"La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha”. Johann W. Von Goethe
Se acabó la presente edición del campeonato del mundo con dos triunfadores claros: Shelly-Ann Fraser-Pryce y Usain Bolt. Ambos se van de este campeonato con tres oros cada uno. Jamaica, que llegaba con la bajas de Blake y Campbell-Brown, consiguió sobreponerse y conseguir seis oros, todos conseguidos por los dos atletas mencionados, que lograron poner a Jamaica tercera del medallero. El triunfo se lo llevó Rusia, con uno oro más que Estado Unidos, la delegación con más medallas: 25. España quedó trigésimo primera en el ranking gracias a los dos bronces conseguidos por Miguel Ángel López y Ruth Beitia.
El campeonato termina con gran sabor de boca gracias a una última jornada ,corta pero espectacular, donde se pudo ver un triple salto con Tamgho por encima de los 18 metros. El francés, que al aire libre solo tenía un bronce en el campeonato de Europa de Barcelona de hace dos años, realizó un espectacular concurso y cerró la jornada con la primera medalla de oro para el equipo francés.
En ambos relevos se presumía un duelo EE.UU.-Jamaica, sobre todo en el femenino, pero un fallo en el segundo cambio del equipo norteamericano dejó en bandeja el triunfo al equipo isleño. En la jabalina venció Obergfoll y en el 800 se produjo la sorpresa del día con el triunfo de Sum sobre la gran favorita Savinova. Kenia, que no logró meter a ninguno de sus hombres en la final masculina, consiguió un triunfo con una de sus atletas. El país africano se va con algunas decepciones sonadas como el mencionado 800 o la maratón masculina, pero también se lleva alguna agradable sorpresa, sobre todo de su equipo femenino. En el medallero consiguió remontar la pésima actuación de Londres y logró cinco oros, dos más que su eterno rival, Etiopía, y además consiguió también superarlo en el número total de medallas: 12-10.
El mundial nos deja algunos nombres propios en la parte positiva: Isimbayeva, Bondarenko, Farah, Kirprop, Fraser-Pryce, Tamgho, Kiprotich, Edna Kiplagat, Eaton, Lysenko, Holzdeppe, Menkov, Rollins, Hejnova, Storl, Adams y Harting. Las sorpresas más grandes fueron las del serbio Bekric y el 800 final del neerlandés Schippers, que le valió una medalla en el heptatlón. En la parte negativa, las decepciones más grandes fue la pobre calificación de Heidler y sobre todo la decepcionante actuación de Kirani James en el 400. Dentro de este apartado también podíamos sumar a los relevos de EE. UU., habitualmente acostumbrados a ganar como mínimo dos de los cuatro relevos pero que en esta ocasión se han tenido que conformar con una sola medalla.
La asistencia de espectadores al campeonato ha ido aumentando a lo largo de la semana y hemos pasado de unos primeros días en los que se veía el estadio semivacío a conseguir 396.548 espectadores en total y unas audiencias televisivas internacionales más que aceptables. La variabilidad del atletismo es enorme. Sirva un dato como muestra: las únicas pruebas donde las tres medallistas de Londres han conseguido ser medallistas en Moscú han sido el salto con pértiga y el salto de altura femeninos.
España acabó con un segundo récord de España el ampeonato del mundo, hecho histórico. El relevo 4×100 formado por Viles, Ruiz, Hortelano y Rodríguez corrió en 38.46, mejor que el 38.60 realizado en el mundial de Atenas’97. El equipo español se quedó a escasas cinco centésimas de la final.
Tamgho y Pichardo sacaron lo mejor de ellos mismos y de esa lucha salió un concurso de los que quedarán marcados. El francés, que volvía este año a la competición después de estar casi dos años parado por una importante lesión, acabó su participación con una marca de 18.04 y se convirtió en el tercer hombre en la historia que entra en ese selectivo club de los 18 metros. Hasta ahora solo pertenecían a ese club dos atletas: Edwards y Harrison. Los jóvenes que tengan menos de 17 años nunca han visto saltar, excepto en vídeo, una altura igual. El saltador francés se llevó también dos premios adicionales. Uno es el récord de Francia que él mismo tenía desde el 2010 cuando saltó 17.98 en la Diamon League de Nueva York, y el segundo es que consiguió para su país el primer oro individual desde Doucouré en en el 110 metros vallas de Helsinki’05.
