Ismael Díaz Galán: «El entrenador es un facilitador de circunstancias»

por el 26 abril, 2013 • 9:09

A Ismael Díaz Galán (Avilés, 1965) le van los retos. Trotamundos del fútbol, su carácter íntegro e ingobernable dejó huella en la decena de equipos que entrenó. Ascendió al Málaga a Segunda División y a punto estuvo de hacer lo propio con el filial del Sporting de Gijón. Su último y exótico destino ha sido el FC Kairat de Kazajistán. Ya de vuelta en España, trabaja en su tercer libro, que continuará la senda didáctica de sus dos publicaciones anteriores: De la estrategia a la táctica y Afluentes del fútbol.

Pregunta.- Un asturiano en Kazajistán. ¿Cómo se explica eso?

Respuesta.- Pues entendiendo, como siempre lo hice, que el fútbol te elige, no lo eliges. Un amigo en común de Pep Serer y mío nos une y nos vamos a hacer un tándem al otro extremo del mundo.

P.- Tras finalizar la liga en décimo lugar, el FC Kairat rescinde su contrato. ¿Cuáles fueron las razones?

R.- Creo que al final fue novena la posición, por una sanción de tres puntos al séptimo. En todo caso nuestros objetivos en este primer año (media temporada) eran cambiar el estilo de juego, salvar al equipo del descenso y tirar de la cantera (11 jugadores debutaron y no de forma testimonial). Se cumplieron ampliamente, pero al cambiar el dueño del club toda la dirección deportiva y de gestión del club nos rescindieron el contrato de la siguiente temporada. Cosas que pasan en el fútbol y en pocas empresas más.

P.- ¿Qué sabía del FC Kairat cuando recibió su oferta?

R.- Por mucho que quieras estar al día es imposible saber de todos los lugares del mundo. En este caso tuve que buscar hasta el país en el mapa. Luego ya viene el trabajo de investigación y, luego, lo más importante: la valoración in situ.

P.- ¿Qué fue lo que le impulsó a aceptar ese gran reto?

R.- Podría quedar bien diciendo conocer nuevas tierras, pero mentiría. Fue la necesidad de mantener a mi familia, como siempre. No soy de los que eligen destino. Nunca lo hice y nunca dije que no a ninguno.

P.- ¿Cómo se documenta un entrenador a la hora de afrontar un proyecto como éste?

R.- Hoy en día es fácil con internet. Luego siempre hay algún jugador o entrenador que te da pistas.

P.- ¿Cuáles son las principales diferencias entre el fútbol kazajo y el occidental?

R.- Quieren occidentalizarse, pero la herencia soviética pesa mucho. Es un fútbol muy físico, cuadriculado, basado en el juego directo y en las acciones a balón parado. El campeón de liga hizo 16 goles de saque de banda.

P.- ¿Ha tenido que aplicar una metodología muy diferente a la que utilizaba en España?

R.- No. Adaptarla al idioma, los tiempos, las formas, pero la esencia es la misma, y nos pusieron a nuestra disposición muchos medios. Pero no fue fácil. Su mentalidad es muy diferente.

P.- ¿Cómo se consigue que un futbolista rinda a su mejor nivel?

R.- Entendiendo el juego, conociendo al jugador e imaginándolo al máximo nivel. Después sólo queda convencerlo.

P.- ¿Cómo se logra eso en un país en el que el idioma puede resultar un obstáculo?

R.- Bueno, con mucha imaginación. Utilicé algún programa informático para exponer el trabajo antes de salir a entrenar, chapurreando en inglés con algunos de nuestros colaboradores y luego adquiriendo un vocabulario básico en ruso. No fue fácil, pero creo que nos hicimos entender y, al final, lo salvamos con éxito.

P.- ¿Hay algún jugador en el equipo que podría dar el salto a Europa Occidental?

R.- Yo creo que sí. Lo que pasa es que en España las modas pesan y el fútbol de algunos países como aquél se ven como inferiores y no venderían la imagen de un fichaje kazajo. Y aquí se compra más por los ojos que por los argumentos técnicos.

P.- Varios futbolistas españoles integraban su plantel: Gustavo Souto, Óscar García y Alberto Heredia. ¿Han abandonado también el club?

R.- Se fueron todos. Los que fichamos nosotros los firmaron hasta final de temporada y no los renovaron. A Alberto Heredia, que tenía un año más, le rescindieron el contrato ahora en su pretemporada.

