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Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé. Así comienza el archiconocido himno francés, un canto nacional y glorioso que apela a un pueblo victorioso. Sin embargo, los días de gloria para la selección francesa de fútbol hace tiempo que ya pasaron. La generación Zidane marcó sin duda una época: primero tumbando a la todopoderosa Brasil en Francia’98 y dos años después dominando el continente en la Eurocopa de Bélgica y los Países Bajos, tras vencer a Italia en la final. Jugadores como Desailly, Blanc, Thuram, Vieira, Deschamps, Barthez, un joven Henry o el propio Zizou marcaron una época exitosa muy difícil de repetir.
Incluso en el Mundial de Alemania’06, los veteranos de esta generación dorada estuvieron a once metros de la gloria. Pero esta vez Italia rubricó la vendetta en la tanda de penaltis. Y se podría decir que allí terminó todo. Se retiraron las grandes estrellas, otras dejaron la selección y el barco se hundió tocando fondo. Con Domenech al mando, de forma consecutiva en 2008 y 2010, les bleus fueron incapaces de ganar un solo partido en la Eurocopa y el mundial. Los tiempos de gloria se habían ido y en la Euro 2012, con Blanc como técnico, se inició la transición.
Pero el banquillo francés quema y mucho. Y de un miembro de la generación Zidane, el testigo pasó a otro. Didier Deschamps se convirtió en seleccionador francés en julio de 2012 con el primer objetivo de llevar a Francia al Mundial de Brasil 2014. A falta del duelo contra Finlandia, ya tiene asegurada la repesca y depende de una debacle española para ser primero de grupo. Así que una vez más los franceses se lo jugarán a cara o cruz. Sin embargo, la 25ª posición que ocupa Francia en el Ranking FIFA y su poco convincente juego son lastres demasiado grandes para la voraz prensa francesa, que exige a les bleus volver a lo más alto.
Los problemas con los que se enfrenta el técnico galo son los siguientes:
Hasta ahora el once que más ha utilizado y que parece tener en mente Deschamps es el siguiente:
Tan solo hay tres cosas claras: Lloris es el capitán del equipo, Ribery y Valbuena son los encargados de llevar la batuta del juego en cualquier sistema táctico y, por último, Matuidi y Pogba parecen ser fijos en el mediocentro pese a los continuos cambios en la formación. Seguramente Varane se terminará consolidando como el mariscal de la zaga, y si Benzema encuentra el gol, será indiscutible. Pero estas posiciones no tienen dueño fijo y la irrupción de jóvenes promesas hace que la competitividad por un puesto como titular aumente.
A la hora de la verdad Deschamps sorprendió a todos y apostó por un 4-4-2 con dos puntas arriba y con dos mediocentros de músculo. De hecho, a excepción del partido de España, ese ha sido el sistema utilizado en los últimos tres partidos de clasificación para el mundial. Los resultados han sido engañosos, dos victorias ante Georgia (3-1) y Bielorrusia (2-4) y un empate (0-0) en Tiflis que les alejó de la primera plaza del grupo. Aunque han sacado buenos resultados, han tenido fases horribles en los partidos, como la primera parte en Minsk o el partido en Georgi,a donde no fueron capaces de marcar estando obligados a ello.
Cuando un equipo no marca, el principal culpable es el delantero, en este caso Karim Benzema. El jugador del Real Madrid no marca con el combinado nacional desde junio del 2012, cuando marcó un doblete en un amistoso contra Estonia. Eso significa dos cosas: ser carne para los periódicos y diana para los pitos y burlas de los aficionados. La presión le está pudiendo y las pocas ocasiones que tiene no las consigue materializar. Para explicar qué es lo que aporta al equipo y lo que el conjunto necesita de él, mejor leer lo que dijo en rueda de prensa previa al amistoso contra Australia: “Hay varios tipos de nueve. Los hay que no marcan, pero que aportan otras cosas. Yo estoy en ese grupo. No tengo en mente marcar, tengo en mente que mi equipo gane. Y si marco, todavía mejor. Aunque claro que debo ver puerta, no le vas a pedir a un delantero que haga el trabajo de un mediocentro”. El problema de Benzema es que se aleja del área. Su gran habilidad técnica hace que quiera colaborar más en la creación del juego, abandonando las zonas de remate y dejando el área despoblada. Quizás, junto a Giroud en punta pueda aportar más que cuando juega como única referencia. Deschamps lo sabe, pero parece que ya se ha cansado de intentar sacar rendimiento a Karim delante y que Giroud –en muy buena forma– le ha quitado el puesto como delantero centro.
El triunfo francés en el Mundial sub-20 y en el Campeonato de Europa sub-19 deja claro que la generación que viene es de gran nivel. Algunos de sus integrantes ya han debutado con les bleus, mientras que otros jugadores que están brillando en Ligue 1 pueden hacerse su hueco.
Ssi hemos necesitado todo este espacio para explicar qué le pasa a Francia, es obvio que para Deschamps sea un complejo rompecabezas. Pero por ello se caracteriza por ser un ganador nato, por no rendirse nunca y por hacer competir a sus jugadores hasta el último vestigio de esperanza. Y ese suspiro victorioso es lo que quiere llevar a les bleus para encontrar de nuevo los días de gloria que la selección alcanzó. Y así, con orgullo, vengarlos o seguir su camino, como concluye la marsellesa: Nous aurons le sublime orgueil. De les venger ou de les suivre !
* Marc Pons es periodista.
– Foto: Franck Fife (AFP) – FEP/FFF
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