Greg Louganis: el mejor saltador de la historia

por el 25 marzo, 2013 • 14:39

La vida de Greg Louganis ha sido un camino de barreras y dificultades con adicciones y excesos. Pese a todo, este acróbata del trampolín consiguió conquistar su disciplina en la década de los 80. Alcanzó un hito que lo convierte en el mejor saltador de toda la historia: ganar cuatro oros olímpicos.

Ya desde pequeño su vida fue complicada: hijo de un amor prematuro en 1960 entre una sueca y un samoano, fue donado a un orfanato. Allí lo adoptó un matrimonio estadounidense de origen griego afincado en California. Su infancia está marcada por los abusos de su padre, el racismo por su tostado color de piel, sus problemas de asma y la dislexia que le trajo problemas hasta la universidad. Por estas razones Greg buscó refugio en sí mismo: comenzó a fumar tabaco con 9 años y a consumir alcohol y drogas a los 11.

Una infancia truncada con la piscina como única arma de expresión. Fue su hermana la que le aficionó y entre el humo de sus cigarillos tuvo tiempo para entrar en 1969 en el Parks and Recreation Center de Las Mesas. Desde el principio tuvo talento para el salto y poco a poco perfeccionó su técnica. Además, tomó nociones de baile y de acrobacia, un cocktail demasiado creativo para mejorar aún más su estilo.

Tal era su talento que en 1971, Sammy Lee, antiguo campeón olímpico, lo descubrió en una competición en Colorado y decidió entrenarlo. Los frutos no tardaron en llegar, ya que Louganis despegó a los 16 años, en los Juegos Olímpicos de Montreal’76, cuando ganó la medalla de plata en plataforma de 10 metros.

El mundo había descubierto a una nueva estrella, pero por aquella época Greg era una persona aislada socialmente. Su condición de homosexual le había traído cierta marginación social desde la adolescencia. Louganis, fuera de la piscina, se refugiaba en una mezcla autodestructiva de drogas y alcohol.

Tras el boicot de Estados Unidos a Moscú ’80, el momento estelar en la vida de Greg Louganis llegó en Los Ángeles ’84, cuando consigue el oro tanto en plataforma de 10 metros como en trampolín de 3, conviertiéndose en el rey de los saltos. El mérito fue la manera de conseguirlo, ya que utilizó el mismo salto que acabó con la vida del soviético Shalibashvili ante sus propios ojos: tres giros y medio hacia atrás.

Sitiéndose seguro de lo que hacía, fue poco antes de Seúl’88 cuando Louganis decide dar rienda suelta a su condición sexual y se va a vivir con su pareja. Una mala decisión, ya que ésta le propinará malos tratos y agresiones físicas. Además, la vida le vuelve a golpear en forma de enfermedad, el contagio del virus del sida es un revés muy duro.  Por ello Greg recae en sus abusos y decide ocultar su enfermedad al mundo.

Pero Louganis decide participar en Seúl ’88 dejando una imagen para la historia: en uno de los ejercicios su cabeza golpeó contra el trampolín y cayó desmayado al agua sangrando, aunque pudo salir por su propio pie. Media hora más tarde, con un vendaje en la cabeza y tres puntos de sutura volvió a saltar. A las 24 horas, en la final, realizó ejercicios de la máxima dificultad siendo puntuado con el total de la nota y venciendo en las dos disciplinas. Louganis se había convertido en un mito, sus cuatro medallas de oro lo convierten en el único saltador olímpico en ganar dos oros en dos pruebas.

Ya en el Olimpo decidió abandonar su carrera para seguir luchando contra todos sus obstáculos. En 1996 publicó su autobiografía, Breaking the surface, donde reafirmaba lo que ya había contado antes en el show de Oprah: que era homosexual y portador del VIH. Muchos detractores le acusaron entonces por su sangre en la piscina de Seúl (el riesgo de contagio era nulo), pero Louganis, haciendo caso omiso, continuó reivindicando los derechos de la gente como él y peleando contra todos aquellos que los discriminaban. De este modo se convirtió en un icono gay mundial.

Tras una década de los noventa muy reivindicativa, Greg Louganis optó por sus otras pasiones con el nuevo milenio. Su carrera como actor empezó a tomar rumbo con cameos en algunas películas y el adiestramiento de perros se convirtió en su pasión. Además, en el 2012 estuvo con el equipo estadounidense de salto en los Juegos Olímpicos de Londres y actualmente es profesor en el reality show ¡Splash! de la cadena ABC.

* Marc Pons es periodista.


– Fotos: Brian Smith – EFE




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