1.- Se fue Iniesta y el Barça quedó a oscuras. En un partido sin casi disparos a puerta (cuatro en total entre ambos equipos) tampoco se cumplieron los planes que prometían un Barça fulgurante cuando entraran Messi y Neymar a recoger la fruta sembrada por sus compañeros. El fútbol es así: a veces cumplidor con las ideas preconcebidas, pero otras muchas adquiere vida propia y se muestra juguetón, caprichoso, impredecible, incluso contradictorio e inverosímil en ocasiones.
2.- El plan del Barcelona se había establecido sobre parámetros boxísticos: madurar durante una hora al Atlético de Madrid, para golpearlo con dureza cuando aparecieran en acción los dos puñales. Sucedió que Messi entró antes de tiempo porque Iniesta se dolía de la rodilla y el cambio mató el dominio que el equipo catalán había obtenido de manera clara a partir de la media hora de juego. Desapareció el dominio, se apagó el Barça y todo quedó supeditado a que el argentino resolviera por su cuenta. Casi lo consiguió, por cierto.
3.- El Atlético saltó a su estadio sin sorpresas: mordiendo arriba, buscando a Busquets. El mediocentro perdió de inmediato varios balones como ocurriera el pasado martes ante el Getafe. Presionado por Villa y Diego Costa al alimón, Busquets se mostró débil en la salida de balón, pero eficiente en las ayudas defensivas. Pasado un rato ya no perdió más balones.
4.- Dispuestos a no regalar transiciones fáciles, los centrales del Barça salieron concentrados y cuajaron un partido espléndido. Piqué cubrió todos los huecos, ralentizó el inicio del menor contragolpe rival y fue la mercromina de cualquier herida. Mascherano, listo como un zorro, creció durante el partido, brilló en la anticipación, su mejor arma, y cargó con la defensa de un Diego Costa capaz de irritar a su mejor amigo. Entre Piqué, Mascherano y Busquets formaron un trío espléndido en la limitación del peligro rojiblanco, que no pudo concederse ningún contraataque claro.
5.- Los jugadores locales aplicaron el conocido libreto del Cholo Simeone, volcando mucho el juego por la derecha, donde empezó Arda, siguió Koke y regresó el turco, que cada vez que se pasó por la zona fue punzante. Le faltó al Atleti culminar por el costado opuesto, habitualmente su banda más peligrosa, pero erró en esta práctica y no aprovechó el fenomenal estado de forma de Filipe Luis, quizás el mejor de los colchoneros en cualquiera de las fases.
6.- Se aplicó el Atlético en reducir los huecos entre sus líneas. Son maestros en la materia. Tiago y Gabi ejercían de goznes sobre los que se balanceaba el acordeón rojiblanco en 4-4-2, mientras Koke y Arda se turnaban para saltar sobre el jugador barcelonista que intentaba penetrar en su zona. Como precepto de juego, el Atleti de Simeone no permitía estacionar entre líneas, aunque cometió el error de aceptar que Iniesta cayese libremente a la izquierda, creando un desequilibrio que a la media hora de partido inclinó el juego.
7.- Si los medios rojiblancos eran irritantes para sus pares barcelonistas por pegajosos, Iniesta encontró la llave de salida a base de pisar la banda izquierda, donde Pedro asaeteaba como aquella flecha que fue. La superioridad de esta pareja, bien ayudada por Alba por dentro, permitió al Barça quedarse con el balón a partir de la media hora, lo que le supuso pasar a dominar el juego. Solo consiguió hacerle cosquillas a Courtois, pero ya era el dominador.
8.- Contribuyó a ello la precipitación local en busca del contragolpe. Pretendía ser veloz, pero casi moría antes de empezar, víctima de la inaudita precipitación de sus lanzadores en busca de un Diego Costa que apenas podía recibir el balón en condiciones. Malgastó el Atleti el punto débil de la defensa visitante, Dani Alves, justo por donde más daño podían hacer Filipe Luis y Arda: sencillamente, el balón no llegó a aquel barrio.
9.- No emplear esa banda izquierda, unido a la soledad de Diego Costa y la esterilidad de Villa eran los problemas del Atlético. Los del Barça, que solo Iniesta era capaz de generar superioridades y encontrar espacios, mientras Alves, Alexis y Cesc se mostraban perdidos y desconectados entre la maraña de camisetas rojiblancas. El Atleti-Barça se fue al descanso siendo lo opuesto de la tradición: en lugar de un partido a golpes con la mano abierta, fue un tratado del achique de espacios por ambas partes. Asfixiante.
10.- Entonces salió Messi y los planes se fueron a la papelera. Sin Iniesta, el dominio del Barça se quedó en el vestuario y su juego empezó a reducirse hasta quedar limitado a un único punto: que resuelva Messi. Lo percibió muy pronto Simeone y mandó cambiar de banda otra vez a Koke y Arda. El turco se fue a la derecha y Cesc y Xavi, que también permutaron, acabaron engullidos, obligados a una superficialidad que no conducía a ninguna parte.
11.- Arda Turan olió sangre y habría resultado letal si el trío defensivo blaugrana no se hubiera fortificado, impidiendo que el riesgo puntual se convirtiera en dominio estructural. El Atlético construyó acciones peligrosas a partir de la individualidad, pero sin poder transformarlo en dominio colectivo. El Barça lo fió todo a Messi.
12.- Entró Neymar por Alexis como segunda parte del plan y el Barça acabó de deshilacharse porque el brasileño mostró su versión de papel. En ese punto, los jugadores visitantes tomaron una decisión que pareció comprensible: transitar por el camino de la prudencia. Con el estadio encendido por los arreones de Arda, que tuvo una excelente ocasión de gol replicada por una incluso mejor de Messi, al Barça se le puso cara de líder que piensa en el largo plazo y no pareció importarle dejar pasar el tiempo a la búsqueda de un instante de inspiración del señor Messi.
y 13.- Y se impusieron los triángulos de hierro. Tiago, Gabi y Koke enjaularon a Messi. En la otra punta, Piqué, Mascherano y Busquets encerraron a Costa y Raúl García. Ambos equipos eligieron impedir las transiciones y donde no había espacios no pudo haber alegría. Atleti y Barça compitieron bien con las armas que tenía cada cual y solo quedó la duda de qué habría sucedido si Iniesta hubiera seguido iluminando la banda izquierda de su equipo.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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