Incertidumbre en Cornellà

por JORDI BRESCÓ el 17 septiembre, 2014 • 0:01

El Espanyol navega en un mar lleno de dudas. No lo hace completamente a la deriva, pero sí con la ausencia de un rumbo claro. Ha renovado gran parte de la tripulación e incluso ha apostado por un capitán novel, pero la nave sigue mostrando las mismas carencias que la han hecho vagar por la Primera División sin pena ni gloria durante los últimos años. El club parece instalado en un círculo vicioso en el que cada temporada tiene la etiqueta de transición, aunque no se sabe muy bien hacia dónde. Ni siquiera si en realidad existe.

La temporada no ha empezado bien, pero es pronto para sacar conclusiones alarmistas. Empatar en Almería es comprensible, y hasta cierto punto meritorio teniendo en cuenta la expulsión de Arbilla. Sucumbir en casa ante el Sevilla y en Mestalla es ya casi una tradición. Lo que preocupa al aficionado perico es la falta de ideas del equipo a nivel ofensivo, así como la falta de seguridad e intensidad atrás, especialmente alarmante en Valencia. En los dos primeros partidos se utilizaron de inicio dos planteamientos tácticos diferentes. Del 4-4-2 de Almería se pasó ante el Sevilla al 4-2-3-1, incuestionable para Javier Aguirre, provocado por la ausencia de Caicedo por lesión. Pero ni siquiera el uso de una variante tácticas diferentes ofreció solución a la falta de fluidez del juego blanquiazul.

Existe un debate abierto sobre si la plantilla de esta temporada es mejor que la del curso pasado. No existe una respuesta absoluta a esta cuestión, puesto que depende en gran medida de lo que el entrenador pueda sacar de cada uno de sus jugadores, sumado a lo que ofrezcan los 12 ó 13 equipos de primera con los que el Espanyol se codeará. Lo que está claro es que el rendimiento de muchos futbolistas constituye una incógnita enorme que puede marcar el devenir del equipo. Ya en la segunda jornada, los tres cambios que introdujo Sergio supusieron un triple debut en la máxima categoría del fútbol español.

Esta misma incógnita alrededor de la plantilla se maximiza al sumarle la figura de su líder. El Sergio González jugador era comprometido e inteligente, equilibraba al equipo y trataba bien el balón. Pero ¿qué sabemos del Sergio González entrenador? El buen rendimiento del filial blanquiazul bajo su breve mando es su única (y positiva) carta de presentación. Apuestas más arriesgadas han dado sus frutos. El tiempo y sobre todo la distancia con la zona peligrosa de la tabla determinarán si ha sido una decisión acertada o no.

Si algo está claro es que el perfil de entrenador ha cambiado por completo. Principalmente porqué Javier Aguirre es único. El mexicano ofreció buenos resultados, especialmente en su primera temporada, cuando salvó con garantías un equipo que se embalaba hacia la segunda división. Bajo su mando, el Espanyol basó casi todos sus argumentos en una enorme intensidad que convertía a los jugadores en auténticos perros de presa. El equipo era el reflejo del estado de ánimo de su entrenador. Por eso mismo, cuando Aguirre empezó a aparecer cariacontecido en las ruedas de prensa, sabedor de su no continuidad, el rendimiento de los pericos se vio afectado. Sergio deberá ofrecer una alternativa a esta dependencia del estímulo del mexicano.

A nivel táctico, el nuevo Espanyol se intuye, a priori, más ofensivo y vistoso que el que dirigía Aguirre, que basaba la construcción del juego en los balones largos (aprovechando las grandes capacidades de Stuani en el juego aéreo y de Sergio García de espaldas a portería), las segundas jugadas y los contragolpes. En condiciones normales (es decir, con Caicedo disponible), Sergio utilizará dos delanteros y dos interiores con funciones de extremo. Un 4-4-2 clásico, con el ecuatoriano más estático, los que libera a Sergio García, combinado con un extremo puro de perfil más desbordante (Montañés) y otro más asociativo (Salva Sevilla). Todo ello equilibrado por un doble pivote trabajador y recuperador.

Pero las tácticas, como las partituras, requieren de nombres propios que sepan interpretarlas correctamente. Y aquí es donde precisamente descansa el futuro del Espanyol. Las actuaciones individuales (siempre con el juego colectivo como objetivo) serán la clave del devenir del equipo esta temporada. En cada línea deberán destacar positivamente uno o dos nombres. Si no, la atrevida voluntad de Sergio en su planteamiento se quedará solamente en eso: una buena intención.

Vayamos por partes y empecemos por el principio. Una de las mejores noticias del verano para el club ha sido la continuidad de Casilla en la portería, al menos por una temporada más. El año pasado fue clave y su importancia se mantendrá en este curso. Es un auténtico seguro de vida del que el aficionado perico deberá disfrutar como nunca, puesto que su marcha a un club grande se presume tan inminente como inevitable.

La línea defensiva titular del año pasado sigue al completo, aunque Héctor Moreno estará aún varios meses de baja tras su grave lesión en el Mundia de Brasil. Álvaro es la apuesta del club para suplirle y presentar una alternativa joven, junto a Raúl Rodríguez, a la pareja que forma el mexicano con Colotto. En los laterales, Arbilla y Víctor Álvarez están dando guerra a Javi López y a Fuentes, respectivamente, para hacerse con un hueco en el once. Habrá competitividad, seguro. La duda es si la defensa resultante será competente.

En el mediocampo, una de cal y una de arena. La gran noticia es la renovación de Víctor Sánchez, jugador básico para el equilibrio del equipo. Su importancia se verá multiplicada este año tras la marcha de su mejor socio, David López, con quien formaba un doble pivote que daba al ataque perico la seguridad de saber que el equipo tenía bien guardadas las espaldas. Cañas y Abraham se repartirán su plaza, y de su éxito dependerá una parte importante del sufrimiento perico en el repliegue y contención de los ataques rivales.

En los tres partidos de liga, el Espanyol se ha visto superado en el centro del campo, tanto por falta de efectivos como de capacidad asociativa. Lo cierto es que el equipo sigue huérfano de la figura del creador de juego tras la marcha de Verdú. Antes, todos los balones pasaban por el barcelonés para que los sirviera en bandeja a los delanteros, pero desde su salida nadie ejerce esta función. Álex Fernández es el jugador sobre el cual se depositaron muchas esperanzas, y se espera que dé un paso al frente para convertirse en el enganche que tanto facilitaría la vida a Sergio.

Si hay algo de lo que el Espanyol puede presumir es de delantera. Mantiene a su mejor jugador, un Sergio García que a su ya conocida capacidad rematadora y asociativa,ha añadido últimamente la aptitud única de sacar goles de donde no hay ni ocasiones de peligro. Como hacía en su día otro delantero perico que llevaba el ’23’. Le acompañará el fichaje mediático del verano, Felipe Caicedo, de quien se espera un gran rendimiento una vez se encuentre en plenas condiciones físicas. La entrega de Stuani y la más que segura aparición de jugadores del filial darán a Sergio alternativas para encontrar el camino al gol. Los pericos esperan que dé con él. Y que tenga suerte. La va a necesitar.

* Jordi Brescó es periodista.

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– Foto: EFE