“Sign him up, sign him up”, este es el cántico de moda en Stamford Bridge desde que se empezó a rumorear la no renovación de uno de sus hijos pródigos. Frank Lampard, tras 12 temporadas como blue, acaba contrato y dispone de plena libertad para decidir su futuro tras vérsele negada la oportunidad de retirarse en el que ha sido el club de su vida, por el que todo lo ha dado. Adoptado del West Ham, el pasado hammer de Lampard nunca significó un obstáculo para que llegara a convertirse en lo que es y representa, toda una institución en el Chelsea. Entrega, compromiso y liderazgo han sido los ingredientes que le han llevado al triunfo dentro del vestuario y a ojos de la afición. Sobre el césped, por calidad futbolística, Lamps siempre ha terminado cayendo en el once titular por su propio peso.
Sus números hablan por sí solos. 592 son las ocasiones en las que ha vestido la camiseta blue, 199 los goles que ha celebrado y que le sitúan como segundo máximo goleador de la historia del Chelsea, tan solo a 3 de Bobby Tambling , y 12 los títulos que ha conseguido, tan solo el Mundial de Clubes es la competición que se le resiste. Y a título individual tampoco se queda corto: mejor jugador de la Premier League en dos ocasiones (2004-2005 y 2005-2006), considerado mejor jugador Premier de la década 2000-2009 y segundo en la votación del FIFA World Player y Balón de Oro en el 2005, el que fue su gran año.
Jugador box to box por excelencia, Frankie Lampard, pese haber ido perdiendo potencia y velocidad en sus piernas con el paso de los años, ha sabido reinventarse a lo largo de su carrera. De puro vértigo, cuando arrancaba con el balón en los pies para liderar el ataque blue en sus mejores años daba la sensación que el rival sería atropellado por un vendaval, actualmente ha evolucionado a un mediocentro más pausado y selectivo que tiene en la veteranía su mejor arma. Lo que sin duda no ha cambiado es su tremendo golpeo desde media y larga distancia, latigazos teledirigidos marca de la casa lejos del alcance de los guardametas. Con la temporada actual, son diez las que lleva el dueño de la elástica número ‘8’ consiguiendo atravesar la línea de gol en 10 o más ocasiones.
La importancia de Frank Lampard Jr. en la Premier League traspasa las fronteras del simple juego. Hijo de otro Frank Lampard, mito viviente del West Ham de los ’70 y ’80, su nombre no se hace extraño a los aficionados al fútbol. Además, por parte de madre el apellido Redknapp también tiene algo que ver en la vocación final del pequeño Frankie. Su padre y Harry Redknapp compartieron vestuario en Upton Park durante más de una década, y cosas de la vida, fueron ellos dos, como primer y segundo entrenador, quienes hicieron debutar a Lampard con el equipo de sus amores en 1995. Con su tío en el banquillo y su padre asistiéndole, Frank empezó a crecer como jugador haciéndose un hueco cada vez más importante en el equipo y comenzó a destacar por su capacidad física incansable y el potente disparo y visión de juego, aptitudes que llamaron la atención de un Chelsea pre-Abramovich en construcción. En palabras de su primo Jamie Redknapp, comentarista de Sky Sports y exjugador del Liverpool entre otros: “Si construyera un jugador robot, Frank sería mi prototipo: grande, fuerte, potente, atlético y goleador”.
Sin embargo, lejos de convertirse en la leyenda viviente que es Paul Scholes en el Manchester United, Lampard ve cómo es forzado a hacer las maletas. Ahora, con 34 años, es la afición la que pide a gritos su renovación y ve como injustas las formas con las que el equipo blue agradece los servicios a una de sus mayores figuras. Ranieri, Mourinho, Grant, Hiddink, Ancelotti, Villas-Boas, Di Matteo y Benítez, todos ellos han pasado con más o menos gloria por el banquillo de Stamford Bridge, pero si hay un denominador común en todos es el no ser capaces de ponerse en el bolsillo al vestuario blue al completo. Ocurre que en la sala más sagrada para todo jugador, en la del Chelsea concretamente, quienes mandan son Lampard y el capitán Terry, los que fueran los mejores en su posición en su mejor época, columna vertebral del equipo y los que con todas sus fuerzas pretenden seguir con el romanticismo de la vieja escuela en The Bridge. Enfrente, Roman Abramovich parece dispuesto a seguir con su estrategia de conseguir, a golpe de talonario, un equipo campeón y que juegue bien al fútbol de la noche a la mañana, un álbum de cromos vistoso en el que el valor sentimental de ellos dos es lo de menos.
* Sergi Besa y Marc Terrés son estudiantes y aprendices. En la web: elfutbolsegunvin.wordpress.com
– Fotos: Reuters
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