"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Austria, con grandes generaciones de futbolistas en los años 30 y a finales de los 50, vio cómo reverdecía el balompié de su país con la llegada de Krankl, Jara, Sara o Herbert Prohaska en los 70. Su trayectoria discurrió principalmente en su país, aunque tuvo un par de experiencias en Italia, concretamente en el Inter y la Roma. Nacido el 8 de agosto de 1955 en Viena (Austria), se desempeñaba como centrocampista. Armador de juego de gran técnica, clase y visión, era un futbolista frío, pero de enorme precisión en el pase y firmeza en la zona central del campo. Se le conoció como Schneckerl, cuyo significado en vienés es rizado (por su pelo).
Aficionado en su infancia del Rapid de Viena, tuvo como ídolos de pequeño a Hasil y Starek. Empezó a jugar al fútbol primero en el Vorwarts y a continuación en el Ostbahn hasta edad juvenil. Fue entonces cuando recaló en el Austria Viena, con el que se convertiría en uno de los mejores futbolistas del país. Debutó con gol en un amistoso en verano de 1972 frente al Wiener AC, y en su primera temporada ya fue imprescindible para Béla Guttmann.
Su influencia en el equipo fue in crescendo y pronto estrenó su palmarés con la copa lograda por el Austria Viena en 1974. La enorme rivalidad con el Rapid se mantuvo los años siguientes, tiempo en el que el Austria liderado por Prohaska, Obermayer, los hermanos Sara, Josef y Robert, Baumgartner, Daxbacher o Pirkner dominó en su país con cuatro campeonatos ligueros en cinco años (1975-1976, 1977-1978, 1978-1979, 1979-1980). Además, en ese tiempo Schneckerl también levantó dos copas más en 1977 y 1980 frente al Wiener SC y el Austria Salzburgo respectivamente y disputó la final de la Recopa en 1978. En el torneo europeo se deshizo del Hajduk Split y el Dinamo de Moscú, pero en la final en el Parque de los Príncipes sucumbió por 4-0 ante el Anderlecht de Rensenbrink y Haan.
El Mundial de Argentina 1978 le dio a conocer internacionalmente y empezaron a lloverle ofertas de clubes europeos. En 1980 concluyó su ciclo en el Austria Viena y se fue a jugar al calcio, firmando por el Inter de Milán de Eugenio Bersellini. Con los nerazzurri se hizo un hueco en el once inicial junto a Giuseppe Baresi, Bergomi, Oriali o Altobelli y disputó más de 30 partidos en las dos campañas que permaneció en suelo milanés. No alcanzó ningún trofeo en su primer curso en Italia, pero en el segundo sí pudo saborear la gloria con la Coppa. El rival interista fue el Torino, que acabó cayendo en la final a doble partido por un global de 2-1.
Contra pronóstico, su idilio con el Inter terminó después del Mundial de España. Al no estar contento con el trato recibido por parte de la directiva nerazzurri, se marchó a jugar a la Roma. Los inicios en la escuadra Giallorossi no fueron sencillos y le costó adaptarse. Sin embargo, con el paso de los meses se asentó y fue fundamental en la consecución del Scudetto. En aquella campaña de 1982-1983, la Roma que entrenaba Liedholm y tenía un centro del campo compuesto por Falcao, Prohaska y Ancelotti superó en la tabla a la Juve y levantó un título que no conseguía desde la temporada 1941-1942.
Una semanas después decidió regresar al equipo de su vida, el Austria Viena, para jugar allí seis años más y retirarse de la práctica activa del balompié. En esta segunda etapa volvió a compartir vestuario con Obermayer, Baumeister, Sara o Dihanich, además de con otros futbolistas que llegaron al conjunto vienés como Koncilia, Ogris, Degeorgi, el magiar Nyilasi o Polster, criado en las categorías inferiores del club. En cuanto a títulos, vivió un trienio fantástico entre 1984 y 1986, en los que el Austria Viena logró tres títulos consecutivos de liga por delante del Rapid o el LASK Linz y también obtuvo el doblete en 1986 al ganar en la final de copa al Rapid por 6-4. En Europa su mejor participación en la máxima competición continental tuvo lugar en 1985, cuando eliminaron al Valleta FC en la primera ronda y Dinamo de Berlín en octavos antes de caer contra el Liverpool en cuartos.
En el plano individual coleccionó numerosos galardones, como el de mejor futbolista de la liga de su país en 1984, 1985 y 1988 o el de jugador austriaco más destacado del año otra vez en 1985, tras el alcanzado diez años antes. Su retirada se produjo a la finalización de la campaña 1988-1989, cuando contaba con 33 años. Dejó unas estadísticas en la entidad capitalina de 453 partidos y 97 goles sumando los dos periodos.
Con la selección de Austria fue internacional en 83 ocasiones y marcó 10 goles. El técnico checoslovaco Leopold Šťastný le dio la alternativa en 1974 y desde entonces se mantuvo como un baluarte del equipo nacional durante tres lustros. Debutó en Estambul en un amistoso ante Turquía, a la que vencieron por la mínima, y sus primeros choques oficiales tuvieron lugar en la fase de clasificación para la Eurocopa de 1976. El Das Team buscó una plaza con galeses, húngaros y luxemburgueses y quedó en tercer lugar con siete puntos. Prohaska jugó cinco de los seis duelos de la liguilla y consiguió estrenarse como goleador en la goleada contra Luxemburgo en Viena por 6-2.
