Jackson Martínez es un depredador de área. Con 19 goles anotados en 18 partidos, ya nadie se acuerda de Falcao en el Estadio do Dragão. Es fijo con la selección colombiana. Cha-cha-cha Martínez es un ejemplo más de la gran gestión de Antero Henrique y Pinto da Costa al frente del Porto. Tan solo costó 9 millones de euros y ya interesa a los grandes clubes europeos que estudian el pago de su cláusula de 40 millones.
En el 2009, sus 22 goles llevaron al Deportivo Independiente Medellín a ganar el campeonato de Clausura en Colombia. Eso no pasó inadvertido para el Jaguares Chiapa mexicano, que se hizo con la estrella colombiana por un pago de 2,8 millones de euros. Tras anotar 20 goles la temporada pasada los ojeadores del Porto lo tuvieron claro y se hicieron con él. Ahora es el delantero de moda en el ámbito europeo y está enamorando a todos los amantes del fútbol al ritmo de su cumbia goleadora.
Jackson Martínez tiene un físico prodigioso. Su fortaleza es abrumadora, de tronco ancho y fuerte espalda. Tiene la capacidad de utilizar con gran criterio los brazos para hacerse hueco entre los zagueros rivales. Además, su tren inferior también es muy poderoso, característica que le permite jugar de espaldas con gran ventaja y elevarse con gran facilidad del suelo para buscar remates de todo tipo. Por todo ello se ha ganado los apodos de La Pantera o El Diablo entre los seguidores del colombiano.
Su posición natural es la de delantero centro. Es el 9 perfecto. El mejor socio posible para dos extremos como James Rodríguez y Silvestre Varela. Su olfato de gol es innato. Tiene la habilidad de adelantarse a la jugada y situarse siempre en la posición idónea para anotar. Sus desmarques son cortos y precisos calculando perfectamente los tiempos. Le gusta fijar a los centrales y buscar el contacto físico con ellos. Es un ratón de área, vive en ella y se hace grande ahí.
Martínez es un rematador polifacético. Ser ambidiestro lo convierte muy difícil de parar dentro del área. Además, posee un potente remate con gran precisión. No le tiembla el pie cuando tiene que empujarla y se busca el hueco para el disparo cuando le hace falta. Si ya parece imposible defenderlo, sus remates acrobáticos complican la cosa. Cabezazos en plancha, taconazos inverosímiles y espectaculares chilenas hacen de Cha-cha-cha Martínez un delantero perfecto.
* Marc Pons es periodista.
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– Foto: Reuters
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