P.- El FC Kairat dispone de uno de los estadios de mayor aforo de la liga. ¿La afición respondía?

R.- Es un estadio olímpico y el club es un histórico que, tras las malas campañas anteriores, tenía a la gente un poco desenganchada. La verdad es que con nosotros y el nuevo estilo de juego que implantamos fueron todo muestras de afecto. La ovación que nos brindaron a Pep y a mí tras el último encuentro son de esas cosas que nunca se te olvidan.

P.- ¿Y se creen todo lo que les dice la prensa deportiva? ¿Hay bipolaridad en Kazajistán?

R.- No. La verdad es que la prensa de allí no tiene nada que ver con la de aquí. Lo ven como una obligación apoyar al club. A nosotros nos recibieron entre aplausos en varias ocasiones al entrar a rueda de prensa.

P.- ¿Cuál hubiera sido el objetivo esta temporada?

R.- De haber seguido, hubiese sido pelear por plazas europeas. Pero creo que cambiaron mucho el proyecto inicial que nos plantearon y por eso no seguimos, ni nosotros ni el resto del staff técnico y directivo.

P.- Con 30 años estrena el carnet de entrenador. ¿Por qué decide convertirse en técnico?

R.- Yo creo que eso es un proceso. Todo empieza con un sueño infantil de hacer un regate imposible, un gol espectacular. Después es, como te dije, el fútbol el que te elige y en un momento me hace ver que es mejor soñar con que otros hagan lo que yo fui incapaz de hacer. A partir de ahí es un largo recorrido de aprendizaje en el que aún sigo.

P.- Lo aprendido en las aulas, ¿se parece en algo a la realidad?

R.- Son todo condimentos que como luego tú no sepas cocinar, de nada te vale. Pero ni lo teórico ni lo práctico. En todo caso mis aulas sí que estuvieron muy alejadas de la realidad que viví. Por eso ahora, como profesor, intento adaptar los contenidos a lo que yo me encontré en mi experiencia.

P.- ¿Qué entrenadores eran sus referentes? ¿De quién ha aprendido más?

R.- Hombre, yo creo que todo y todos son tus maestros si sabes aprender. Ellos no te enseñan, eres tú quien aprendes. El primero fue la naturaleza y luego nombres propios como Menotti, Jorge Valdano, Johan Cruyff, Arrigo Sacchi o Juanma Lillo. Con algunos la vida me regaló el premio de su amistad y con ella la posibilidad de seguir aprendiendo.

P.- A día de hoy, ¿qué míster podría ser un espejo en el que mirarse?

R.- Hay muchos, seguramente algunos no populares. De entre los conocidos algún día me gustaría alcanzar a tener la mitad del conocimiento de Juanma Lillo. La inteligencia emocional de Pep Guardiola, el conocimiento de la vida y del juego del Flaco Menotti, la capacidad de liderazgo de Johan y la fe en sí mismo de Mourinho. Pero también el dominio metodológico de Óscar Cano y otras cosas de otros muchos.

P.- Comenzó su carrera en 1995 en el Ribadesella y un año después disputó la fase de ascenso a Segunda División con el Sporting B.

R.- Bueno, empecé antes, con 15 años ya dirigía a un equipo juvenil del barrio, luego varios del fútbol base de Gijón, incluso la coordinación de un club histórico como La Braña, en el que jugaba un tal Luis Enrique. Luego, pues sí, mi entrada en el Sporting me permitió crear varios proyectos pioneros como el Campus de Verano (primero en España), las escuelas de iniciación y la sección femenina del club. Pedí ir cedido a un Tercera de entonces: el Ribadesella; y tras una muy buena campaña el Sporting me dio la oportunidad de dirigir al filial, el último año que jugó una fase de ascenso a Segunda.

P.- ¿Le duele la situación actual del Sporting?

R.- En el alma. Como la del resto de históricos de Asturias.

P.- ¿Cree que la junta directiva debería asumir responsabilidades?

R.- Cada una tendrá que asumir la suya. Sobre todo los que más tiempo llevan en los cargos. No es lógico que el culpable de una situación sea el último en llegar.

P.- Bajo su dirección, el Málaga ascendió a Segunda División. Lamentablemente eso no garantizó su continuidad. ¿Qué sucedió?

R.- Los intereses ocultos del fútbol tenían reservado ese honor a Joaquin Peiró, y lo hizo también muy bien.

