"Cada acto de aprendizaje consciente requiere la voluntad de sufrir una lesión en la propia autoestima". Thomas Szasz
MAGAZINE / Leyendas Olímpicas / Historias
En principio, los Juegos Olímpicos de 1908 debían celebrarse en Roma, pero desavenencias con otras ciudades italianas como Milán o Turín y problemas económicos en Italia por erupciones del volcán Vesubio, hicieron renunciar a la bella ciudad de Rómulo y Remo. La prensa francesa daba por finiquitado el movimiento olímpico, pero el barón de Coubertin consiguió convencer a los británicos de que organizaran los siguientes Juegos.
Para ello se construyó el excelente estadio de Shepherd’s Bush, que tenía una cuerda de 536 metros (un cuarto de milla) y una capacidad de 70.000 espectadores. La familia real británica estuvo muy involucrada durante la celebración de los Juegos.
El estadounidense Forrest C. Smithson fue uno de los protagonistas de aquella edición. Había nacido en Portland (Oregón) el de 26 de septiembre de 1881, y tenía una planta magnífica para el deporte al medir 183 centímetros y pesar 81 kilogramos. Si Kraenzlein fue el primero que pasó las vallas con la pierna extendida, Forrest perfeccionó el paso de las mismas, ya que era muy flexible con las caderas, lo que le permitía llegar muy rápido al suelo para hacer frente a la siguiente valla.
Los primeros datos que se conocen datan de 1906. El 23 de junio este estudiante de Teología corrió los 120 yardas vallas (109,73 metros) en un tiempo de 15.4, siendo el segundo mejor vallista de ese año.
El mismo tiempo consiguió al año siguiente, esta vez en Chicago el 1 de junio. Smithson consiguió el título USA y fue tercero en el ránking mundial. Lo mejor estaba por venir.
En 1908 se convirtió en plusmarquista mundial. El 9 de mayo en Stanford terminó la prueba de las vallas altas con un tiempo de 15 segundos y dos quintos de segundo, marca que igualaría en las semifinales de los Juegos en Londres el 24 de julio. La IAAF no homologó estas marcas, pero sí lo hizo con la de la final olímpica.
Es famosa la fotografía de nuestro protagonista corriendo la final con una biblia en la mano como protesta por celebrarse la final en domingo. Hemos consultado con el prestigioso historiador olímpico Fernando Arrechea, quien nos asegura que la instantánea no es de la final. Además, uno de los argumentos que se ha dicho durante muchos años era que Forrest protestaba por celebrarse la final en domingo, cosa que no es cierta, ya que dicha carrera se disputó el sábado 25 de julio.
Cuatro norteamericanos participaron en la carrera definitiva: John Garrels (Michigan), William Rand (Boston), Arthur Shaw (Dartmouth) y Smithson (Notre Dame). A mitad de la prueba Forrest se distancia de sus compatriotas y cruza primero la línea de meta. Su tiempo fue de 15.0, nuevo récord mundial. Le secundaron Garrels con 15.7, Shaw con 15.8 y Rand con dieciséis segundos exactos. Parece impensable que el vencedor hiciera esa marca con una biblia en la mano izquierda.
El año posolímpico Smithson siguió compitiendo. Mejoró su marca en la prueba de 120 yardas vallas hasta 15.2 en Seattle (Wahington), igualando la mejor marca mundial y revalidando su título norteamericano. No tenemos información de que compitiera en 1910, pero sí lo hizo al año siguiente corriendo en 15.6 la prueba de yardas con vallas. Lo hizo el 25 de agosto en Astoria (Oregón) y fue octavo (igualado con otros vallistas) en el ránking mundial de ese año.
* Joan Pelayo es juez-árbitro de atletismo, especialista en pértiga y miembro fundador de la AEEA.
Follow @Joan_pelayo
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal