30 años es lo diferencial y lo raro, pero yo he hecho deporte toda la vida. No a este nivel, pero sí que jugaba al fútbol con los amigos y nadaba en verano.
P. Londres 2012 ha motivado un cambio radical en su vida.
R. He cambiado casi todo. Perdí 11 kilos, tenía un trabajo que me absorbía mínimo diez horas al día y no tenía hueco para otra cosa. Hice la apuesta de dejar el periodismo momentáneamente aparcado y empecé con la natación hasta donde me llevara. Si al primer año de haber empezado no hubiese dado más de mí, pues lo habría dejado. Pero la progresión ha llevado el ritmo necesario y al final he llegado a la meta sobre la bocina.
P. Pero en estos tres años no se ha dedicado exclusivamente a la natación.
R. Cierto. No han sido tres años netos de preparación. Me ha dado tiempo para crear un club [Aragua] que me quita cuatro o cinco horas al día e hice la biografía del futbolista Luciano Martín Galletti, que conllevó estar cinco meses sin poder entrenar. Fueron parones controlados pensando en Londres, pero lo más notorio es que con 30 años y llevando una década en el periodismo me animase a ir a por este objetivo.
P. Y después de Londres 2012, ¿qué?
R. Después de Londres tendré que buscarme otro objetivo. No sé si lo lograré o no. Posiblemente sea mucho menos mediático que éste, pero lo intentaré y lo pelearé con la misma intensidad. Lo normal es que no consiga medalla y que no siga, pero si la consiguiese supondría un impulso que podría ayudar a continuar. Aunque tampoco es causa-consecuencia. Es muy complicado, o casi imposible, que sin conseguirla siga. Me he pegado dos años largos sin cobrar, viviendo de rentas y no puedo plantearme otro periodo así. Tiene que haber una inyección en forma de beca, que únicamente se consigue con medalla. Si logro metal, tendré que ver cómo salgo de los Juegos Paralímpicos, porque habrá más repercusión y quizás salga algo en el periodismo o algo más o menos tangencial. Mi hoja de ruta pasa por ver si consigo medalla y si sale algo en el periodismo, pero es una posibilidad más.
Seguiremos desde aquí sus evoluciones en las tres pruebas y ojalá vuelva a España con grandes sensaciones, y si es posible con una medalla al cuello.
* Santi Retortillo es periodista. En Twitter: @enlineadegol
– Foto: Aragón Press
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