P.- Quince años después, les faltó un minuto para llegar a las semifinales de la Champions League.

R.- Bueno, y algo más. Yo diría: fue una lástima. Pero a los antisistema el poder nunca nos lo pone fácil.

P.- Analizando su trayectoria, en raras ocasiones ha permanecido en un equipo por más de una temporada. ¿Es tan grande el desgaste o hubo algo más?

R.- Supongo que soy un entrenador atípico que me implico al 100 % con el club que me contrata, lo cual hace desgastarme más en tareas en las que otros compañeros no se ocupan, como tomar decisiones que benefician más al colectivo que a mí mismo. Luego, supongo que soy difícil de sobornar, comprar o influenciar por intereses ajenos a lo que ocurre entre las cuatro líneas. No lo sé, o igual no soy tan chistoso como otros.

P.- ¿Cuál es la principal lección que ha aprendido a lo largo de su carrera?

R.- Fueron tantas que priorizar una sería impreciso. Supongo que ser normal y honesto con los tuyos y tu profesión es lo que más alegrías te da. La vitrina de trofeos de mi memoria está repleta de momentos íntimos con compañeros, jugadores y personas que me acompañaron en duros momentos durante este trayecto.

P.- ¿Y su mayor decepción?

R.- La traición a la confianza dada a uno de los tuyos.

P.- ¿Cuáles son los tres principios básicos que debería seguir un entrenador?

R.- Respeto al juego, al futbolista y a la afición.

P.- El entrenador de fútbol, ¿no tiene patria?

R.- La mía es mi familia y luego sus provincias. Aquellas en las que a través del fútbol me permitieron alguna vez amar la vida.

P.- ¿Es el técnico el eslabón más débil?

R.- Es el que está más solo, y la soledad es una presa fácil del cobarde. Por eso las mayores ignominias se hacen en callejones oscuros.

P.- ¿Qué necesita un preparador para que su proyecto resulte exitoso?

R.- Sólo en el diccionario aparece la palabra éxito antes que trabajo y tiempo. Pero antes, por supuesto, hay que sentirlo, formarse y estar dispuesto a crecer todos los días.

P.- Philippe Montanier, el técnico de la Real Sociedad, es un claro ejemplo de que la paciencia trae sus frutos.

R.- Me tocó dar un curso en la Universidad del País Vasco en Donostia el verano que llegó, y lo rodeaba un mar de dudas. No conozco su trabajo a fondo, pero si se analizase, estuviese de acuerdo o no con él, seguro que por encima de las ideas, dar tiempo a que se implanten sería una de sus claves.

P.- Pep Serer, el entrenador con el que formaba tándem en el FC Kairat, se fue con Abel Resino al Celta de Vigo tras el rechazo a Salva Ballesta. ¿Hasta qué punto el fútbol y la ideología son incompatibles?

R.- Pep tenía amistad con Peiró, el preparador físico de Abel, y por eso quiso contar con él. Lo de Salva es algo difícil de entender en democracia, aunque tras el rechazo popular, es lógica la decisión del presidente. Lo ideal, en todo caso, es que se le hubiese dado tiempo a mi amigo Paco Herrera, que estaba haciendo un gran trabajo.

P.- Otro ejemplo es el fichaje de Paolo Di Canio por el Sunderland.

R.- No somos seres asexuados ni despolitizados. El fútbol es un reflejo de la vida, otra cosa es que algunos escondan más o menos su ideología en su trabajo diario pero siempre se trasluce. Luego está en el que te contrate que le encajes o no.

P.- ¿Qué equipos disfruta viendo jugar?

R.- El Barça de los últimos 20 años, la selección española y alemana de la última década. Pero cuando estoy deprimido sigo prefiriendo ponerme un vídeo de Maradona, Pelé, Cruyff o Messi. Sigo disfrutando en sueños de jugador.

P.- ¿Un adjetivo para Leo Messi?

R.- Impredecible.

P.- ¿Qué equipo le gustaría entrenar antes de retirarte?

R.- Siempre hay varios. En lo sentimental, el equipo de la ciudad en la que nací: Avilés. Nací a cien metros del estadio.

P.- ¿El fútbol es de los futbolistas?

R.- Todo empieza con el deseo de un individuo de dominar un objeto díscolo e huidizo: la pelota. Esto se olvida con frecuencia, igual que los estadios los llenan gente que tuvo el mismo sueño y para la que el amor a su club tiene muchos componentes sentimentales y emocionales.

