"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
El bipartidismo sistemático Real Madrid-Barcelona deja en el olvido que hasta hace no muchos años se han dado casos reseñables de intrusos en la dura pelea liguera. En las últimas diez temporadas sólo tres equipos distintos a los dos gigantes se han colado en los dos puestos de honor de la tabla clasificatoria. El Valencia de Benítez fue el último que logró salir victorioso de esta competición que tiene mucho de puente aéreo, con dos campeonatos que supusieron el punto y final (momentáneo) al sueño del equipo menor. Aquel Valencia, que era un equipo lleno de fortalezas y automatismos, supo hacer frente al Real Madrid tardogaláctico y tuvo la suerte de que el Barcelona de Rijkaard y Ronaldinho empezara a carburar a mitad de campeonato. Por su parte, el último Villarreal de Pellegrini ha sido el único subcampeón de Liga que no viste ni de blanco ni de azulgrana en las últimas nueve temporadas. Los Rossi, Pires, Nihat, Cazorla, Diego López o Senna componían un bloque temible, potente y que jugaba bien al fútbol, pero que carecía de la consistencia necesaria para poner en verdaderos apuros a ese equipo imperfecto e imprevisible que era el Madrid de Schuster.
Más allá del Mediterráneo encontramos hace justo una década a la Real Sociedad de Raynald Denoueix, que lideró la Liga durante muchos meses y que la peleó al Real Madrid hasta el último suspiro.
Sin apenas nuevas caras se presentaba el curso de la Real Sociedad: un defensa con experiencia en primera, Gabi Schürrer; la controvertida contratación del ovetense Boris; o la vuelta a casa de Valery Karpin tras seis años en Valencia y Vigo. Raynald Denoueix encabezaría este proyecto después de que Roberto Olabe salvara al equipo de la quema en los últimos meses de competición tras la interrumpida tercera etapa de Toshack en el banquillo donostiarra. El francés venía con referencias más que suficientes como para hacerse cargo: una liga y dos Copas de Francia con el Nantes, además de una actuación más que decente en la Champions 2001-02 con el equipo de la región del Loira.
Arrancaba la temporada 2002-03 para la Real Sociedad con la incertidumbre propia de ese equipo que no juega competición europea y que tiene potencial suficiente como para no sufrir por la permanencia. Por lo tanto, el objetivo no era otro que sumar puntos sin pensar a largo plazo. Crear una defensa sólida, aprovechar el talento creciente de un Xabi Alonso que apuntaba maneras, sacar partido del punto de forma que alcanzó De Pedro en el Mundial de Corea y Japón, buscar la banda derecha de Karpin y ser temibles arriba con una delantera que se presumía muy atractiva: Nihat y Kovacevic.
El 4-2 en Anoeta al Athletic Club en el partido que inauguraba la competición liguera, con un Nihat espectacular, podía ser fruto de ese plus que da estrenarse en casa frente al rival histórico. Tras el primer parón de selecciones cayeron en primera ronda de Copa del Rey ante el Zaragoza (3-1), en un partido en el que el equipo no supo administrar un penalti y una expulsión tempranera a su favor.
Con una sola competición para los de Denoueix, ahora sólo quedaba saber qué papel iba a desempeñar el equipo, qué Liga iba a jugar. Sorprendentemente, el conjunto donostiarra se plantó en la jornada cinco colíder con el Celta, con 13 puntos sobre 15 posibles y siendo el equipo más goleador de todos, con casi tres goles por encuentro. Además, con un juego vistoso y con unos delanteros en estado de gracia. El serbio y el turco sumaban cinco goles cada uno en el primer mes.
Cierto es que la Liga 2002-03, como las anteriores, poco o nada tenía que ver con las actuales. No existía esa tiranía de los dos gigantes que sólo dejan escapar puntos cuando se dejan llevar o con una heroicidad del equipo contrario. Durante aquella Liga, Celta, Deportivo, Valencia o Real Sociedad tuvieron su momento de gloria.
Ya con el liderato en el bolsillo, que consiguieron tras un empate a dos en Mendizorroza en el segundo mes de competición, el equipo seguía jugando con la misma soltura. Y de esta manera, evitando cualquier objetivo grandilocuente, se plantaron campeones de invierno sin perder un solo partido, con 5 puntos sobre el Real Madrid, 8 sobre el Valencia y 11 sobre el Deportivo. Incluso sacaban 20 puntos al último Barcelona oscuro, el de entreguerras, que caminaba por el desierto liguero con la única esperanza de llegar a la final de Old Trafford.
Tras 14 jornadas de liderazgo, la Real Sociedad miró hacia atrás y vio que era posible. El equipo jugaba bien, sus delanteros estaban en un momento dulce y ningún rival era verdaderamente infranqueable. Sin embargo, cuando llegó la hora de competir, los de Denoueix sufrieron un bajón en febrero, 4 puntos sobre 15 posibles, que les arrebató el liderato en favor del Real Madrid y acercó a Depor y Valencia, rivales con mucha más experiencia en las alturas. Llegaba el punto de inflexión: seguir compitiendo y no descolgarse de la pelea final, o dejarse llevar y conseguir un meritorio puesto europeo.
Con paso dubitativo se llegó a la jornada 29 a seis puntos de los galácticos y con una reválida que determinaría el lugar real de este equipo que sólo había ganado tres partidos en la segunda vuelta: el Real Madrid visitaba Anoeta con la misión de eliminar un rival en su inexorable camino hacia el título.
