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A fuego lento, madurando muy lentamente. Portillo siempre apareció sin peso específico en el Málaga. Guadianés de nacimiento futbolístico, sus cualidades técnicas eran evidentes sin ser un portento físico ni tener el gesto técnico-visual de Isco. El aficionado de La Rosaleda observaba algo en el jugador y, por fin, le ha llegado su momento. Tiene talento, un talento difícil de pulir, pero especial. Algo tan complejo como básico: sentido para jugar.
FICHA TÉCNICA
Liviano, que no del todo frágil, tal y como apuntan certeramente su estatura y peso. Sin un cuerpo robusto ni un tren inferior demasiado pronunciado, Portillo se apoya en su técnica depurada para librarse de los rivales. Hay voces que apuntan a que su capacidad aeróbica no es suficiente para cubrir los 90 minutos, pero aparenta ser un problema más de desgaste mental que físico. En primer lugar, porque el jugador es muy dinámico y ofrece líneas de pase muy continuas -toco y me voy; toco y me quedo-, habitualmente en horizontal. Esta situación, además por supuesto de su físico innato, hace que se desgaste por continuo ofrecimiento para jugar. Cuestión de madurez como jugador y de selección de momentos -las zonas las domina muy bien- para aparecer. Probablemente sea el jugador del Málaga que toque el balón con más frecuencia y menos toques cuando el fútbol elaborado del conjunto de Pellegrini supera el inicio (Camacho/Toulalan). Su gesto técnico es notable, muy fluido. Por tanto, su desborde, sin ser brillante, resulta eminentemente técnico por sus escasas capacidades atléticas.
Pellegrini ya le ha probado en el lugar que Cazorla jugó el final de temporada pasada. Junto al destructor -en este caso, Camacho-, pero en funciones de interior. Protegido al otro lado por Eliseu, que bascula más y pesa más físicamente en el juego. Es una opción atractiva en tanto el Málaga suma un activo al juego posicional y no deja de tener presencia en las bandas, donde los laterales fijan muy, muy a menudo como extremos. A su técnica individual hay que sumar la técnica colectiva. No debemos decir que es del todo versátil porque, realmente, Portillo no hace demasiadas cosas distintas, pero hace -con algún matiz- lo mismo en cada parcela distinta que ocupa. Ofrecerse, tocar y tener en la cabeza la mejor opción. Tener el sentido del espacio. Y con esto aparecen de la mano numerosas virtudes: un gol desde segunda línea, un desmarque final -si adelanta su posición- o la capacidad de dar el último pase. Su posición más natural en el Málaga es partiendo desde la derecha en ese 4-4-2 superocupado de Pellegrini. La presencia en el rombo como ayudante del ‘5’ -consecuencia de la baja de Toulalan- parece transitoria, pues merma la transición y no aparenta que Pellegrini vaya a editar su esquema para Portillo. Además, su posición natural le invita a arriesgar pases, aspecto que aún no ha corregido para jugar más retrasado y que supo administrar Cazorla la temporada pasada con inicios horizontales sencillos y desplazamientos largos, tal vez otro debe -entre las numerosas virtudes- de Portillo: levantar la cabeza veinte metros más allá de su situación.
* Fran Alameda es periodista. En Twitter: @Fran_Alameda
– Fotos: Málaga C. F.
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