"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Su nombre está escrito con letras de oro en la historia del fútbol en Australia junto con Mark Viduka, Harry Kewell, John Kosmina o Joe Marston, y la Federación Internacional de Fútbol y Estadísitca del Fútbol (IFFHS) le eligió en el segundo lugar de mejores jugadores del siglo XX en Oceanía. Después de brillar en su país dio el salto al viejo continente y jugó en las ligas belga, inglesa y francesa con diferentes sensaciones. Nacido el 5 de septiembre de 1964 en Darwin (Australia), se desempeñaba como delantero y fue un excelente rematador. Futbolista ágil y escurridizo, era un buen cabeceador, disparaba con precisión con ambas piernas y gozaba de gran oportunismo en el área.
Criado en Papúa Nueva Guinea, donde se trasladó con su familia cuando tenía dos años, empezó a jugar al fútbol a su vuelta a Australia en 1974. Con el Instituto de Deporte de Australia se dio a conocer en 1982 y un año después se fue al Canberra Arrows, en el que debutó en la Liga Nacional de Fútbol. Sus goles dieron la vuelta al país y en los años sucesivos jugó en el Sydney City y el Marconi Stallions. Con el conjunto de Sídney obtuvo la copa en 1986 tras derrotar al Adelaida City y con los Stallions ganó la liga en 1988 después de superar al Sydney United. Al igual que el curso anterior, Farina fue elegido mejor jugador del torneo y se proclamó máximo realizador de la competición con 16 goles. Declarado mejor jugador del año en Oceanía en 1988, estaba listo para dar el salto a Europa y el destino fue el Brujas. Dirigidos por el neerlandés Henk Houwaart, el cuadro belga contaba en su plantilla con Frankie Van Der Elst, Jan Ceulemans, Pascal Plovie, Marc Degryse o el danés Kenneth Brylle Larsen. En la campaña de su estreno tardó un tiempo en adaptarse y su bagaje fue de 19 partidos y 6 goles entre todas las competiciones. El equipo Blauw-Zwart terminó en cuarto lugar y se clasificó para la Copa de la UEFA.
La temporada siguiente fue la de su explosión: ganó el trofeo de mejor artillero de la liga belga con 24 goles y el Brujas levantó el trofeo de campeón por delante de Anderlecht y Malinas. En la UEFA pasaron en la primera ronda ante el Twente con una diana del australiano y a continuación fueron eliminados por el Rapid de Viena en dieciseisavos. Dada su condición de campeón liguero, el Brujas jugó la Supercopa de Bélgica frente a Lierse, al que superó en la tanda de penaltis (7-6). Su tercera temporada en Bélgica no fue tan extraordinaria como la segunda, pero sus 14 goles sirvieron para alzar la copa contra el Malinas con un tanto suyo y para revalidar la Supercopa ante el Anderlecht de nuevo en la tanda de penaltis. Mientras, en la Copa de Europa dejaron en el camino al Lillestrøm noruego, pero en octavos se enfrentaron al Milán. En la ida, en San Siro, sacaron un gran empate a cero, pero en el choque celebrado en el Jan Braydel un solitario gol de Carbone les apeó del máximo torneo continental. Las ofertas empezaron a llegar y en 1991 se fue al calcio para firmar por el Bari, que pagó 3 millones de dólares por su traspaso. Las cosas no le salieron bien y solo participó en ocho partidos, siendo cedido en invierno al Notts County inglés. Allí la situación no mejoró y al regresar la escuadra italiana le vendió al Estrasburgo. En tierras francesas volvió a recuperar la confianza y en dos cursos con el equipo francés marcó 14 goles en 47 partidos. El curso 1994-1995 perteneció al Lille, en el que perforó las mallas rivales en seis ocasiones y posteriormente regresó a su país. Fichó por el Brisbane Strikers y tras un año compaginó la labor de técnico con la de jugador. En la campaña 1996-1997 obtuvieron el título liguero al vencer en la final al Sydney United por 2-0, el primero de los goles obra de Farina. Puso fin a su carrera en las filas del Marconi Stallions en 1999, donde se alineó en dos ocasiones cuando tenía 35 años.
Con la selección australiana disputó 67 encuentros y anotó 14 goles en once años. Anteriormente, con el equipo sub-20 participó en el Mundial de 1983 tras vencer en el torneo oceánico. Logró un gol, pero fue insuficiente para que pasaran de la primera fase. Con la absoluta debutó en un amistoso frente a China el 3 de noviembre de 1984 en el que cayeron por 3-2. Un año más tarde iniciaron la fase de clasificación para el Mundial de México en 1986. En un grupo con Israel, Nueva Zelanda y Taiwán obtuvieron cuatro triunfos y dos empates y lideraron la clasificación, teniendo que disputar una eliminatoria frente a Escocia por el billete definitivo. En la ida no contó para el enetrandor Frank Arok y cayeron por 2-0. En la vuelta solo jugó los últimos catorce minutos en un duelo en el que no Australia no consiguió levantar la eliminatoria (0-0), quedándose sin Copa del Mundo. En 1987 volvió a tener otro episodio amargo con el equipo nacional en la Copa Presidente. Marcó tres goles y ayudó al conjunto australiano a derrotar a Marruecos, Chile, Corea del Sur y Egipto en su camino hacia la final. En ella se vieron las caras de nuevo con los coreanos, que se impusieron en la tanda de penaltis. Farina erró su lanzamiento y fue clave para perderla por 5-4.
