Esta semana estamos viviendo hechos que manifiestan diferentes maneras de tratar una serie de problemas cruciales del deporte, la formación en legislación antidopaje de parte de la prensa y la subjetividad de algunos periodistas deportivos al hablar de deportistas con pasado de dopaje. En el caso particular de Justin Gatlin, las palabras de Michael Johnson (“hemos creado un villano para cargar todas nuestras iras“) tienen mucha parte de razón. A Gatlin se le ha situado por parte de la prensa como el AntiBolt, su criptonita. Bolt, querido por todos, Gatlin positivo en 2006 por anabolizantes y en 2001 por un estimulante que tenía recetado para una enfermedad (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad), pero que no disponía de TUE. Remarco también de este primer positivo que por Fancy Bears conocemos varios casos de deportistas con TUE para dicha sustancia.
Gatlin, sancionado a 8 años en 2006, posteriormente rebajada a 4 por la USADA, cumplió su condena y volvió poco a poco al alto nivel. En los JJOO de Londres 2012 participó sin abucheos. Este pasado sábado fue silbado no como otros competidores que también han dado positivo (Yohan Blake sin ir más lejos, en la misma final de 100). Gatlin como villano es un producto que funciona, va contra el héroe: necesitamos el mal para reconocer el bien.
Paralelamente a ello, un deportista español con un currículum más que notable anuncia su retirada: Alberto Contador. Sin valorar su posible nexo con temas de dopaje, sí que entiendo que fue sancionado por una sustancia similar a la de Gatlin, tuvo un proceso jurídico-deportivo largo y cumplió con la pérdida de títulos y el pago de una multa millonaria. Para gran parte de la prensa que critica a Gatlin, nuestro deportista es un campeón.
Objetivamente, hay diferencias más allá de que ambos dieron positivo. En primer lugar Gatlin confirmó que consumió la sustancia (entre otras razones porque pidió que se anulase una marca un mes antes de su positivo). Afrontó el castigo e incluso colaboró con las autoridades antidopaje (de ahí su reducción de 8 a 4 años). Es decir, afrontó sus errores.
Contador nunca ha reconocido el uso o toma de sustancias y se ha mantenido firme defendiendo su inocencia (no seré yo quien dude de su historia, para eso hay bibliografía de sobra). Puede ser verdad, él sigue firme en su defensa, y defiende un deporte sin dopaje.
Parte de la prensa deportiva informa, pero también transmite su opinión, y su efecto sobre el público provoca una alteración de la realidad. Se crean y distribuyen opiniones, opiniones que crean héroes y villanos. Bolt en rueda de prensa ha alabado a Gatlin (con poco eco en los medios), pero ya eso no interesa como información. A Alberto Contador sus compañeros también le alaban. Nunca abuchearé a Gatlin ni a Contador, ambos tienen su mérito deportivo y sus errores, como otros tantos que pasan desapercibidos (o no). Como deportista me gustaría que se tratara a los deportistas de manera similar, sin banderas u opiniones que nos diferencien.
Como coda final, la semana pasada un periodista deportivo me comentó que le resulta difícil hablar de dopaje porque la normativa antidopaje y sus procesos son difíciles de entender. Mi respuesta fue: si vas a hablar de dopaje y dar opinión, antes estudia la normativa y los casos para no ofrecer información sesgada. Espero que esta columna sirva para motivar al entorno del periodismo deportivo a formarse en materia antidopaje, o en otros aspectos del ámbito deportivo; con el fin de informar al público de una manera más objetiva.
* Ángel David Rodríguez es campeón español de los 100 metros lisos.
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