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El Borussia de Dortmund venció con mucha facilidad en el Amsterdam Arena por 1-4, demostrando que esta temporada ha subido un peldaño competitivo en Europa.
Además tuvo la facilidad de enfrentarse a un Ajax perfectamente identificable en su propuesta de tener el balón y ordenarse en torno a él, pero con una puesta en escena de equipo blando, lento e inocente, adjetivos incompatibles con el progreso en la máxima competición continental.
El Ajax formó de inicio con Poulsen y Enoh en mediocampo, a priori garantía de oficio y de solidez, pero no demostraron ninguna de las dos condiciones y no tuvieron ningún peso en el partido.
Por delante Lukoki, Eriksen y Boerrigter eran los encargados de tejer fútbol en tres cuartos y aprovechar los huecos que genera Siem De Jong jugando de falso nueve.
El problema es que el ritmo del Ajax con el balón es tan lento que es imposible que su propuesta sea efectiva. De hecho, los puntos que ha conseguido en esta primera fase se lo debe en gran parte en el acierto a balón parado en ataque, directamente proporcional al desacierto en las jugadas a balón parado en defensa.
Enfrente, el Borussia salió a no especular. También con un ritmo lento, pero con un jugador diferencial: Mario Götze.
La línea de tres estuvo formada por Reus, Götze y Grosskreutz, jugadores que se compenetran de maravilla. Reus ataca los espacios fenomenal: para prueba de ello el primer gol. Götze maneja la mediapunta a su antojo y es capaz de caer a banda y desde allí hacer mucho daño como en el segundo tanto, apareciendo desde la izquierda, con la inestimable colaboración de Van Rhijn, que mide sus actuaciones europeas por despistes, irresponsabilidades y acciones de una inocencia tremenda. Groskreutz es el menos técnico, pero su zancada en ataque resulta demoledora y su compromiso defensivo en auxilio de Schmelzer, una garantía.
Ante rivales más fuertes, el Dortmund tendrá un problema en mediocampo. En ausencia de Kehl, que maneja todos los conceptos de un mediocentro defensivo, la pareja Bender-Gündogan tiene carencias, y las tiene porque en muchas ocasiones Gündogan tiene que retrasar mucho su posición para la creación, Bender, que es mucho más limitado, queda por delante y la línea de tres puede quedar desactivada, aunque anoche, y pese al ritmo lento del partido, el equipo no lo notó.
Para rematar al Ajax hubo otra diferencia, el 9. Mientras los pupilos de Frank de Boer no tienen un 9 definido y tiene que jugar ahí Siem de Jong, los de Jürgen Klopp poseen a Lewandowski, un jugador que no para de tirar desmarques, inteligente jugando de espaldas y capaz de hacer gol en carrera, de cabeza y con ambas piernas, un delantero potente y efectivo que marcó el tercero y el cuarto gol de los alemanes en el partido.
Por último me quiero detener en Christian Eriksen. El mediapunta danés tenía a priori su escenario favorito, jugando con libertad y protegido por Poulsen y Enoh; aún así, no tuvo peso en el partido y ya van muchas actuaciones similares. Sólo tiene 20 años, pero creo que debería salir ya de Holanda o corre el serio riesgo de quedar estancado.
* Alberto López Frau es periodista.
– Fotos: Federico Gambarini (DPA)
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