"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Hace unas semanas hablábamos sobre “Hemisferios mentales” con el fin de derribar algunos mitos sobre las similitudes y/o diferencias del estilo de juego según la procedencia geográfica de los equipos y jugadores.
La final de la Challenge Cup nos ha puesto en bandeja un caso que pone en duda muchas de las teorías que hasta ahora hemos podido leer y escuchar.
El XV inicial de Montpellier para este partido estuvo formado por:
En el banquillo:
Si analizamos las nacionalidades de los 15 titulares nos encontramos con: 7 sudafricanos, 3 franceses, 2 fiyianos, 1 neozelandés, 1 australiano y 1 georgiano. 11 jugadores procedentes del hemisferio sur y 4 del hemisferio norte.
En el banquillo había: 4 franceses, 2 australianos, 1 georgiano y 1 sudafricano. En la convocatoria de 23 había 8 sudafricanos y 7 franceses. 14 jugadores del hemisferio sur por 9 del hemisferio norte.
Completaremos la información diciendo que el entrenador del equipo, Jake White, es sudafricano.
La pregunta surge de forma inmediata: ¿Es Montpellier un equipo del hemisferio norte? La respuesta parece obvia, Montpellier es una ciudad de Francia, Francia está ubicada en el hemisferio norte, ergo MHR es un equipo norteño. La reflexión evoluciona: si el entrenador es sudafricano y la mayoría de los jugadores del equipo titular son sudafricanos… ¿El estilo de juego de Montpellier lo determina su ubicación geográfica o la nacionalidad de su responsable técnico y la mayoría de sus jugadores titulares?
Ambas preguntas son retóricas, demagógicas y capciosas a partes iguales, no hay ningún debate. El equipo juega a lo que su entrenador quiere que juegue y por eso ha incorporado a esos jugadores al plantel. Montpellier tiene el mismo modelo de juego que los Springboks de 2007 (campeones del mundo), los Sharks o los Brumbies cuando estuvieron en manos de Jake White.
Establezcamos un elemento de contraste, Harlequins -rivales de Montpellier en la final- tenía 15 jugadores ingleses entre los 23 de la convocatoria, 9 de ellos en el equipo titular.
El ejemplo de Montpellier es aplicable, en mayor o menor medida, a los equipos más potentes del Top 14 francés. Toulon, Racing 92, Clermont o Toulouse cuentan en sus plantillas con muchos jugadores procedentes del hemisferio sur -o de otros países europeos- y es de ahí de donde parten muchos de los problemas (sobre los cuales ya hemos hablado repetidamente) para que el XV del Gallo encuentre jugadores de nivel para competir internacionalmente.
Hay otra reflexión importante: el tan cacareado – y perdido en el tiempo – “french flair” es diametralmente opuesto al estilo de juego que Jake White ha traído al equipo de la capital del Languedoc-Roussillon. Todo su planteamiento pasa por el sometimiento físico del rival a través de la acumulación de fases, el trabajo de delantera, la suma de pick&go y la búsqueda de infracciones defensivas del equipo contrario para poder sumar puntos en los pateos a palos. La elección de Demetri Catrakilis como apertura no es gratuita, el 10 sudafricano tiene como principal virtud su eficacia con el pie (tanto en las situaciones para conseguir anotar como a la hora de buscar patadas que puedan desahogar al equipo en momentos de agobio defensivo).
Hay algunas datos estadísticos de la final que resultan reveladores:
370 metros con la pelota de Harlequins por 213 de Montpellier, 112 carreras frente a 65, 15 offloads por 5… Todas las estadísticas ofensivas fueron favorables a los ingleses. Los 73 tackles del equipo de Conor O’Shea se vieron claramente superados por los 111 del equipo francés. 3 scrums ganados frente a 6… Los datos reflejan, a las claras, las intenciones atacantes y defensivas de unos y otros. El resultado fue favorable a Montpellier.
Lo hemos dicho en otras ocasiones, resulta muy complicado que la selección francesa pueda distanciarse del modelo de juego imperante en la mayoría de los equipos de la competición nacional. No existe ningún resorte que se pueda pulsar para que los jugadores pasen del “modo club” al “modo selección” en cuanto a las prestaciones que de ellos se esperan dentro del campo. Son las sinergias creadas entre federaciones nacionales y clubes/franquicias/provincias las que marcan la evolución en la mayoría de los países de primer nivel rugbístico excepto en Francia, claro.
* Javier Señaris es analista de rugby.
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