La lucha por el oro no fue fácil. Tamgho inició el concurso con 17.65, pero le respondió el cubano Pichardo con 17.68. Después llegaron dos nulos larguísmos del francés hasta que en el cuarto intento igualó los 17.68 de Pichardo y se puso primero por tener un segundo mejor salto. En su último intento se llegó a esos majestuosos 18.04. Pichardo consiguió la plata con 17.68, dejando a la isla con tres medallas después de este campeonato. El campeón mundial júnior en Barcelona ha hecho una tremenda progresión estos últimos años: 2010 (15.35); 2011 (16.09); 2012 (16.79); y este año lo acaba con un centímetro más de lo que saltó en Moscú. El norteamericano Claye saltó 17.52 y se llevó el bronce. La decepción vino por parte de su compatriota, y campeón olímpico, Taylor, que se quedó en unos discretos 17.20.
Kirprop es al 1.500 lo que Farah al 5.000. Ambos son los claros dominadores de sus respectivas especialidades. El keniano solo ha tenido un lunar negro en su trayectoria: los JJ. OO. de Londres. El año pasado llegó a la gran cita tocado y eso le impidió rendir al máximo. Es un atleta solvente al que, en otra característica similar a Farah, le da igual que la carrera salga rápida o lenta; él hace valer su final para llevarse la victoria. En esta ocasión esperó hasta le recta final para sobrepasar a todos sus rivales.
La carrera salió lenta, con Nixon Chepseba tomando el mando y pasando en 1:59.82 por el 800. El grupo se mantuvo unos metros por detrás y solo lo engulló en la última vuelta. Kiprop venció con una última vuelta en 53.55, más lenta que la última vuelta de Farah en el 5.000 (53.53) y la más lenta de todas las finales en los últimos años. Kiprop se convirtió en el tercer multiganador de un mundial después de que lo hayan conseguido antes Morceli y El Guerrouj. Es un atleta que ha madurado mucho tanto a nivel táctico como atlético, y eso nos puede permitir ver a un atleta que intente batir el récord mundial. En Mónaco ya logró pasar por el 1.200 más rápido que El Guerrouj el día del récord. Es posible que veamos nuevos intentos de récord del mundo, algo que era impensable una vez retirado marroquí.
Segundo entró el norteamericano Centrowitz, que volvió a demostrar que es un hombre de campeonatos. Llevaba un mes de julio muy malo (retirado en Mónaco, octavo en París y décimosexto en la milla de Londres), pero llegada la hora de la verdad volvió a sacar su terrible final y a conseguir una medalla en un gran campeonato. Sus actuaciones en las grandes citas desde Daegu’11 han estado marcadas por la regularidad: tercero en la ciudad surcoreana, cuarto en Londres y segundo en Moscú. No puede ser casualidad que un atleta se meta entre los cuatro primeros tres años consecutivos en una prueba tan táctica y de tanta exigencia. La gran sorpresa fue el tercer puesto del sudafricano Cronje. El país africano tiene milleros de cierto nivel, pero nunca había conseguido meter un atleta entre los ocho primeros en esta disciplina. En un final agónico se impuso a Chepseba. Quinto entró el alemán de origen etíope Tesfaye, atleta que debemos tener muy en cuenta en el próximo campeonato europeo de Zúrich.
Conociendo a Montaño, no había dudas de cómo iba a discurrir la prueba. Sus parciales suicidas 26.08 (200) y 56.06 (400) tuvieron un coste final en los últimos metros, cuando perdió la medalla en favor de su compatriota Martínez, que la superó finalmente. Pero la sorpresa vino en el primer puesto, cuando la keniana Sum superó en los metros finales a la gran favorita, la rusa Savinova. Su marca (1:57.38) supone una gran mejora para una atleta que nunca había bajado de 1:59 pero que llevaba un par de años progresando. El año pasado ya había sido subcampeona de África detrás de Niyonsaba. La rusa se tuvo que conformar con una segunda posición, logrando así una nueva medalla en su inmejorable palmarés, pero fue su primera derrota en un gran campeonato en mucho tiempo. Había vencido en Daegu y en Londres, pero también en el campeonato de Europa de pista cubierta del 2009 y en el campeonato del mundo de pista cubierta del 2010. Su estrategia se basó siempre en mantener una correcta distribución de energías con una primera vuelta en la mitad del grupo hacia atrás y una segunda en la que progresaba. Estrategia que también emplean atletas rusos como Borzakovskiy y su compañera Poistogova, lo que demostraría que hay órdenes por parte de los entrenadores rusos de correr siempre así. Esta vez empleó esa táctica, pero su cambio final no le permitió superar a la keniana Sum. El bronce lo disputaron Montaño y Martínez. La temporada ha estado dominada por la mujer de la flor en el pelo, pero en esta ocasión se llevó la medalla Martínez. La curiosidad hace que dos atletas que tradicionalmente se dedicaban más al 1.500 (Sum y Martínez) se llevaran dos de los tres metales que estaban en disputa. Las norteamericanas cerraron el equipo con la joven júnior Ajee Wilson, que pulverizó el récord norteamericano de Mary Cain al correr en 1:58.21. La joven promesa, que ya fue campeona del mundo júnior en Barcelona el año pasado, decidió este año no ir a la universidad para quedarse con el entrenador de toda la vida, y parece que la continuidad en el entrenamiento le ha ido bien.
