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Gabriel Boschilia es otro caso de futbolista sudamericano que abandona prematuramente su liga para dar el salto a Europa. El mediapunta brasileño ha destacado mucho más en las selecciones inferiores de Brasil que en su propio club, el Sao Paulo. Ha marcado un total de 10 goles en 17 partidos jugados con la selección sub-17 en el mundial y en el campeonato sudamericano y con la selección sub-20 en el mundial de Nueva Zelanda de este verano. Fue precisamente en esa competición donde se dio a conocer mostrando unas grandes virtudes individuales y grandes condiciones para el juego colectivo. Brasil brilló, pero perdió la final contra Serbia. A cambio, Boschilia consiguió un gran reconocimiento a nivel internacional que ha desembocado en el fichaje por el Mónaco. Tres millones de euros han pagado los monegascos a su antiguo club por los servicios del enganche. Encontrar su sitio en el equipo y progresar serán los principios básicos para poder ver cumplido lo que se espera de esta nueva perla brasileña.
El físico de Gabriel Boschilia no es muy destacado. Sus puntos fuertes no son su altura ni su fuerza física, sino su fuerte tren inferior. Y la posición que ocupa en el campo es ideal para ello. Como enganche de fuerte tren inferior es capaz de esconder el balón interponiendo su cuerpo entre el balón y el rival; resulta muy difícil desequilibrarle y arrebatarle la posesión de la pelota. Su gran técnica armoniza perfectamente con sus piernas fuertes, ya que le permiten realizar movimientos rápidos e instantáneos sin apenas tambalearse. Ese tren inferior le permite desenvolverse correctamente en la zona de los mediocentros. No es muy rápido ni tiene altura que le permita fijar defensas, pero su físico está en total sintonía con su calidad técnica, lo que le convierte en un jugador muy equilibrado.
El aspecto psicológico de Boschilia que puede presentar más problemas es su juventud. Con 19 años ha abandonado su Brasil natal para atravesar el Atlántico y jugar en la Ligue 1. La gran distancia que le separa de su familia, el distinto estilo de vida de una ciudad como Mónaco y el idioma pueden ser aspectos personales que pueden tener su reflejo en el rendimiento deportivo si no se gestionan bien. La visión positiva del asunto es que no estará solo en la plantilla. Además de él mismo, hay otros dos compatriotas suyos dentro del plantel: Fabinho y Wallace, ambos muy jóvenes también. Además de los dos defensas mencionados, también encontramos un gran número de jugadores de habla portuguesa, donde también podemos incluir al propio técnico: Leonardo Jardim.
La aclimatación de los primeros meses será crucial para su correcto rendimiento deportivo a medio y largo plazo. Debe tener muy en cuenta su rol dentro de la plantilla, el cual no es ser titular de momento. Deberá ir asimilando los automatismos que pide el entrenador y aprender de jugadores experimentados dentro de la plantilla, como pueden ser Joao Moutinho, Ricardo Carvalho o Jérémy Toulalan. Le espera un año de transición y aprendizaje. Según su actitud y condicionantes psicológicos, progresará más o menos. Una cesión a un equipo con menos competencia no sería descabellada para que acumule minutos en un fútbol muy distinto al que hasta la fecha ha practicado. Presenta un fuerte carácter, tanto dentro como fuera del campo, que puede ayudarle o perjudicarle al mismo tiempo.
La técnica individual es su mayor virtud. Posee una gran habilidad con el balón en los pies, pero no se trata del típico punta brasileño cuya mayor virtud es el uno contra uno. Boschilia es un jugador con gran trato de balón, facilidad para realizar controles de gran dificultad y para mover la pelota y distribuir el juego en la zona central del campo. Utiliza la pierna izquierda para casi todo, apenas se le pueden ver acciones con la pierna derecha, que se puede decir que tan solo la usa para apoyarse. Sin embargo, en una sola pierna esconde una gran calidad y potencia. No tiene miedo a la hora de intentar disparos lejanos porque confía en su capacidad para ejecutarlos. Como también confía en su acierto en el lanzamiento a balón parado, ya sea directo o buscando una jugada dentro del área.
Su técnica con el balón no reside en las acciones verticales, vertiginosas y en velocidad, sino en la pausa, anticipación al rival y acierto a la hora de trasladar la pelota. En la zona de tres cuartos sí que se puede evidenciar una mayor velocidad de movimientos, evidenciada por sus controles orientados y capacidad de zafarse de los rivales en espacios reducidos. Todo lo comentado, o casi todo, se refiere a jugadas estáticas o donde el equipo se encuentra posicionado en el campo contrario, pero además también posee virtudes cuando hay que correr. Su gran técnica con el balón le permite tener una gran conducción y su visión de juego hace que casi siempre tome la decisión adecuada a la hora de contragolpear.
Se desenvuelve bien dentro del sistema 4-2-3-1, con dos mediocentros que le liberen del trabajo defensivo, pero no del creativo. Esto se debe a que gran parte de las acciones que Boschilia lleva a cabo las ejecuta cerca de los mediocentros. Retrasa su posición a la hora de la salida de balón para facilitar que el cuero progrese limpiamente hasta la zona ofensiva. Esa superioridad en el medio suele darle el protagonismo del juego a su equipo. Pudimos observar con Brasil, en el Mundial sub-20 de Nueva Zelanda, su gran inteligencia táctica. En ese equipo, los jugadores de banda siempre tendían a irse al centro. De modo que para no estorbar y poblar solo una zona del campo, Boschilia retrasaba su posición y se juntaba con los mediocentros. Con este movimiento no generaba un tapón por la zona central del ataque de su equipo, podía aprovechar un rechazo para ejecutar algún disparo lejano y sus buenas dotes para la presión podían ayudar a su equipo a recuperar rápido la posesión en el caso de que el rival recuperara e intentara salir rápido.
Además de su preferencia por jugar por dentro, podemos verle pegado a la banda derecha en distintas situaciones del juego. Desde ahí potencia las diagonales interiores en conducción de balón y tiene opción de disparo desde larga distancia con su pierna izquierda. Su gran capacidad para combinar con sus compañeros se ve favorecida por dos aspectos de su juego: su generosidad y su constante movilidad. Pese a lo que pueda parecer, es un jugador al que no le cuesta soltar el balón hacia algún compañero mejor situado que él. Posee una gran lectura del juego. Por su juventud no se hubiera intuido, pero tiene perfectamente interiorizado que el juego precisa de movilidad constante para descolocar al rival y poder combinar, de ahí que casi nunca se quede quieto tras soltar el balón. Siempre que suelta el cuero hacia algún compañero se mueve para facilitar una nueva vía de pase.
* Christian Sánchez.
– Foto: AS Mónaco
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