P.- ¿Qué porcentaje del éxito de un equipo pertenece a su entrenador?

R.- Menos de lo que algunos creen y más de lo que algunos piensan. La clave es saber asumir el papel de cada uno. El entrenador es un facilitador de circunstancias.

P.- La ausencia de Tito Vilanova en el Barça demostró la importancia del entrenador en una plantilla como la azulgrana.

R.- Hasta los mejores necesitan un líder. Es una ley natural de la manada.

P.- ¿Qué le han enseñado los futbolistas en todo este tiempo?

R.- Mucho. A disfrutar del juego. A lo que se puede crecer desde la convicción. Les debo tanto que es difícil enumerarlo todo.

P.- ¿Quién ha sido el mejor jugador que ha tenido a sus órdenes?

R.- Ahí sí que me lo pones imposible. No soy yo mucho de rankings. Se juega en diferentes posiciones, estas tienen diferentes misiones, unas son más vistosas que otras, pero todas de gran importancia y muy interrelacionadas.

P.- Ha escrito varios libros: De la estrategia a la táctica y Afluentes del fútbol. ¿Cree que se ha perdido cierta capacidad docente en el fútbol o que hay cierto rechazo a aprender?

R.- El tema de escribir libros es un proceso muy duro. Cada uno se hizo por unas circunstancias concretas, igual que me pasa con el tercero que estoy acabando. Lo que sí tengo claro es que no es frecuente transmitir en mi gremio lo poco que sabemos. Hay un prurito de ocultismo, de creer que el conocimiento propio es único y que si lo transmites pierdes tu fuerza en la batalla. Yo no le doy tanto valor a lo que yo puedo contar y sí se lo doy al ejercicio de sistematización y de disciplina personal que escribirlos provoca en mí. La respuesta en el lector es muy personal.

P.- ¿Qué hacía un entrenador español en Kazajistán en su día de descanso?

R.- No recuerdo mucho descanso en mi caso. Cuando había parones los utilizaba para planificar lo siguiente y analizar lo pasado. De hecho cuando fueron a grabarnos los del programa de televisión Españoles en el mundo nos pedían lugares de interés turístico y yo no supe darles más que un par de ellos.

P.- ¿Cuánto vale allí un café con leche?

R.- 200 tenges. Unos 2 euros.

P.- ¿Qué echaba de menos de su país?

R.- A mi familia, a sus servicios públicos tan deteriorados ahora por el poder actual. Muchas cosas.

P.- Es usted un usuario muy activo en las redes sociales, sobre todo de Twitter. Por lo que puede leer, ¿la gente sabe de fútbol?

R.- Saber de fútbol es un concepto muy amplio. Se sabe de jugadores y equipos de todo el mundo y de la actualidad de cada uno de sus protagonistas. Pero otra cosa es entender el juego, sus fundamentos, su lógica e, incluso, su reglamento. Ahí se siguen viendo y escuchando auténticas barbaridades. Pero es lo que pasa cuando algo se convierte en producto en una sociedad como esta que lo devora todo con voracidad, sin masticar ni saborearlo.

P.- ¿Ha bloqueado a muchos?

R.- A los que se meten a insultar y no tienen argumentos para debatir. Me gusta dialogar y para ello se precisa intercambio de ideas. Si no las tienes no me interesa. Para mí las redes son válidas en la medida que sean herramientas de comunicación, no un vomitorio de frustraciones, ni tampoco un altavoz para monologuistas. Y desde luego que no se conviertan en un enemigo de la convivencia como tantas veces repite Juanma Lillo: “Que te acercan a los lejanos y te alejan de los cercanos”.

P.- ¿Vive el presente o sueña con un futuro mejor?

R.- Los sueños nos ayudan a avanzar. Pero después de soñar, lo más importante es despertar. Sigo soñando porque es la única forma de tener un futuro mejor, pero el presente es lo único que realmente tenemos para disfrutar. El aquí y ahora es una máxima que siempre está en mis vestuarios y en mi vida.

P.- ¿Considera que ya ha ganado? ¿O tiene alguna victoria pendiente?

R.- La victoria que me mueve en la vida es la superación personal, superar los retos que la vida me va poniendo delante. Salvar este de Kazajistán me ha hecho venir más alto porque de tanto estirarte para superar tantas dificultades, creces.

* Sergio Pinto es periodista.


– Fotos: FC Kairat – Real Oviedo




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