1.- Dos horas antes del partido, un magnífico entrenador portugués, Rui Sá Lemos, de la cantera del Oporto, preveía un Portugal “defensivo, cerrado en bloque medio-bajo y saliendo para transición ofensiva con 3-4 jugadores. Y también apostando por balones parados”. Ha acertado de pleno. Por conocimiento, por información o por deducción. Eso ha hecho Portugal ante Alemania.
2.- Así que este gran duelo desprendía el aroma del Bayern-Chelsea de la reciente final de Champions. Balón para los alemanes, repliegue intensivo del equipo teóricamente inferior. Aire “Di Matteo” en el libreto de Paulo Bento, excelentemente ejecutado por sus muchachos.
3.- El trío de mediocentros ha enjaulado el balón alemán. Aunque Khedira ha dado un recital como “aguador” (recoger balón entre sus centrales y transportarlo 40 metros arriba), esa jaula central del trío Meireles-Veloso-Moutinho ha sido un dolor de muelas para los de Joachim Löw, en especial porque las caídas de Özil a banda derecha para desequilibrar han sido compensadas por un Veloso atento y pegajoso.
4.- La línea defensiva ha sido un prodigio de concentración. Correctos Joao Pereira y Bruno Alves, magnífico Coentrao, liberado de fantasmas, excepcional Pepe acudiendo al rescate de sus colegas. Línea achicada, asfixiante para la Mannschaft, impotente sin espacios.
5.- Mario Gómez se ahoga en esas condiciones y no digamos Podolski, un corredor condenado a no correr, situación que desnuda todas sus deficiencias. Thomas Müller algo mejor que con el Bayern, dado que no hay un Robben que absorba todo el juego, pero en tono menor desde la banda derecha. Todo lo anterior desemboca en una Alemania encasquillada pese a la buena salida de balón de Hummels, soberbio al fin con su selección.
6.- La subcampeona europea hace algo muy positivo, sin embargo: empuja muy arriba para que los esfuerzos portugueses en transición deban ser larguísimos. Y eso genera un efecto perverso: cuando ha podido correr, Cristiano Ronaldo tenía ante sí un mínimo de 50 metros y tres defensas alemanes. Y si podía pisar área, ahí aparecía un gigantesco Boateng, atento, certero, veloz, preciso al corte.
7.- El tránsito general ha sido mediocre. Los ojos se iban al banquillo alemán, hacia Götze, Gundogan o Reus, con la esperanza de que nos rescataran con su talento de la discreción imperante. Probablemente, la derrota holandesa de media tarde ha tenido mucho que ver en semejante desempeño, pese a que Portugal se ha desperezado algo más tras el descanso (al que se ha llegado con un zambombazo de Pepe al larguero).
8.- Cuando Mario Gómez ha logrado irse de Pepe -única vez en todo el partido- ha cabeceado un movimiento de manual para el gol alemán. Centro largo, desmarque que pilla al central portugués mirando la parábola del cuero, buen salto, tiempos bien marcados, testarazo en diagonal lejos de Rui Patricio. El único destello de un Mario gris. Suficiente.
9.- A partir de la ventaja alemana, veinte minutos de apertura portuguesa. Juego fluido, buscando a Cristiano, al que Boateng tapa cuanto puede, o a Nani, frenético pero menos acertado que su compatriota. En ese tramo hemos visto la jerarquía de Neuer por alto en su área, un buen despliegue defensivo alemán y el mejor rostro portugués, escaso para remontar la desventaja.
y 10.- No saquemos más conclusiones que las justas. Portugal ha apostado a ser Chelsea y le ha salido cruz por un cabezazo que Gómez no supo encontrar hace tres semanas exactas en su jardín de Munich. Poco más. Esperemos a nuevos fastos más abiertos.
– Foto: DPA
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