A finales de 1976, ya con Helmut Senekowitsch como seleccionador, Austria inició el periplo para regresar a un mundial, torneo al que Austria no acudía desde 1958. Con Prohaska acompañado de Krankl, Sara o Koncilia, empezó muy bien con tres victorias en las tres primeras jornadas. A continuación se enfrentó al gran rival de su grupo, la RDA. En el Prater, el centrocampista vienés únicamente disputó doce minutos en el empate a uno final, mientras que en Leipzig fue de la partida con idéntico resultado. Ello hizo que liderara el grupo a falta de una jornada, cuando tenía que verse las caras con Turquía. En Ankara, el resultado no se movió hasta bien entrada la segunda mitad, momento en el que Prohaska batió por bajo a Özaltındere y dio la victoria y el pasaporte mundialista a su país.
En suelo argentino, el sorteo no fue muy benévolo y les emparejó con España, Brasil y Suecia. Sin embargo, los austriacos, con un buen juego y una fantástica colección de jugadores, lograron pasar a la siguiente fase. En el debut derrotaron por 2-1 a España y luego hicieron lo propio con la Suecia de Hellstrom por 1-0. Restaba el último partido contra la verdeamarela para dilucidar el liderato del grupo, que fue a parar a manos de Brasil al llevarse el triunfo por la mínima. En la segunda fase la dificultad aumentó y los centroeuropeos acabaron en último lugar en su grupo. Primero los Países Bajos les apabullaron y días después también Italia les ganó por 0-1. La alegría tuvo lugar en la última jornada al marcharse con victoria después de vencer por 3-2 a Alemania Occidental con una buena actuación de Prohaska, titular durante todo el campeonato.
Tras el mundial intentaron de nuevo sin éxito acudir al torneo continental, pero en esta ocasión fue Bélgica quien les dejó fuera por un solo punto. Con la llegada de los años 80 hubo algunos cambios en el equipo nacional: Sara, Hickersberger o Krieger dejaron la selección y aparecieron otros jóvenes valores como Bernd Krauss o Lindenberger. Por su parte, Prohaska continuaba teniendo galones junto a Jara o Pezzey. En septiembre de 1980 se dio el pistoletazo de salida de la clasificación para la Copa del Mundo de España, para la que se otorgaban dos plazas por grupo en la fase UEFA. Austria tuvo como rivales a Alemania Occidental, Bulgaria, Finlandia y Albania, y obtuvo el pase con relativa facilidad. Prohaska anotó un doblete en casa contra los finlandeses. A pesar de caer en los dos partidos contra los alemanes, Austria alcanzó el Mundial después de empatar a cero en Sofía.
A España acudieron como una selección potente capaz de dar la sorpresa ante cualquier rival. En Oviedo, derrotaron primero a Chile y a continuación a Argelia, que venía de dar la sorpresa frente a Alemania Occidental. En la última jornada, austriacos y alemanes se enfrentaron en Gijón en uno de los mayores bochornos de la historia de la Copa del Mundo. En un duelo sin competitividad, Alemania se impuso por 1-0 y ambas escuadras accedieron a la segunda fase, dejando a Argelia fuera. Ya en Madrid, los centroeuropeos no pudieron con Francia y se despidieron del mundial tras empatar a dos con Irlanda del Norte. Fue el último partido de Prohaska en una gran competición internacional.
El centrocampista continuó casi siete años más vistiendo la camiseta blanca, pero Austria dejó de acudir a los torneos importantes. Titularísimo aún en la calificación para la Eurocopa de 1984, en la que marcó de penalti ante Turquía, y en la fase de clasificación para México 1986, donde anotó un gol clave en Chipre, los austriacos contemplaron cómo Alemania Occidental y Hungría les arrebataron el pase.
Tras tres años sin ir convocado, Prohaska regresó en 1988 para disputar varios encuentros clasificatorios para Italia 1990 con un equipo en el ue también estaban Polster, Herzog o Artner, Pgohas. Austria ganó a Turquía y se igualó con la RDA e Islandia, lo que dio la clasificación para el mundial por detrás de la URSS. Colgó las botas antes del gran evento: su último partido internacional fue contra Islandia en Reikiavik el 14 de junio de 1989.
Luego, Prohaska ejerció durante más de una década como entrenador. En 1990 tomó las riendas del Austria Viena, con el que tuvo enormes éxitos durante dos años. En ese tiempo conquistó dos ligas, dos copas y dos supercopas y ello le aupó a ser nombrado seleccionador sub-21 primero y de la absoluta meses después. Sus dos primeros objetivos, sin embargo, no los logró cumplir, puesto que Austria no participó ni en el Mundial de Estados Unidos 1994 ni en la Eurocopa de Inglaterra 1996. Tuvo que esperar al Mundial de 1998 tras liderar el grupo 4 de clasificación por delante de Escocia. Allí confió en los veteranos Polster o Herzog y en unos noveles Haas, Schopp o Cerny que demostraron no rendirse en ningún momento. Todos sus goles en el torneo llegaron en los minutos finales, lo que les valió empatar con Camerún y Chile y tener posibilidades de avanzar de ronda si ganaban a Italia. Pero la selección italiana, con Vieri y Roberto Baggio inspirados, les venció por 2-1 y tuvieron que hacer las maletas. Su trayectoria en el Das Team concluyó un año después cuando dimitió tras ser goleado por España por 9-0 en Valencia. Firmó por el Austria Viena, donde permaneció una campaña antes de dejar los banquillos.
En 2003, la federación de su país le eligió como el mejor jugador austriaco de los últimos 50 años y en 2004 recibió la medalla de oro de Orden al Mérito de la República de Austria. En la actualidad trabaja como comentarista deportivo en la cadena ORF y es colaborador del diario Kronen Zeitung.
* Alberto Cosín.
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