1.- Los interrogantes que dejó sembrados el Chelsea siguen ahí. Equipos como el Spartak o el Granada repitieron las preguntas y no digamos el Celtic en el Camp Nou. En los tres casos logró el Barça encontrar los pasillos a la victoria. Finalmente, en Glasgow los pasillos estaban escondidos dentro de un jeroglífico que encerraba un enigma dentro de un misterio, así que ni toneladas de pacientes movimientos lograron despejar las preguntas.
2.- En realidad, el cuestionario pendiente es muy simple y tan antiguo como el fútbol. Se trata de un juego que puedes practicar de muy distintas maneras y todas ellas son igualmente capaces de llevarte a una victoria. Simplemente, tu eliges la que consideras más adecuada para alcanzar ese triunfo. No hay modos de jugar superiores a otros en el plano moral y todos son perfectamente legítimos mientras no incumplan el reglamento. En ocasiones se enfrentan opciones parecidas; en otros casos, opciones extremadamente opuestas, como en los casos que cito. Un equipo cree que puede vencer desde el repliegue intensivo, el contragolpe y las acciones a balón parado y otro, desde la vía contraria.
3.- El cuestionario que al Barça le quedó pendiente en aquella semifinal contra el Chelsea plantea cómo encontrar espacios minúsculos en una muralla triplemente fortificada. Me refiero a esos partidos contra el Chelsea porque fueron paradigmáticos de este modo de jugar agazapado para golpear. Antes y después de aquello, el Barça se ha enfrentado a docenas de equipo que presentaron el mismo plan y les salió mal. Pero de vez en cuando llega uno que cierra bien todas las puertas y entonces ocurre lo de Celtic Park, donde Forster se ha vuelto a ganar el estrellato.
4.- Al Barça le han bastado dos errores para perder el partido del 125 aniversario del equipo irlandés de Glasgow. El del marcaje zonal a la salida de un corner, donde el bestial Wanyama le ha sacado cuatro cabezas a Jordi Alba; y el del despeje fallido de Xavi cerca de la campana, que ha dejado a Watt solo ante Valdés. Contra esos dos errores no ha bastado la receta habitual, pese a que los dos protagonistas de dicos fallos han sido algunos de los más inspirados de la noche.
5.- Xavi en especial, protagonista de un primer tiempo sensacional en el balcón del área. Ya había ocurrido antes del primer gol escocés, pero sucedió especialmente a partir del 1-0: el Barça se plantó en la media luna del área de Forster y allí Iniesta y Xavi balancearon al equipo, meciéndolo de un costado a otro en busca de la rendija por la que entrar. Equipos como el Milan ya regalaron las bandas mucho antes para cerrar por dentro (y con buen resultado). El Celtic hizo lo mismo, pero con mayúsculas.
6.- Dos líneas muy pegadas entre sí: cinco defensas atrás, cuatro delante, laterales por dentro vigilando a Pedro y Alexis, bandas regaladas a Jordi Alba y Alves y todo el equipo escocés basculando armónicamente al son de Xavi, de nuevo en modo 2011, cuando mandaba de verdad. Aprovechamiento desigual de los costados: casi siempre con inteligencia Alba, buscando la profundidad para servir hacia atrás; casi siempre desperdiciado Alves, indeciso e inerte, sin el acierto de otros años más felices.
7.- Celtic Bus con sus centrales cerrando de maravilla pese al trabajo excelente de Alexis en la punta, tan buen barrendero de la zona como piscinero ridículo. En busca de respuestas, Messi a la banda derecha, fórmula que tampoco se ha mostrado resolutiva frente a ese conjunto agazapado hasta enrocarse con negras y enroscarse como un ovillo sobre sí mismo, Forster en todas las salsas, manos, manoplas, postes y despejes.
8.- El partido ha sido un martillo pilón picando piedra sin parar en busca de esa grieta que no ha surgido. Es indiscutible que ni Mascherano cierra como Puyol, ni Bartra es todavía Piqué, ni Alves alcanza ahora a Montoya, ni Song entiende el idioma que habla este Barça. Pero siendo cierto y relevante, encontrar las salida del jeroglífico no estaba en sus manos, sino en las mejores posibles: Xavi, Iniesta, Messi, Pedro y después Villa y Cesc y entre todos ellos no consiguieron encontrar la salida del laberinto.
9.- Vean estas cifras rematadoras del Barça:
10.- El Barça juega a esto. Es su idea y su elección. A veces pierde partidos puntuales, no muchos por cierto, pero desde su propuesta ha conseguido convivir de manera permanente con el éxito. Lo hacen todos sus equipos: hoy mismo, el Juvenil A que dominaba claramente en las NextGen Series, la Champions de menores, ha perdido en casa 1-4 ante el Tottenham, la mayoría de goles encajados en contragolpes. El Barça podría elegir cambiar de idea, planes B, chutar desde fuera del área, centrar balones a un cabeceador alto y mil cosas más, pero probablemente entonces necesitaría otros jugadores y le sobrarían los principales de ahora.
11.- Si el equipo no cambia de idea no es por fidelidad, sino por convencimiento en su eficacia. Porque cree que por esta vía ganará la mayoría de los partidos, lo que está bastante bien avalado, del mismo modo que al Celtic le avala defenderse con triple muralla y al Chelsea le sirvió, legítimamente, para conquistar la Copa de Europa.
y 12.- En realidad, aquellos interrogantes del Chelsea sí tienen respuesta. La respuesta es que uno puede saber perfectamente cómo vencer, pero esto no significa necesariamente que vaya a vencer porque basta un pequeño detalle para encajar un gol o para rematar a la madera. Si estás convencido que este modo de jugar es el más conveniente para tus características, corrige los errores y sigue tu camino.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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