"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Nadie tiene que venir a decirnos quién eres Jason Collins, pese a que hoy ocupes un lugar más o menos relevante en todos los diarios deportivos. Ya te conocemos quienes seguimos la NBA desde hace un par de décadas. Eres un pívot mastodóntico, duro, capaz para el rebote, pero con una calidad exageradamente limitada, no te ofendas. Tus fundamentos son escasos, tu técnica pobre, tu espíritu y capacidad de sacrificio, enormes (desde hoy, incuestionables).
Tu mejor época la pasaste en los Nets (o cuando junto a tu hermano Jarron conquistásteis la Universidad de Stanford), y ahora, como suele ocurrir a tantos otros veteranos, deambulas de equipo en equipo como un absoluto profesional. Abocado casi a lucir como figurante, como un complemento ideal para los entrenamientos, destinado para hacer faltas al pívot estrella de turno, obligatoriamente encargado de asegurar rebotes en los minutos de la basura y viniendo a ser para las plantillas el perfecto fondo de armario, resulta que hoy has salido de él.
Y bendito sea tu ejemplo Jason, más valiente aún que lanzándote hacia ese rebote imposible. Esperemos que, detrás de ti, muchos deportistas se animen a transitar por este terreno que achancaste, el sendero único de la libertad.
Seguro que algunos orangutanes se cruzan en tu camino (como el periodista Cris Broussard: “Soy cristiano. No estoy de acuerdo con la homosexualidad. Creo que es pecado. Si estás abiertamente viviendo en pecado sin arrepentimiento, creo que va dirección a una rebelión abierta a Dios“). Y habrá también estimulantes sorpresas, no lo dudes (Kobe Bryant: “Orgulloso de @jasoncollins34, no reprimas quien eres por la ignorancia de otros”.; o Kevin Durant: “Como jugadores de NBA, este es un gran grupo de hombres, como una hermandad, lo apoyo. Nadie tiene derecho a juzgarte”), pero el paso que has dado se me antoja, amigo, irreversible. Desde hoy, el mundo del deporte será mejor.
Apóyate en tu veteranía, que en la liga es algo verdaderamente respetable, desoye a los que te digan que por qué lo hiciste siendo como eres un simple agente libre y entrégate a tus principios como nunca antes lo habías hecho. Desde aquí, desde un lugar donde el deporte es fundamental pero más importante aún es la condición humana, te estaremos apoyando.
Gracias, Mr. Collins.
* Javier López Menacho.
– Foto: AP
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