Surgido en la cantera del Dinamo Tbilisi de su Georgia natal, donde debutó con apenas 12 años, emigró muy joven a la helada Ucrania para jugar en el Dinamo de Kiev y finalmente, en el año 2009, fichó por el Spartak de Moscú, su actual club.
Jano ascendió al primer equipo de la mano de Valery Karpin, pero tristemente jamás fue un hombre de su confianza, y con apenas veinte años, el georgiano quiere comenzar a ser un jugador valioso en el conjunto ruso y con la selección de Georgia, en la que debutó con apenas dieciseis años de edad. Actualmente está en un período complicado, pues no cuenta demasiado para Unai Emery en su equipo y en la selección salió de suplente en el último partido ante Bielorrusia.
FICHA TÉCNICA
Sin lugar a dudas, este aspecto es su debilidad. Es un jugador muy delgado, con apenas 61 kg de peso, que es derribado con facilidad. En la batalla cuerpo a cuerpo pierde muy a menudo y en el juego aéreo apenas tiene presencia. No se destaca por ser un jugador muy veloz, pero tiene mucha agilidad en las piernas y eso le permite salir rápidamente de situaciones críticas.
Tiene como mayor ventaja el uso de la razón: piensa muy rápido cuando tiene el balón en los pies y suele asistir a sus compañeros aún estando rodeado de varios rivales.
Jano sabe colocarse muy bien en el campo, aspecto que aprendió de su maestro más importante, Valery Karpin. El ruso pidió su fichaje por el Spartak de Moscú y comenzó a trabajar con él desde su llegada. En apenas un par de años convirtió al extremo en un mediapunta cuya visión de juego es privilegiada.
Jano suple sus carencias físicas con un gran uso de las piernas: las mueve rápidamente para alejar el balón de sus rivales y eso le permite generar espacios por detrás de los mediocentros. Suele jugar detrás de un punta de referencia y justo delante de los centrales.
Esta es su mayor virtud. Ananidze tiene un guante en la bota. Con su pierna derecha hace y deshace; es un genio con el balón en las pies, un privilegiado.
Con Georgia, Timur Ketsbaia lo coloca como mediapunta, con Okriashvili y Targamadze de extremos, aunque en el último partido de su equipo fue sustituto del primero. Entró en la segunda parte y no tuvo mucho tiempo para poder cambiar el marcador adverso de 2-0 ante Bielorrusia.
Permitídme la comparación. En mi opinión es un jugador semejante a Luka Modric. Cuando el equipo no tiene posesión estática suele retrasar su posición a la base de la jugada para crear juego y buscar profundidad en los extremos, aunque necesita alguien que le genere ventajas más arriba.
* Roberto Testas.
– Fotos: Reuters
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