Aquel 13 de abril fue el regalo particular de ese sueño interrumpido. Una descomunal primera parte de los txuri-urdin dejó el marcador en un 4-1 en poco más de media hora de partido. Media hora donde la Real Sociedad fue una avalancha que evidenciaba las imperfecciones tácticas del vigente campeón de Europa. El 4-2 final rubricaba uno de las grandes exhibiciones del año, que encumbraba a Xabi Alonso como un mediocentro de élite, a Nihat como la revelación de la Liga y a Darko como una bestia negra más del Real Madrid. Los de Del Bosque habían venido a sentenciar el título y salieron conocedores de lo difícil que sería el camino.
Jornada 30: el Real Madrid empata en el Bernabéu (1-1) con un Barcelona resucitado por Antic. Es oficial, la Real Sociedad y el Deportivo de la Coruña se ponían a un punto de los blancos en la tercera semana de abril y se conformaban candidatos al trofeo. La derrota de los de Denoueix ante el propio Barça en la siguiente jornada (2-1) fue un contratiempo solventado con el histórico asalto del Mallorca a Chamartín en la jornada siguiente, con Eto’o a la cabeza (1-5). El Real Madrid pasaba por un mal momento y, pensando en el partido de vuelta de semifinales de Champions ante la Juventus, dejó escapar dos puntos en el Nuevo Colombino que le costaron el liderato, ahora en favor del Depor. Un Depor que, con un trabajo silencioso, portaba 34 puntos sobre 42 en la segunda vuelta haciendo un gran fútbol.
Jornada 34: el Deportivo pierde en casa frente al Valencia, una derrota local que a esas alturas penalizaba sobremanera. La Real Sociedad gana al Recreativo (1-0) ante una afición entregada y recoge el liderato casi tres meses después. El Real Madrid, eliminado ya del sueño de Manchester, no está para sustos y golea al Málaga (5-1). Real Sociedad 69 puntos, Real Madrid 68 y cuatro partidos por delante que iban a decidirlo todo.
Jornada 36, domingo 1 de junio. El Real Madrid había empatado la noche anterior frente al Celta. Oportunidad de oro para certificar el título virtual en Anoeta ante un Valencia al alza. Una mano de Ayala fuera del área deja al Valencia con diez jugadores. 1-1 en el marcador y media hora por delante para que sólo un gol y tres puntos más basten a los de Denoueix para derrotar al todopoderoso Madrid y arrebatarle la Liga. Ocasiones de Karpin, de Darko… pero el 2-1 nunca llegó. La Real seguía dependiendo de sí misma, pero el Madrid le iba a obligar a ganar los dos partidos que quedaban.
Jornada 37, domingo 15 de junio. Jornada de las de transistor y carrusel. Un domingo en el que no sólo se juega en un campo. Seis puntos separan a la Real Sociedad del sueño dos décadas después. Balaídos se preparaba para empujar al equipo a Champions League por primera vez en su historia. Raúl y Ronaldo, Ronaldo y Raúl, hacían rápido los deberes en el Calderón y obligaban al líder a ganar o ganar. Pero el equipo se topó con mil obstáculos: las piernas pesaron mucho y los nervios y la falta de experiencia, aún más. Kovacevic se lesionó en la primera parte y se toparon contra el mejor Mostovoi del año. Y toparse contra el mejor Mostovoi eran palabras mayores. Nihat tiró del carro de un sueño que se desvanecía en la misma orilla. 3-2, el Celta jugaría Champions League y la Real Sociedad dejaba escapar el trofeo que rubricaría una completa heroicidad. Igual que en 1980, el Madrid arrebataría a los donostiarras el sueño a dos jornadas del final. En la última jornada los blancos ganaron al Athletic y consiguieron su vigesimonoveno título de Liga.
¿Se podía competir de tú a tú durante 38 jornadas con un campeón de Europa que se había reforzado con el mejor delantero del mundo? La Real Sociedad lo hizo en una histórica temporada 2002-03. Casi todos los jugadores hicieron el mejor año de sus carreras. El triángulo Xabi-Nihat-Darko (estos dos últimos sumaron 43 goles) se llevaba todas las portadas, pero los Aranburu, De Pedro (13 asistencias), Karpin, Westerverld… todos rindieron en muchos casos por encima de sus posibilidades. Y el trabajo del bueno de Raynald fue excepcional. Un año para conservar intacto en la memoria. La siguiente temporada no fue tan buena, pero el equipo pudo darse el lujo de ser mejores que Galatasaray y Olimpiakos y jugar los octavos de final de la máxima competición europea.
Diez años más tarde, el contexto de la competición liguera ha cambiado, pero la Real Sociedad ha vuelto a competir. Confirmada ya como la revelación de la Liga, ahora habrá de luchar con Málaga y Valencia por jugar la previa que da acceso a la Champions League del próximo año. Con un Montanier en entredicho desde que llegó a San Sebastián, el equipo puede decir sin complejos que es uno de los que mejor fútbol practica de toda la Primera División. Un conjunto rápido, alegre y muy joven, al que no le quema el balón en los pies, que domina y que ataca con muchos efectivos.
El talento incuestionable de Rubén Pardo, Illarramendi jugando a un nivel de mediocentro de selección española, la mejor versión de Íñigo Martínez, la presencia del Chori Castro, Markel Bergara, Xabi Prieto, Carlos Martínez, Agirretxe… Además de dos de los mejores jugadores de este último tramo de liga: Carlos Vela y Griezmann. El mexicano y el francés marcan la diferencia cada fin de semana y hacen más posible que el equipo vuelva a jugar los martes y los miércoles a partir de septiembre ante la mirada de media Europa. El equipo lleva tres meses con la directa puesta, y Anoeta vibra como hace justo una década, cuando todos hablaban de esa Real Sociedad heroica y superlativa.
* David González.
– Fotos: Claudio Chaves (Mundo Deportivo) – EFE
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal