Historias de la Liga: los Maradona que no pudieron ser el Diego

por INAKI GARCIA el 4 octubre, 2015 • 22:12

El mejor jugador de la historia en el mundo del baloncesto, contando esta afirmación como algo subjetivo, Michael Jordan, encontró alguien que mimetizó sus movimientos, su carácter y su instinto y se convirtió en un Jordan optimizado, eliminando su versión más salvaje, aunque aún era capaz en alguna ocasión de reproducirla, como el día en el que anotó 81 puntos ante Toronto Raptors. Obviamente hablamos de Kobe Bryant, una figura que finalmente por lesiones y por no tener el mismo carisma que el original quedará en un segundo plano en la comparativa con Michael Jordan, aunque ha sido quien más cerca ha estado de igualarlo.

En el fútbol se ha visto un caso similar. Leo Messi en este caso sí que parece haber superado a su figura original, Diego Armando Maradona, aunque seguramente en el recuerdo el viejo Diego tenga mayor carisma, sea capaz de hacer cosas más mágicas y simplemente ganó un mundial él solo, que dirán muchos. Aunque Messi ya le haya superado en todo lo demás, en este caso el optimizado seguramente pueda superar a la leyenda, aunque como pasó en el caso de Michael Jordan, lo interesante viene siendo la cantidad de jugadores que llegan detrás con la aspiración de superarlo. La cantidad de nuevos Messi dentro de poco superará la cantidad de nuevos Maradona, algo bastante relevante.

Se haya superado o no a Maradona, su figura marcó época. En España jugaron otros Maradona, dos con la misma sangre que el Diego. El más parecido, Hugo, también jugó en Argentinos Juniors y Nápoles, aunque en el conjunto italiano nunca llegó a debutar. Entonces llegó a España. No podía llegar a otro sitio que no fuera Vallecas. El Rayo atrae a historias peculiares y la de Hugo Maradona no iba a quedarse atrás. El hermano pequeño del Diego llegó al conjunto madrileño estando este en segunda división y demostró ser un buen futbolista. Consiguió el ascenso a primera, aunque esta sería de las pocas cosas buenas que le pasaron en Vallecas.

Empezó con mal pie. Sin conocer cómo era la equipación del Rayo Vallecano le dio un disgusto a toda su familia al enfundarse una zamarra que tenía un aspecto muy parecido a la de River Plate, algo que no gustó mucho a quienes habían estado adorando a Diego por ser un bostero de pro. En el verano siguiente, con el ascenso ya logrado, el que había sido su compañero extracomunitario la temporada anterior, Laurence Cunningham, un inglés recordado por salir ovacionado del Camp Nou cuando jugaba con el Real Madrid y por ser el primer jugador negro en jugar con la selección inglesa, falleció en un accidente de tráfico, lo que dejó al Rayo Vallecano en una profunda crisis que se consumaría a final de la segunda temporada de Hugo en el equipo: del ascenso al descenso en cuestión de doce meses.

Aun así, Hugo Maradona demostró ser algo más que un apellido y enseñó tanto en primera división como en segunda ser un futbolista muy interesante. Poseía un gran regate en corto y se mostraba muy vertical en su fútbol, pese a que le faltaba gol y velocidad para ser un jugador determinante. Nno obstante, como su hermano Diego, poseía un último pase de primer nivel. Tras dos temporadas en el fútbol español se marchó con 64 partidos y 9 goles para comenzar un viaje a ninguna parte por todo el mundo: Austria, Venezuela, Uruguay, Japón y Argentina fueron sus destinos. Llegó muy pronto a España y acabó su relación con la élite también de manera muy precoz tras su salida del conjunto madrileño.

Pese a llegar con 19 años al Rayo Vallecano, Hugo Maradona ya había jugado en España con 18 años cuando disputó El partido de los Maradona, que sirvió como presentación en sociedad de su hermano Lalo, el otro Maradona que jugó en el España. Lalo había firmado por el Granada, donde apenas disputó 19 partidos en segunda división, y en ese partido montado para hacer taquilla para el club consiguió reunir en su equipo a Hugo y Diego Armando, en una imagen que recordarán todos los aficionados del conjunto granadino. Lalo Maradona pasó con más pena que gloria por el fútbol español y en 2005 incluso participó en el Gran Hermano VIP. Su apellido le abrió puertas, su nivel se las cerró.

Ser Maradona facilita la vida. Sin embargo, no ser Diego no debe de ser fácil, sobre todo si te quieres dedicar al mundo del fútbol. Hugo y Lalo vieron el otro reverso del apellido, disfrutaron de los privilegios de llegar a sitios por razón de su hermano, pero finalmente cuando debían coger el balón jugaban ellos y no su hermano. En cambio, cuando Leo Messi coge el esférico, algo familiar se recuerda en su zancada, en su mirada, en su manera de posar el balón en su pie y en su golpeo. No es familia, no tiene la misma sangre, aunque sí la misma procedencia, pero seguro que Hugo y Lalo hubiesen soñado con tener el talento del azulgrana para enseñar al mundo que no eran los hermanos del Diego.

* Iñaki García.

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