Será interesante ver el 800 de Estocolmo (Suecia), donde tienen previsto correr Montaño y la campeona del mundo de 1.500, la sueca Aregawi.
Jamaica hizo buenos los pronósticos y venció con claridad un duelo entre las dos potencias de la velocidad que cada vez es más descafeinado. Jamaica ya había demostrado su poderío en el 100 al colocar a cuatro hombres en la final, y por si fuera poco tenía un seguro de vida en la última posta por si algún cambio de sus compañeros fallaba. Desde Pekín 2008 no hay color, individualmente son superiores pero además los norteamericanos acumulan desastre tras desastre en todos los campeonatos. En esta ocasión fue el último cambio el que estuvo a punto de acabar en descalificación. Justin Gatlin invadió la calle de Jamaica, pero el equipo isleño no prostestó y eso permitió a EE. UU. conservar su metal. El registro final de Jamaica fue de 37.36 y los norteamericanos de quedaron en 37.66. Para el tercer puesto había varios candidatos que prometían igualdad. En un principio el bronce fue británico, pero una descalificación hizo que pasaran a ser los canadienses los terceros gracias a un registro de 37.92. Curiosamente, Canadá fue descalificado en Londres después de haber llegado tercero. España quedó cuarto en su semifinal con 38.46, segunda vez que se baja de 39 segundos en esta temporada y récord nacional.
Las tres favoritas cumplieron los pronósticos pero lo que falló fue el orden. Obergfoll y Abakomova eran las dos grandes favoritas para luchar por el oro. La alemana se había mostrado intratable a lo largo de toda la temporada y acumulaba una sola derrota. (había vencido en siete de las ocho competiciones previas al mundial). Su rival, la rusa Abakumova, deslumbró con un lanzamiento superior a los 69 metros en la clasificación, pero en la final se tuvo que conformar con un tiro de 65.09 que le dio la medalla de bronce, que se suma a la de su marido Tarabin, también del mismo metal. La victoria la consiguió la alemana gracias a un segundo tiro de 69.05, marca que fue inalcanzable para sus rivales. La plata fue para la australiana Mickle con 66.60. Es una atleta que se ha mostrado muy regular durante toda la temporada y era junto la alemana Stahl una firme candidata a luchar por el bronce, pero finalmente se llevó una excelente plata por delante de la favorita local. Obergfoll acumula un extenso currículum que la coloca entre las tres mejores lanzadoras del siglo. Tenía dos medallas olímpicas, dos medallas mundialistas y dos medallas europeas, pero ninguna de ellas había sido oro. Hoy por primera vez hizo sonar el himno alemán en su honor en un gran campeonato. Con el de hoy tiene dos platas mundialistas y ahora un oro. El regreso de Spotakova, para el año que viene, promete emociones interesantes en el campeonato de Europa de Zúrich. El lanzamiento de jabalina femenino, a excepción de Mickle y Viljoen, es una prueba evidentemente europea.
EE. UU. se postulaba favorito, sobre todo después de lograr colocar a cuatro de sus velocistas en la final del 100, pero para la final tuvieron que contar con la baja de Jeter, su mejor atleta. Jamaica perdió a Campbell-Brown los días previos al campeonato, pero contaba con una atleta de mucho nivel como era Fraser-Pryce. La prueba transcurrió igualada hasta que EE. UU. se equivocó en el cambio de testigo. En esta ocasión fue en el segundo cambio entre y Anderson y Gardner. La campeona de EE. UU. arrancó antes de tiempo y tuvo que pararse antes del final de zona para no salirse. Una vez perdidos muchos metros tuvieron que remontar hasta que consiguieron la tercera posición en meta con 42.75, pero la posterior descalificación de Francia, que había llegado segundo, le permitió conseguir una plata que ni de lejos se podía predecir a falta de 200 metros. Jamaica brilló en el Estadio Luzhniki y paró el crono en 41.29, el segundo mejor registro de toda la historia y récord nacional. La descalificación de Francia le dio el bronce a las británicas. Curiosamente, su compañeros entraron terceros en meta pero fueron descalificados y perdieron el bronce.
* Óscar Fernández Villar.
– Fotos: AFP – Christophe Karaba (EFE) – Denis Balibouse (Reuters)
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