Gol del Cholo

Liga BBVA 2013-2014 / España / Fútbol / Crónicas 2013-2014

Gol del Cholo

por ALBERTO PEREZ el 27 abril, 2014 • 21:20

1.- Raúl García es el Cholo Simeone del año 96. Dos centrocampistas que llegan, que marcan, que rompen en la temporada indicada. Trabajan, pero además aparecen en la zona de los goles y cuando hace más falta, cuando más valor tienen. No es su prolongación en el campo, más bien es su reencarnación.

2.- El navarro todavía es mejor cabeceador que su técnico, y ya es decir. Se ha convertido en el salvavidas sobre el que pivota gran parte del juego rojiblanco. Si no hay pase fácil, la cabeza de Raúl García siempre es una salida. En el fútbol también se combina con la testa y el éxito rojiblanco se cimenta en la cabeza.

3.- El apartado mental es la fuerza de este Atlético. Las piernas no van si las emociones no se controlan y no hay equipo que resista mejor las situaciones límite. Lleva viviéndolas todo el año y tiene una capacidad fuera de lo normal para sobrevivir. Si además la cabeza vale para hacer goles, mejor que mejor.

4.- Hubo previas vaticinando un Valencia relajado y con suplentes. Al final ni lo uno y casi ni lo otro. De hecho acabaron jugando el pleno de los que lo harán el jueves. Y además su intensidad fue altísima. Sin analizar por qué, es justo reconocer que su actitud hace mucho bien al fútbol y al mismo tiempo da más mérito al Atlético, a quien no le han regalado ni un solo partido. Nadie se limpia de amarillas en la previa contra los rojiblancos.

5.- Todo empezó con un Valencia entusiasta. Demostrado que existía motivación, el fútbol lo tienen así que había partido. El líder tuvo que seguir recurriendo a su lento y progresivo proceso de aniquilamiento. Los minutos le hacían más fuerte. No generaba mucho, pero atrás no concedía nada.

6.- Y llegó el gol del Cholo reencarnado en Raúl García. Gabi vio su enésima diagonal para ponerle la pelota en el cielo de Mestalla. Falla Guaita no hay duda, aunque no es fácil contener a ese ciclón sin mover los pies del marco. Marcó de espaldas. No quiso verlo, bastaba con escuchar la locura rojiblanca en ese mismo fondo.

7.- Cuatro mil tipos que no duermen, sino que sueñan, habían viajado a Mestalla. Lo habrían hecho sin que el Cholo dijera nada, pero nunca viene mal un recordatorio del gurú. Si el equipo sufre en el campo, la gente lo hace en la grada. Si hay un bajón físico, el hincha hace la cobertura con sus gritos. Todos son un equipo, todos se ayudan. Jamás nadie es capaz de sentirse solo.

8.- Estuvo muy cerca el Atleti de poder descansar medio partido. Diego Costa hubiera hecho un gran favor al grupo no desperdiciando un mano a mano con tiempo de sobra para decidir. El aire gastado vendría muy bien en Londres. El búfalo tuvo otra casi al final y Guaita le volvió a ganar. Poca efectividad, pero buena noticia.

9.- Si el Atleti quiere estar en Lisboa necesita una gran actuación de su estrella. No marcó en Valencia, pero recuperó una pequeña parte de su chispa. Sin llegar a su tope, dio la impresión de estar en crecimiento y eso es más importante en él que meterla o no. Nunca ha sido un gran definidor.

10.- Feghouli heló los corazones rojiblancos y amargó los merengues y culés. En su bota derecha estuvo el empate. Tiró cruzado y el balón tardó siglos en decidir si entraba o no. Todos lo miraron, los futbolistas y los seguidores, con la misma sonrisa nerviosa que decide una liga.

11.- Y solo quedan tres. Con dos finales ganadas habrá fiesta rojiblanca aunque es más prudente seguir la estela de Simeone y pensar que el calendario marca un trío de finales. Hasta que no se demuestre lo contrario, todos los partidos harán falta. El próximo es contra el Levante y a la vista está que nadie va a escatimar esfuerzos contra el equipo al que nadie puede en ilusión.

y 12.- Antes de eso toca Stamford Bridge. El Chelsea dio una lección en Anfield de competitividad. Lo hizo repleto de suplentes y demostrando que ese equipo tampoco es capaz de dejar pasar un partido sin llegar a su límite. Van a jugar los dos conjuntos que mejor compiten en Europa. Acabarán vacíos y uno se va a tener que rendir, o mejor dicho: el otro le va a tener que obligar.