Cuatro años después, Giuseppe Rossi está de vuelta en el fútbol español. “¿Que si estoy preparado para ayudar al Levante? Estoy preparado para jugar en una hora”.
Su temporada 2010/2011 le hizo ser, junto a Alexis Sánchez, el candidato principal a reforzar la delantera del FC Barcelona. Solo el Oporto de Villas-Boas, Falcao y compañía le privó de proclamarse campeón de la Europa League. Aquel Villarreal de Nilmar, Borja Valero, Bruno, Cazorla o el propio Rossi estaba entre los ocho mejores equipos de Europa e hizo una temporada brillante, desplegando un fútbol asociativo en el que Rossi y Nilmar se complementaban a la perfección.
Finalmente, el elegido por Andoni Zubizarreta fue Alexis Sánchez, por lo que Rossi siguió una temporada más en el Villarreal. En un año que empezó torcido desde el inicio para club y jugador, Il Bambino sufrió la primera lesión de ligamentos. Su calvario personal había empezado. El submarino amarillo bajó a segunda división y Rossi fichó por la Fiorentina, que hizo una gran apuesta por él pese a sus recurrentes problemas físicos. El delantero tenía una segunda oportunidad en el conjunto italiano. Y su arranque en la temporada 2013/2014 volvió a ser ilusionante. En la Fiorentina dirigida por Montella, técnico de gusto asociativo, Rossi se encontraba cómodo, hacía goles y, sobre todo, recuperó la continuidad en el juego. Porque, como luego analizaremos, el jugador italiano no es solo un delantero que marca goles. Rossi hace jugar.
Tras completar seis meses que invitaban al optimismo, otra vez los malditos ligamentos le privaron de alcanzar la regularidad que venía insinuando. Tras las constantes recaídas, llegamos a la presente temporada. Con Sousa como nuevo técnico y Kalinic como referencia absoluta en ataque, Rossi quería jugar y en la Fiorentina eso era más excepción que norma. Pese a haber otros equipos interesados –en Italia y España–, a Rossi le seducía la posibilidad de volver al lugar donde encontró la comodidad para vivir y competir, la Comunidad Valenciana, y le atraía el estímulo que supone ayudar al Levante U. D. a conseguir la ansiada permanencia. Y ante ese reto está.
¿Pero qué puede aportar Rossi al colectivo granota? Rubi, técnico levantinista, estaba acostumbrado a alinear a un jugador por detrás del delantero. Un futbolista capaz de actuar como enganche, moverse por todo el flanco de ataque y habilitar a la referencia en punta. Al disponer en el Levante de más extremos –Cuero, Morales, Rubén– o interiores –Lerma, Camarasa, Verza– que mediapuntas, el entrenador catalán situaba un 4-3-3 donde los balones en profundidad a Deyverson o los centros laterales eran el mayor peligro ofensivo.
Con la llegada de Rossi, el Levante suma más registros en ataque. El exjugador de Parma, Fiorentina o Villarreal es capaz de ayudar mucho en el juego asociativo. Le gusta intervenir constantemente en la posesión de balón, es inteligente a la hora de interpretar dónde hacer más daño a la defensa rival y también en sus movimientos sin balón, arrastrando jugadores y permitiendo que su socio en ataque pueda recibir en mejores condiciones. Rossi identifica bien cuándo crear superioridades por dentro, posicionarse siempre como receptor del balón y alternarse con el delantero para buscar el espacio, aunque quizá esta es la mayor incógnita debido a sus años de juego discontinuo. Físicamente está bien, pero su mayor reto es alcanzar la regularidad siendo parte importante de la remontada granota. El Levante necesita hacer una gran segunda vuelta para conseguir la permanencia, y la exigencia para Rossi será alta semana tras semana, tanto por las necesidades del equipo –su experiencia, calidad y entendimiento del juego deben ser diferenciales– como por lo que le pedirá la hinchada, ilusionada con la llegada de un futbolista de sus características.
¿Qué sería para Rossi completar unos buenos seis meses y volver a sentirse futbolista? Ayudar a su equipo con un puñado de goles y asistencias, continuidad en juego y partidos, la permanencia de la institución y, quizá, la oportunidad de jugar la Eurocopa con su país, reto ahora muy complicado, pero factible si se asienta en el once granota y consigue sacar al Levante de los puestos de descenso.
Con solo 28 años, Il Bambino tiene una nueva oportunidad. Y el fútbol lo celebra.
* Ismael Ledesma.
– Foto: Levante UD
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