"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Todo cambia, nada permanece, todo se desplaza, cambia de forma, de aspecto de intensidad. Parece que estamos hablando de la vida pero no, nos referimos a la guerra. No hay nada tan dinámico, no existe ningún lugar, ninguna esfera tan vertiginosa como la guerra, donde no existen dos situaciones iguales, donde la táctica que fue prevista debe cambiar para ajustarse al rival, donde si se desea la victoria primero debes conocerte a ti, luego conocer al rival y posteriormente ajustarse o adaptarse a las circunstancias. ¿Os suena? Me recuerda a la sinfonía de colores que nos muestra el deporte rey, me provoca el mismo sentimiento de lucha, de sacrificio, de resistencia a lo que dependiendo de las circunstancias puede llegar a ser inaguantable, me recuerda al auténtico clímax de felicidad que da la ansiada victoria, a la explosión musical de todas nuestras emociones más positivas. Me recuerda al fútbol.
Puede parecer absurdo e incluso mucha gente puede rechazarlo pero entendiendo el fútbol como un juego, un deporte, y relativizándolo en su única esfera es casi igual que la guerra. Y digo casi igual porque gracias a Dios nadie pierde la vida en ella, nadie perece salvo circunstancias ajenas al juego.
El gran maestro ancestral de la guerra Sun Tzu escribió un relato maravilloso sobre el arte de la guerra, el arte militar. Al igual que el fútbol, es un acto artístico donde todo ha derivado, deriva y derivará de la más pura creación humana.
Analizando el deporte rey, en la actualidad, es algo bien extendido el hecho de que el fútbol que expresa el F. C. Barcelona es la mayor obra magna vista en mucho tiempo y que es el resultado de la suma de muchísimos factores, de muchísimas estructuras que interaccionan entre sí, de diversas formas creando el sistema dinámico que es el Barça. Algunos autores hablan de filosofía de juego, de una forma de entender el juego partiendo de lo global para terminar en lo específico del deporte. Y es que si se estudia con detenimiento la obra de Sun Tzu le recordará en muchas vertientes a la filosofía taoísta que representa el F. C. Barcelona.
Existe un dogma superior taoísta que determina que la mejor victoria, si se ha entrado en lucha, consiste en respetar la integridad de las tropas y país conquistado. Ante tan honorable dogma no hay más que mirar hacia atrás y observar el comportamiento de los futbolistas del Barcelona en toda su estructura de club cuando terminan los encuentros deportivos.
A nivel de estructura táctica, el F. C. Barcelona posee un amplio conocimiento de su modelo de juego, de sus características personales, de las sinergias que producen la composición del once; conocimiento exhaustivo que conjuga con un profundo conocimiento del rival, a lo que Sun Tzu responde de la siguiente manera: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro”.
Sun Tzu opina de la guerra que el arte de la guerra es el arte del engaño. El engaño forma parte de la guerra de tal manera que una no puede vivir sin el otro, así como Eva nació de la costilla de Adán. El engaño pertenece a la guerra y nace de la simple evolución de la supervivencia, del uso de la inteligencia al servicio de la competición.
Así, el maestro oriental propone los siguientes dogmas:
En el arte de la guerra, al igual que en el arte del fútbol, el que ya está bien situado con sus zonas bien establecidas es el que tiene las de ganar. Un bloque desorganizado, desequilibrado y mal posicionado es fácil de penetrar. Del mismo modo que un ejército bien situado en su campo intenta atraer al rival hacia él para atacarle, el Barça lo hace del mismo modo. Para ello, como dice el maestro Sun Tzu, se le ofrece al rival una posible recompensa, una posible ventaja que lo atraiga a su propio campo. “Apodérate de una cosa a la que le tenga apego y harás de él lo que quieras”. El mejor obsequio que le puedes ofrecer a un soldado del fútbol es el balón. El Barça consigue hacer poesía jugando gracias a estos consejos. Atrae a los rivales a su campo, los dispersa, los desequilibra, penetra y los sorprende haciendo de la técnica la mejor pluma estilográfica, del balón el mejor martillo pilón.
Al igual que Ulises, en el fútbol, como en la guerra, como en la vida, es necesario un corazón impulsivo controlado por una mente reflexiva, descripción absoluta de todos los futbolistas de este gran equipo. Un intenso abrazo de la emoción pura a los dogmas anteriormente descritos. Todos ellos dirigidos por la prudencia personificada, carácter principal del líder, proyecto de una filosofía.
Al fin y al cabo el fútbol es la suma de las estructuras, de todos los factores, del más mínimo detalle, de las sinergias constantes. Demasiado hermoso como para obviarlo todo, ¿no?
– Bibliografía: “El arte de la guerra” de Sun Tzu, edición de José Ramón Ayllón (2008). Ediciones Martínez Roca. Madrid. España.
* Alejandro Añón Gómez. Doctorando Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Match Analysis. Universidad de Granada.
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– Foto: FC Barcelona
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