Desde cierta perspectiva podría pensarse que el pulso público que sostienen presidente y entrenador del Athletic Club beneficiaría los intereses del Barça para hacerse con Javi Martínez. Es posible. Pero también lo opuesto: que en la delicada relación que viven Urrutia y Bielsa estos días a causa de la difícilmente explicable reacción del técnico ante las obras de Lezama, el presidente no quiera ni sentarse a negociar el traspaso de una de las piezas claves en el engranaje del equipo. Y, por tanto, que la única vía de contratación pase por el pago íntegro de la cláusula de rescisión, algo equivalente a un fichaje estratosférico. ¿Entrará el Barça en esa vía? Lo desconozco, pero sé que significan casi 50 millones, impuestos incluidos, cifra contundente donde las haya.
La marcha de Seydou Keita, contra lo que pudiera parecer, no facilita la operación. Ahora, el mundo entero sabe que el Barça debe reforzarse. Con Keita en la plantilla podía argumentarse que no era necesario contratar a otro defensa central pues ahí están Bartra, Fontàs y Muniesa para suplir los malos momentos de Puyol, Piqué o Mascherano. Personalmente ya argumenté hace semanas que sí creo necesario reforzar esa línea, sobre todo porque no se trata de acumular número de centrales, sino de cubrir los momentos de alto voltaje: una semifinal de Champions, un partido contra Real Madrid o Valencia, esos momentos decisivos de un curso en los que exponer a un canterano jovencito conlleva mucho peligro de quemarle prematuramente. Los tres mencionados son centrales de gran calidad, pero la experiencia no puede precipitarse ni adelantarse a su tiempo. La marcha de Keita multplica por dos el asunto: un hueco en la defensa (que ya adelantó Tito Vilanova que iba a cubrir) y otro en el centro del campo. Desde luego, para esa zona está Jonathan dos Santos y también Sergi Roberto, dos fenomenales promesas a las que cabría aplicar el mismo argumentario que a los centrales. El primero es un mediocentro interesante pero sin llegada al área; el segundo sí posee dicha característica, pero tiene mucho que madurar aún. Y difícilmente podría afrontarse el curso con los dos frentes abiertos, así que el fichaje de un jugador con capacidad para suplir en defensa y aportar en el centro del campo tiene aires de mucha realidad. Sí, Javi Martínez posee esa doble capacidad y una tercera más, la de mediocentro de posición. Puede jugar donde Puyol, donde Busquets y donde Keita, tres en uno. Y convivir con los canteranos que seguirán formándose, sin obstruir su gradual formación. A cambio, el precio es desalentador se mire por donde se mire.
El conocimiento que Tito Vilanova posee de los canteranos podría decantar la decisión hacia una vertiente conservadora: confiar en que Puyol vivirá una temporada sin problemas físicos; en que Piqué continuará a su buen nivel de la Eurocopa; en que Busquets seguirá rindiendo al máximo 60 partidos por año; y en que Bartra y Muniesa se mostrarán más recios que Fontàs en su debut. ¿Sería conservadora esta vertiente o un riesgo muy elevado? La respuesta desvela si fichar o no.
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