El calor en Dortmund es mediterráneo. Ya sé que suena a contradicción en los términos, pero es así aunque estemos en la cuenca del Ruhr: es un calor húmedo, digno del bochorno barcelonés. Quizás porque llega Guardiola y han querido recordarle sus orígenes. Será un partido de sudor. La Supercopa alemana se disputa a partido único y en el estadio del teórico equipo más débil, así que al Bayern le ha tocado desplazarse a Dortmund y enfrentar al Borussia en el impactante Signal Iduna Park (20:25 h, Canal+ Fútbol).
Es el estreno oficial de Guardiola. El primero de los seis títulos por los que luchará su Bayern gracias a los éxitos de Heynckes, una herencia que el entrenador catalán no cesa de agradecerle al técnico alemán. Es probable que desde lejos se perciban otras sensaciones, pero desde cerca la impresión es que Guardiola quiere volver a empezar. Empezar de cero. Como si aquello de los 14 títulos de 19 no le perteneciera. Cuidado: no me entiendan mal. Únicamente es una impresión personal, basada en la observación del día a día: es como si Guardiola quisiera evitar que le recuerden perpetuamente que lo ganó todo con el Barça, como queriendo indicar que el mérito fue principalmente de los futbolistas. Y que ahora, por obligación, le toca empezar de nuevo a elaborar un currículum.
Sea así o no, rival duro para estrenarse. Claro que nunca se escribió nada bueno de los timoratos. Klopp y Guardiola juntos, Borussia y Bayern enfrentados por un título. Y apenas estamos en julio. Hermosa manera de iniciar un trayecto. Esta pareja de baile es prometedora, quizás porque la asimilamos a la que formó Pep con Mourinho cuando se enzarzaron a evoluciones tácticas que condujeron a sus respectivos equipos a la excelencia en el juego. ¿Será Klopp el Mourinho alemán? Me refiero al juego de estrategia y no a asuntos colaterales. Es cierto que Guardiola se presiona tanto a sí mismo que apenas necesita presión externa para generar propuestas. Y del mismo color es Klopp, con lo que inauguramos un duelo de finos espadachines sobre el tablero de los enigmas futbolísticos.
Olvidaba decirles que llegan muy mermados al estreno. El Borussia está sin Piszczek, Mkhitaryan, Kuba y Aubameyang (estos dos, con gastritis, estarán en el banquillo), además de haber perdido a Götze. Claro que el Bayern llega sin el propio Götze (que lleva lesionado desde las semifinales ante el Real Madrid, ¡menuda rotura fibrilar!), sin Badstuber, que tiene para diez meses, y con las bajas de última de hora de dos piezas clave: Manuel Neuer y Franck Ribéry, lesionados ambos ante el Barça. Es dudoso que Schweinsteiger pueda jugar, porque lleva solo quince minutos de pretemporada, y aún peor Javi Martínez, todavía entre alfileres. Lahm apunta a interior-guardaespaldas de Kroos, candidato al mediocentro, con Thiago de volante de transiciones y cambios arriba por la ausencia del puntal Ribéry.
Bien, están mermados pero a nadie parece importarle. No conozco los suficiente las tripas del fútbol alemán como para decir que es una actitud habitual, pero ahora mismo lo parece: si no está uno, estará otro. No creo que ambos entrenadores piensen así. De hecho, a Guardiola se lo llevaban los diablos cuando le confirmaron las bajas de Neuer y Ribéry, pero todos aparentan que a los soldados caídos se los reemplaza sin pestañear.
Está todo vendido, como en todos los partidos de todos los estadios del fútbol alemán, y 195 países televisarán el partido, así que se acicalarán a fondo y brindarán por el inicio de una larga y amistosa rivalidad. Nunca hubo triunfo sin desafío.
– Foto: EFE
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