Selecciones / Eurocopa 2016 Calificación / Fútbol / Crónicas 2014-2015
1.- Esto es lo que nos espera. Tras Macedonia, en el horizonte se vislumbran potencias mundiales en esto del balompié como Eslovaquia y Luxemburgo. Y así hasta llegar la Eurocopa. Como salvoconducto quedarán los amistosos, donde la Federación, tras cambiar su política, hará medirse a la selección contra algunos de los grandes equipos europeos. Quizá ahí las conclusiones tengan más peso en este período de transición que nos debe llevar a reajustar las ideas y los conceptos extraviados por una panza llena y un exceso de kilometraje. Hoy, nada más cruzar la puerta de una nueva temporada, la selección recuperó confianza, dinámica positiva y goles. Todo ello ante un rival que inquietó más de lo que hubiera sido deseable.
2.- La revolución que tanto se cacarea se quedó en el banquillo. Al Ciutat de València saltaron diez mundialistas más Paco Alcácer, titular por la lesión de Diego Costa. El delantero del Valencia fue posiblemente la mejor noticia del partido, su segundo como internacional, aunque no lo pareciera por sus movimientos y su buena conexión con el resto de sus compañeros, con los que habla el mismo idioma. Favorecido por la situación de España, que desde el principio se situó en campo contrario, sus diagonales y sus desmarques fueron brisa fresca para airear una habitación cerrada. Unos movimientos que ordenaban el puzle y que abría los caminos a Cesc y Silva, escalonados, situados entre líneas para acelerar el juego de España por dentro. Detrás de ellos, en la base de la jugada, como ante Francia, repitieron Busquets y Koke. El madrileño, como interior derecho, rayó a gran altura a la hora de presionar e impedir las transiciones de Macedonia, pero flojeó cuando lo que tocaba era cuidar y esconder la bola.
3.- Espoleada por las críticas, España buscó el disparo desde la frontal en reiteradas ocasiones e incluso Casillas se reivindicó desde el principio y a lo largo del partido con varias paradas de mérito a lanzamientos lejanos. Le servirán para recuperar la confianza y volver a sentir los aplausos perdidos. Aunque la primera gran ovación fue para un compañero suyo, para Sergio Ramos, tras adelantar a España con un penalti lanzado a lo panenka. Demostración de categoría, galones y arrojo. Todo lo que el camero viene demostrando en el Madrid. Bandera que quiere enarbolar en esta nueva etapa con España. El penalti nos reconcilió con nuestra idea. Asociación por dentro para abrir la defensa de cinco de Macedonia por fuera, con la incorporación de Jordi Alba, que aprovechó el desmarque de ruptura de Silva para filtrar un pase al área. El control orientado del canario obligó al defensa a detenerlo en falta. Y ahí empezó la goleada.
4.- La apuesta por el juego de posición se redobló con el segundo gol, apenas dos minutos después. Con el equipo instalado en tres cuartos, la selección balanceaba al rival hasta acorralar al rival en el flanco izquierdo. Tocaba entonces girar al rival y buscar la llegada de Juanfran por la banda derecha: solo tuvo que tocar la pelota al corazón del área para que Alcácer sumara enteros con los que seguir coleccionando oportunidades. Tras el 2-0 España, pulsó el piloto automático y se relajó ante la gran diferencia existente. El toque de atención no tardó en llegar con un penalti innecesario de Juanfran. La relajación de la defensa española se demostró en varias fases del encuentro, donde se repitieron errores recientes: excesiva separación de los centrales, mucho espacio entre estos y Busquets y poca contundencia para despejar el peligro.
5.- Antes de que muriera la primera parte hubo tiempo de que llegara el tercero de España, obra de Busquets en un lanzamiento afortunado desde la frontal. Fueron unos primeros cuarenta y cinco minutos que nos dejaron algunas pistas de cara al futuro. El fútbol-control que ejercían Xavi y Xabi Alonso no lo aportan (todavía) Busquets y Koke; Cesc no es el director de juego que muchos pretendieron, ahí el sitio parece destinado a Thiago; y la resistencia defensiva se resiente, no solo por los centrales, sino también porque con unos laterales tan largos las ayudas de los mediocentros deben multiplicarse y resultar efectivas. Si toca girar la cadera y correr, España sufrirá. La alternativa, nuevamente, es proteger y administrar la bola.
6.- Nada más arrancar la segunda mitad, volvió a sentir las consecuencias de los despistes incluso ante rivales inferiores. Jahovic ganó la espalda a la defensa y se plantó solo ante Casillas, quien vivió un déjà vu para desviar con el pie, izquierdo en esta ocasión, otro balón que se colaba. Acto seguido llegó el cuarto, después de un lanzamiento ajustado al segundo palo de Silva, y ahí se acabó el partido. Bajaron los brazos los macedonios y España comenzó a gustarse en busca del más difícil todavía. En una de esas, siempre cargando el juego por la banda izquierda, el lado fuerte hoy, llegó la conexión entre Silva y Alba que terminó con un centro al punto de penalti. Por ahí asomó Cesc para conectar un balón que resonó con violencia en el travesaño. Habría sido el gol de la noche. Tanto él como Silva parecen estar dando ese paso adelante en rendimiento y continuidad que se les exige para capitanear desde las entrañas de esta selección desde la zona ancha de los tres cuartos, la nueva andadura de este equipo.
7.- Con el marcador resuelto las miradas se giraron al banquillo, donde se mantenía la intriga. ¿Haría jugar Del Bosque a un chaval nacido en El Escorial que hace unos meses jugaba en juveniles? La respuesta llegó en el minuto 77, cuando Munir, a sus 19 años y 7 días, saltó al terreno de juego con la inconsciencia propia de la juventud. En ese paréntesis vital en que pasas por encima de cualquier situación sin reparar en las consecuencias este adolescente completó el viaje que le ha llevado en menos de un año de los juveniles del Barça a la selección absoluta. Algún día, cuando la nube de flashes pase y los Neymar, Luis Suárez, Messi o su ídolo, Pedro Rodríguez, le cierren el paso en las alineaciones de Luis Enrique alguien debería contarle que ese día del Ciutat de València eligió defender a España porque ese era su deseo. Atrevido es, ya lo ha demostrado.
y 8.- El quinto gol lo puso Pedro en un contragolpe rápido con un vaselina sutil. El tinerfeño volvió a demostrar que cumple siempre que se deposita la confianza en él. Si lo que se buscan son goles, Pedro mantiene con la portería un idilio especial que nadie debería olvidar. Es, sin duda, la apuesta más personal de la era Del Bosque. Posiblemente la que mejor réditos deportivos le ha dado. No obstante, deberá ajustar los resortes de la maquinaria el seleccionador nacional. La convincente goleada ante Macedonia, un rival muy inferior que remató nueve veces a España, siete de ellas a portería, es solo un buen paso para recuperar sensaciones, para olvidar mezclas teñidas de plan B y arrancar el camino hacia Francia 2016 con viento a favor. A la espera de envites mayores, el enfermo envía señales positivas. Falta continuidad en el juego y aligerar la enfermería para redescubrir el camino que nos hizo campeones. La idea permanece.
* Emmanuel Ramiro es periodista.
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