Cinco meses después comenzó la claificación para los Juegos Olímpicos de Seúl. Los Socceroos, con cinco dianas de Farina, se deshicieron de todos sus contrincantes y se ganaron un pasaporte para el torneo olímpico. Quedaron emparejados con Brasil, Yugoslavia y Nigeria en una dura liguilla. En el estreno lograron el triunfo por la mínima con una diana del delantero de Darwin ante Yugoslavia, en la segunda jornada repitieron victoria por 1-3 frente a los africanos y en la lucha por ser el líder del grupo un triplete de Romario les dejó sin el primer puesto. En cuartos, una poderosa selección soviética con Kharin, Mikhailichenko, Dobrovolski o Gorlukovich, que posteriormente obtuvo el oro, les supero cómodamente por 3-0.
Ese mismo año Australia organizó la Copa Oro del Bicentenario en recuerdo a la primera flota que llegó a Port Jackson comandada por el Capitán británico Arthur Phillip en 1788. Participaron Brasil, Argentina y Arabia Saudí, además de los australianos, en un torneo en forma de liguilla y final. Romario les aguó el debut otra vez y en el segundo partido Farina lideró al cuadro oceánico con dos tantos para vencer a los árabes. El puesto en la final debían jugárselo contra una Argentina que disponía de Ruggeri, Simeone, Aquino, Batista o Islas. Apoyados por 20.000 personas en Sídney, cuajaron una enorme actuación y endosaron un 4-1 al equipo albiceleste. En la final, Romario y Müller les dejaron sin posibilidad de llevarse el título.
Farina siguió con su carrera en Europa y sus apariciones con el combinado nacional se limitaron a encuentros de carácter oficial. Por segunda vez intentó la clasificación para un mundial, esta vez el celebrado en Italia en 1990, y la historia se repitió. Israel fue la mejor en la liguilla de Oceanía y ni siquiera llegaron a la repesca intercontinental por una plaza. La última oportunidad tuvo lugar para la Copa del Mundo de 1994. En una durísima calificación se mostraron como el mejor equipo de su zona al superar claramente a Nueva Zelanda por un global de 4-0. Luego disputaron el primer playoff ante Canadá, donde los penaltis les dieron el pase después de que ambos cuadros hubiesen ganado en su casa por 2-1. El obstáculo final era una repesca frente a una Argentina con Maradona, Redondo, Batistuta, Goycochea o Chamot. Farina se perdió el choque en Sídney, donde empataron a uno, quedando todo pendiente para la vuelta. En el Monumental de Buenos Aires el defensa australiano Tobin marcó en propia puerta y las esperanzas de Farina de jugar un mundial se diluyeron. Se despidió del equipo nacional en 1995 en un partido frente a Ghana cuyo marcador reflejó un 2-1 para los australianos.
Su faceta única como técnico la inició dirigiendo a la selección australiana a partir de 1999. Después de varios encuentros amistosos viajaron a su primer gran torneo, la Copa de Naciones de Oceanía del año 2000. Imbatidos, levantaron el trofeo y con ello lograron la clasificación para la Copa Confederaciones de 2001. En la competición, con sede en Corea del Sur y Japón, tuvieron una magnífica actuación y tras quedar segundos en un grupo en el que dejaron fuera a los coreanos y México, perdieron frente a Japón en semifinales y ganaron a Brasil en la final de consolación, obteniendo un brillante tercer lugar. En 2001 siguió la misma tónica. En Oceanía seguían con su hegemonía, pero de nuevo el playoff frente a una selección sudamericana les dejó sin billete. Uruguay se cruzó en su camino y a pesar de llevar una renta de 1-0 a Montevideo, los charrúas dieron la vuelta a la eliminatoria y consiguieron el triunfo por 3-0. Los resultados continuaron siendo negativos y en la Copa de Oceanía, después de cuatro torneos consecutivos, cayeron ante Nueva Zelanda en la final por 1-0. Dos años más tarde recuperaron el trono frente a las Islas Salomón y asistieron de nuevo a otra Copa Confederaciones. Viajaron a Alemania con el pensamiento de repetir la participación de 2001, pero resultó muy diferente. Con cero puntos y sin ninguna victoria, hicieron las maletas y Farina, de mutuo acuerdo con la federación, dejó el puesto de seleccionador. Firmó en 2006 por el Brisbane Roar FC donde permaneció tres temporadas. Un tercer lugar en la Hyundai A-League del curso 2008-2009 fue su mayor éxito hasta que fue cazado conduciendo en estado de embriaguez, siendo fulminantemente despedido por ello. De febrero de 2011 a noviembre de 2012 fue seleccionador de Papúa Nueva Guinea y en la actualidad se sienta en el banquillo del Sydney FC.
* Alberto Cosín.
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